miércoles, 14 de diciembre de 2011

Detectadas plagas resistentes al insecticida de un maíz transgénico


Dejando a un lado las reticencias de la población hacia los alimentos transgénicos, los expertos llevan tiempo advirtiendo de que estos cultivos sí presentan un riesgo real fundamentado en el conocimiento científico. Los plaguicidas biológicos que llevan incorporados estas semillas, del mismo modo que cualquier otro insecticida, pueden seleccionar variantes de las plagas que sean inmunes a estos productos, lo que anula el propósito original de la modificación genética y dificulta aún más la lucha contra las plagas. Y según acaba de revelar un informe de la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU (EPA), parece que esto ya está ocurriendo.
El documento de la EPA analiza "múltiples informes de daño inesperado en maíz CryBb1". Este galimatías es el nombre de una proteína bacteriana con efecto insecticida cuyo gen está insertado en el maíz MON 863 del gigante agrobiotecnológico Monsanto. La planta utiliza este gen implantado para producir la proteína bacteriana que es letal para el gusano del maíz, una larva de escarabajo que se alimenta de las raíces de este cultivo.
Los expertos de la EPA examinaron las alertas de cultivos dañados y concluyeron que "se sospecha resistencia en al menos algunas regiones de cuatro estados", concretamente en Iowa, Illinois, Minne-sota y Nebraska. La EPA recomienda que se implemente un "plan adecuado de remediación", consistente en emplear "insecticidas convencionales" y "métodos alternativos de control para impedir el establecimiento de insectos resistentes". La agencia federal propina un serio zurriagazo a la compañía biotecnológica al afirmar que "el programa de monitorización de resistencias [de Monsanto] es inadecuado [...], incluyendo las respuestas a revisiones previas realizadas por la agencia [EPA]".



Vender la soluciones
La compañía ha replicado poniendo en duda las conclusiones de la EPA. El portavoz de Monsanto en St. Louis, Lee Quarles, dijo a Bloomberg que toman el informe de la agencia "en serio", pero que no hay confirmación científica de las resistencias. Entre las medidas que recomienda Monsanto para "llevar la delantera al insecto" está rotar los cultivos de maíz con soja, pero también otra solución para engrosar aún más las arcas de la empresa: cambiar al maíz SmartStax, otra variedad de Monsanto que lleva no una, sino dos toxinas contra el gusano.
Por su parte, la EPA juzga que SmartStax puede perder eficacia en cultivos donde se han instalado gusanos resistentes. Propone, en cambio, plantar maíz no transgénico, ya que así los insectos inmunes podrán aparearse con otros que no lo son y producir nuevas generaciones de insectos susceptibles.

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