El
calentamiento global tiene consecuencias poco usuales en los Alpes. El deshielo
de los glaciares del norte de Italia está dejando al descubierto cadáveres de
soldados de la Primera Guerra Mundial. La mayoría de los cuerpos están
momificados.
En la
localidad italiana de Peio, la Primera Guerra Mundial nunca acabó completamente. El derretimiento de
capas heladas de los glaciares Presena y Ortles-Cevedale está exponiendo a la
vista de los lugareños numerosos restos de las sangrientas batallas entre el
Ejército de Italia y el del Imperio austrohúngaro que tuvieron lugar en la
zona en 1918. La parte principal del frente alpino se desplegó a altitudes de más de 2.000 metros sobre el
nivel del mar. Ambos bandos construyeron auténticas infraestructuras bélicas en
lo alto de las montañas, como trincheras talladas en hielo y rudimentarios
funiculares para transportar al personal y las municiones hasta las cimas. Sin
embargo, el peor enemigo tanto de los italianos como de los austriacos fue el
frío –las temperaturas bajaron hasta -30ºC– y las avalanchas. Estos dos
factores se cobraron miles de vidas.
Museo
della Grande Guerra, Peio
Los primeros materiales históricos salieron literalmente a la superficie en la década de los 90. Incluían cartas, diarios y fragmentos de periódicos rusos: los austriacos llevaron a los Alpes a presos de guerra rusos capturados en el frente oriental para utilizarlos como mulas de carga humanas o para que realizaran los trabajos sucios. La cantidad de hallazgos empezó a ser tan numeroso que los autóctonos crearon un museo temático.
En 2004, Maurizio Vicenzi, guía de montaña y director del Museo de la Guerra de Peio, vio tres cuerpos de soldados austriacos momificados en una pared de hielo cerca del pico de San Matteo, en Ortles-Cevedale, a una altura de 3.600 metros sobre el nivel del mar. Según Vicenzi comentó al diario británico 'The Telegraph', ninguno de los tres estaba armado y todos llevaban vendas en los bolsillos, lo que hizo suponer a los historiadores que se trataba de camilleros que murieron durante la batalla de San Matteo, el 3 de septiembre de 1918.
Museo
della Grande Guerra, Peio
Desde entonces, más de 80 soldados quedaron al descubierto. La mayoría de estos cuerpos que pasaron casi un siglo bajo el hielo estaban momificados. El último funeral de víctimas de la Primera Guerra Mundial en el cementerio local tuvo lugar en septiembre de 2012: se trataba de dos austriacos de 17 y 18 años de edad cuyos cadáveres fueron hallados en Presena, en una grieta donde los habían enterrado sus compañeros. Según los arqueólogos, en los próximos años realizarán muchos más hallazgos de este tipo.
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