José Martí a los 37 años de edad creó un grupo de cuartetas de trascendencia singular, texto que avivó en él una naturalidad poética y constituyó una reactivación de sus más íntimos recuerdos: Versos Sencillos.
"Cómo estará mi alma de tristeza, y cuánto esfuerzo me costará escribir esta carta, lo ve Usted bien, por ese libro mío, que está impreso desde el mismo mes en que mi hijo me dejó solo”, así confesaba Martí a su amigo Manuel Mercado en una epístola el 11 de febrero de mil 892, las razones que motivaron la confección del poemario.
El estar lejos de su hijo, con la separación definitiva de su esposa Carmen Zayas Bazán, propició la inspiración de algún que otro escrito de corte autobiográfico, juntado luego a los que ya existían desde mil 890.
El Apóstol leyó sus Versos Sencillos en una tertulia entre amigos, donde se rendía homenaje al literato cubano Francisco Chacón, obra que se publicó en mil 891, porque como él mismo afirmó en el prólogo “ el afecto con que los acogieron, en una noche de poesía y amistad, algunas almas buenas, los ha hecho público."
Cuba es protagonista en el texto de la vigilia martiana: "Y la agonía que viví, hasta que pude confirmar la cautela y el brío de nuestros pueblos; y el horror y la vergüenza en que me tuvo el temor legítimo de que pudiéramos los cubanos, con manos parricidas, ayudar al plan insensato de apartar a Cuba, para bien único de un nuevo amo disimulado, de la patria que la reclama y en ella se completa, de la patria hispano-americana."
Para muchos los Versos Sencillos son la más lograda expresión de la poética martiana.
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