Científicos de China, país considerado el mayor emisor
mundial de dióxido de carbono, crearán un sistema independiente del usado en
países desarrollados para medir las emisiones nacionales de gases de efecto
invernadero, destacó un representante académico del país a través de la prensa
oficial.
De acuerdo con el vicepresidente de la estatal Academia
China de Ciencias (CAS), Ding Zhongli, "decidir los factores de emisión
por nosotros mismos, en lugar de usar los de los países desarrollados, evitará
que nuestras estadísticas de CO2 (principal gas causante del efecto
invernadero) estén infladas".
En declaraciones a la agencia Xinhua, Ding señaló que, con
el nuevo sistema, "el país sabrá exactamente cuántos gases de efecto
invernadero emite", lo que le brindará "más argumentos sólidos"
para lidiar en las negociaciones internacionales.
Ding no dio muchos detalles técnicos sobre el sistema, que
según el académico está siendo desarrollado por la CAS , aunque subrayó que, por
ejemplo, a través del mismo se medirán tanto las emisiones naturales como las
producidas por la actividad humana, incluyendo sectores altamente contaminantes
como las fábricas de cemento o la ganadería.
Además, China creará un sistema para controlar la
concentración de dióxido de carbono en la atmósfera a través de sensores
remotos vía satélite, entre otros métodos, indicó.
El experto afirmó que los sistemas usados hasta ahora
"pueden producir errores de cálculo", sobre todo en lo que respecta
al uso del carbón como fuente de energía en China, ya que, de acuerdo con Ding,
la tecnología de la industria térmica del país asiático es diferente a la
occidental pero se mide con estándares occidentales.
Pekín defendió en Durban, como en anteriores cumbres, una
continuación del Protocolo de Kioto, que establece obligaciones de reducción de
emisiones sólo para los países desarrollados, por lo que China y otras naciones
emergentes no están incluidas.
A este respecto, Pekín abandera el principio de
"responsabilidades comunes pero diferenciadas", según el cual a los
países desarrollados se les ha de imponer una cifra obligada de emisiones (de
entre el 25 y el 40 por ciento para 2020, con respecto a las cifras de 1990)
mientras que las naciones en desarrollo han de luchar "de acuerdo con sus
condiciones", sin obligaciones externas.
China ha prometido desde 2009 mejorar entre un 40 y
un 45 por ciento sus emisiones de dióxido de carbono por unidad de PIB en 2020
con respecto a sus cifras de 2005, lo que podría no significar una reducción de
sus emisiones en términos absolutos, pero sí relativos.
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