Ningún hecho político puede ser juzgado fuera de la época y
las circunstancias en que tuvo lugar. Nadie conoce siquiera el uno por ciento
de la fabulosa historia del hombre; pero gracias a ella, conocemos sucesos que
rebasan los límites de lo imaginable.
Con esas ideas en la mente, disfruté las horas que dediqué
al desfile más organizado y marcial que pude imaginar nunca, protagonizado por
hombres formados en las universidades militares rusas.
Los yankis y los ejércitos sanguinarios de la OTAN seguramente no podían
imaginarse que los crímenes cometidos en Afganistán, Iraq y Libia; los ataques
a Pakistán y Siria; las amenazas contra Irán y otros países del Medio Oriente;
las bases militares en América Latina, África y Asia; podrían llevarse a cabo
con absoluta impunidad, sin que el mundo tomara conciencia de la insólita y
descabellada amenaza.
¡Qué pronto se olvidan los imperios de las lecciones de la
historia!
La técnica militar exhibida en Moscú el 9 de mayo, mostraba
la impresionante capacidad de la Federación Rusa para ofrecer respuesta adecuada y
variable a los más sofisticados medios convencionales y nucleares del
imperialismo.
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