En su retirada ante la ofensiva del Ejército iraquí, los yihadistas incendiaron una planta de azufre, liberando grandes cantidades de gases tóxicos.
Las fuerzas gubernamentales iraquíes han logrado acercarse a unos 8 kilómetros de la ciudad de Mosul, que permanece controlada por los yihadistas, según informan los medios.
Tras una semana de batalla por la localidad, las tropas iraquíes, junto con las fuerzas kurdas, están registrando importantes avances.
Las secuelas de los crímenes perpetrados por el Estado Islámico perduran aun cuando ya no queda rastro de su llamado califato.
En su retirada ante la ofensiva del Ejército iraquí, los yihadistas incendiaron una planta de azufre, liberando grandes cantidades de gases tóxicos. Debido a ello, más de 1.000 personas sufrieron problemas respiratorios.
"Hemos restablecido el control sobre la planta de azufre de Mishraq, utilizada por los terroristas durante años para fabricar artefactos explosivos. También hemos recuperado 56 pozos petrolíferos, que proveían de combustible a los vehículos de los yihadistas. Hasta el momento hemos liberado 48 aldeas en la zona", ha señalado el comandante de las fuerzas nacionales de Policía, el coronel general Raed Judat.
Al sur de Mosul, la ofensiva para expulsar el Estado Islámico prosigue en un ambiente casi apocalíptico, con el cielo cubierto por una densa nube negra. Los radicales incendiaron los yacimientos de petróleo para crear una cortina de humo y ocultarse de los bombardeos aéreos. Con este mismo objetivo queman también grandes cantidades de neumáticos.
"Nos salvaron de este infierno"
Las zonas liberadas están al borde de un desastre ecológico.
Pero aun así, la alegría de los residentes supera su sufrimiento por la devastación que dejó detrás el grupo extremista.
Uno de los residentes de la zona compartía su alegría con RT: "Las fuerzas de seguridad nos tratan bien, que Alá los bendiga. ¡Hemos vivido tantos horrores! Nos salvaron de este infierno. Por fin han llegado, gracias a Dios".
A su paso, el Estado Islámico deja muerte y destrucción como una verdadera plaga que arrasa con todo a su alrededor. Sin embargo, mientras más fuerte es golpeada la población, más grande es la esperanza de comenzar una nueva vida, libre del terrorismo.
La operación para recuperar Mosul, situada en el norte de Irak y que fue invadida por los yihadistas en 2014, comenzó el 16 de octubre. En la ofensiva, apoyada por la coalición internacional liderada por EE.UU., también participan milicias kurdas.
Las fuerzas gubernamentales iraquíes han logrado acercarse a unos 8 kilómetros de la ciudad de Mosul, que permanece controlada por los yihadistas, según informan los medios.
Tras una semana de batalla por la localidad, las tropas iraquíes, junto con las fuerzas kurdas, están registrando importantes avances.
Las secuelas de los crímenes perpetrados por el Estado Islámico perduran aun cuando ya no queda rastro de su llamado califato.
En su retirada ante la ofensiva del Ejército iraquí, los yihadistas incendiaron una planta de azufre, liberando grandes cantidades de gases tóxicos. Debido a ello, más de 1.000 personas sufrieron problemas respiratorios.
"Hemos restablecido el control sobre la planta de azufre de Mishraq, utilizada por los terroristas durante años para fabricar artefactos explosivos. También hemos recuperado 56 pozos petrolíferos, que proveían de combustible a los vehículos de los yihadistas. Hasta el momento hemos liberado 48 aldeas en la zona", ha señalado el comandante de las fuerzas nacionales de Policía, el coronel general Raed Judat.
Al sur de Mosul, la ofensiva para expulsar el Estado Islámico prosigue en un ambiente casi apocalíptico, con el cielo cubierto por una densa nube negra. Los radicales incendiaron los yacimientos de petróleo para crear una cortina de humo y ocultarse de los bombardeos aéreos. Con este mismo objetivo queman también grandes cantidades de neumáticos.
"Nos salvaron de este infierno"
Las zonas liberadas están al borde de un desastre ecológico.
Pero aun así, la alegría de los residentes supera su sufrimiento por la devastación que dejó detrás el grupo extremista.
Uno de los residentes de la zona compartía su alegría con RT: "Las fuerzas de seguridad nos tratan bien, que Alá los bendiga. ¡Hemos vivido tantos horrores! Nos salvaron de este infierno. Por fin han llegado, gracias a Dios".
A su paso, el Estado Islámico deja muerte y destrucción como una verdadera plaga que arrasa con todo a su alrededor. Sin embargo, mientras más fuerte es golpeada la población, más grande es la esperanza de comenzar una nueva vida, libre del terrorismo.
La operación para recuperar Mosul, situada en el norte de Irak y que fue invadida por los yihadistas en 2014, comenzó el 16 de octubre. En la ofensiva, apoyada por la coalición internacional liderada por EE.UU., también participan milicias kurdas.
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