Haifa Zangana.-Al-Quds al-Arabi.-Por las redes sociales corre una convocatoria para concentrarse en la plaza Tahrir de Bagdad y en plazas de todas las ciudades iraquíes el viernes 30 de diciembre de 2011, que es la fecha prevista para que se retiren las tropas de ocupación estadounidenses.
Llaman a ese viernes el de “la derrota al invasor” y no de “la lealtad” como quieren los políticos del Gobierno. Suscriben la convocatoria numerosas organizaciones de la sociedad civil, asociaciones de estudiantes, intelectuales independientes y personalidades nacionales que piden el final de la ocupación y salvar Iraq de quienes intentan fragmentarlo amparándose en la constitución del invasor y su política de división religiosa, confesional y étnica.
Entre las páginas web que la promueven se cuentan: La Gran Revolución Árabe, Coalición de la Revolución del 25 de febrero, Intifada de los Iraquíes Libres, No Nos Rendiremos, La noche que cayó Maliki, Asociación de Jóvenes de al-Anbar, Coalición “Piraos Ya”. Aconsejo que se visiten estas páginas para seguir las actividades de estos grupos de jóvenes, especialmente porque existe una ocultación mediática casi absoluta de este movimiento popular pacífico de protesta que salió a la calle el 25 de febrero en el Iraq bajo ocupación.
El movimiento, que no ha dejado de manifestarse cada viernes desde entonces, no ha conseguido captar la cobertura mediática deseada, al contrario de lo que viene pasando en el resto del mundo árabe. Además, el silencio de los medios tanto nacionales como internacionales ha hecho que no se conozcan las protestas pacíficas de los grupos sociales, así como los han privado del apoyo moral que, si quisieran, podrían darles.
La famosa escritora y activista india Arundhati Roy, que ve que el eco mediático de la protesta pacífica es tan importante, a veces, como el hecho de la protesta en sí mismo, dice: “¿Qué se gana si un grupo de campesinos está en huelga de hambre hasta morir en una aldea lejana si la noticia no llega a otros que puedan hacer algo?
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Los manifestantes han puesto un nombre a cada viernes de protesta en la plaza Tahrir de Bagdad y en plazas de otras ciudades. Entre estos nombres tenemos: viernes de la ira, viernes de la dignidad, viernes de la libertad, viernes del cambio, viernes del rechazo a la ocupación, viernes por la puesta en libertad de los detenidos, viernes del apoyo de Bagdad a Gaza, o viernes del amanecer de los libertadores. En este contexto se ha decidido poner al viernes 23 de diciembre el nombre de “el pueblo quiere derrocar al régimen”.
Los manifestantes no cesan de repetir sus exigencias: terminar con la corrupción, acabar con la parcelación confesional del poder, soltar a los presos, suministrar servicios básicos, respetar los derechos humanos, y gritan: “ni por asomo nos humilléis”, puesto que la reivindicación central es que se retire del país todo soldado extranjero lo llamen como lo llamen: fuerzas de combate, de seguridad, de instrucción o mercenarios.
La respuesta del Gobierno de Maliki ha sido bestial: asesinato de decenas de manifestantes jóvenes, detención de miles a los que han golpeado, torturado y amenazado de muerte. También han mandado camiones cargados de zarzariya [los esbirros del régimen; equivalentes a la shabbiha en Siria o la baltayia de Egipto o Yemen] para agredir a los manifestantes, especialmente a las chicas, y dispersarlos.
El primer viernes de diciembre las señorías del gobierno hirieron el orgullo de los iraquíes en la fiesta que celebraron en la Zona Verde para despedir a las fuerzas de ocupación. Allí, ante el vicepresidente de EEUU Joe Biden, el ilustre presidente Yalal Talabani repartió regalos de recuerdo a las tropas de EEUU (como si estuvieran de visita turística en Iraq y no hubieran asesinado a un millón de ciudadanos) y se llevó la mano al corazón al sonar el himno de EEUU.
Talabani, en el discurso ante los invasores, expresó gratitud hacia el pueblo estadounidense, y pidió a los soldados que trasmitiesen su saludo a Barack Obama y al Congreso, así como prometió que Iraq, una vez recuperada con éxito la soberanía nacional, permanecerá leal a los acuerdos y será siempre amigo de EEUU. También aseguró fidelidad política en una “nueva etapa de cooperación cuyos rasgos y horizontes han sido definidos en el Acuerdo Marco Estratégico suscrito por ambos países y que será la base de las relaciones bilaterales en el futuro.”
Nuri al-Maliki, para que no pareciera que es menos leal que Talabani, repitió lo mismo sobre la importancia de que el Acuerdo Marco Estratégico establezca las futuras relaciones bilaterales, así como añadió “la necesidad de proveerse de instructores estadounidenses para formar al ejército iraquí”. Lo que significa que las negociaciones sobre la inmunidad de las tropas e instructores estadounidenses, que Maliki y otros han estado manejando a lo largo de los últimos meses, era un bulo para desviar la atención de los iraquíes sobre la realidad del Acuerdo suscrito. Sabemos que los instructores y las tropas que se queden dependerán en todo lo que hagan de la Embajada de EEUU y por consiguiente gozarán de inmunidad diplomática.
El comité de organización del “viernes de la derrota al invasor” llama a todos los ciudadanos a participar y ha dirigido un comunicado a los medios de comunicación iraquíes y árabes encargados de dar cobertura a la retirada de las tropas de ocupación pidiéndoles que no presenten “al Gobierno de la Zona Verde como artífice de la retirada de las tropas de ocupación” porque de esa forma borran el papel de la heroica resistencia que ha pagado el alto precio de la sangre de sus mártires para limpiar de usurpadores el país.
El comunicado afirma que los jóvenes seguirán, en caso de que la retirada no sea completa, concentrándose en protesta hasta que salga el último soldado norteamericano, lleve la etiqueta que lleve. También afirma que están preparados para seguir con la resistencia “en la nueva etapa decisiva de la historia de Iraq” y que es necesario apoyar a los manifestantes y dar cobertura a sus acciones del viernes de “la derrota al invasor”, aunque no ponen en ello su esperanza.
La firmeza y tenacidad de los jóvenes, que no conocen el desánimo pese a las dificultades, me recuerda a lo que un soldado de la ocupación escribió en su diario en agosto de 2008: “Volamos la casa de un iraquí para ampliar el espacio donde aparcar los vehículos. La casa era propiedad suya y antes había sido de su familia. Varios días, después de la explosión, estuvo viniendo el hombre a juntar los bloques de ladrillo dispersos en un radio de decenas de metros: quería reconstruir su casa con los mismos bloques”.
Haifa Zangana es escritora iraquí.
Fuente: http://www.alquds.co.uk/
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