El
borrador del capítulo ambiental del Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP)
no define medidas estrictas para la protección de los recursos naturales, deja
de lado acciones contra el cambio climático, establece un comercio de recursos
genéticos de la diversidad biológica y pretende que no se utilice el medio
ambiente como barrera comercial, según el más reciente texto de la negociación
correspondiente, se desprende del documento, entregado por Wikileaks a tres
medios, entre ellos a La Jornada en exclusiva para el mundo de habla española.
Angélica
Enciso y Tania Molina Ramírez
El
borrador del capítulo ambiental del Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP)
no define medidas estrictas para la protección de los recursos naturales, deja
de lado acciones contra el cambio climático, establece un comercio de recursos genéticos
de la diversidad biológica y pretende que no se utilice el medio ambiente como
barrera comercial, según el más reciente texto de la negociación
correspondiente, la cual se efectúa en secreto entre 12 países, entre ellos
México, desde marzo de 2010.
Por lo
que se desprende del documento, entregado por Wikileaks a tres
medios, entre ellos a La Jornada en exclusiva para el mundo de habla
española, el ATP dejaría a los gobiernos integrantes las decisiones en materia
ambiental, de acuerdo con sus leyes nacionales y los acuerdos internacionales
que han suscrito, sin definir estándares específicos para la protección
ambiental. Ello contrasta con los estrictos mecanismos fijados en el capítulo
de propiedad intelectual, en los cuales se establece un panel internacional
para dirimir las disputas, cuyas decisiones deberán ser acatadas por las partes
del acuerdo, aun si contravienen sus legislaciones locales.
Amistoso
endulzante
Julian
Assange, fundador de Wikileaks, opinó sobre el documento: Se esperaba
que el capítulo ambiental del ATP fuera un amistoso endulzante público que
compensaría lo amargo del resto del texto, pero es un ejercicio de relaciones
públicas sin dientes. No hay protecciones ambientales obligatorias. Al
compararlo con el capítulo de propiedad intelectual, que mandata sanciones
penales y otras intervenciones, queda claro que las mayores empresas
estadunidenses continúan mandando en la negociación del ATP.
El
documento confirma que para Estados Unidos la biodiversidad y el cambio
climático –que forman parte del acuerdo– no son temas prioritarios. El
antecedente de la posición estadunidense es su negativa a suscribir el Convenio
de Diversidad Biológica y a ratificar el Protocolo de Kyoto. Este último
incluía compromisos para la reducción de emisiones de gases de efectos
invernadero.
El
borrador permite a las empresas demandar a los gobiernos en relación con las
regulaciones ambientales. “Es vergonzoso que los países se hayan puesto de
acuerdo para permitir (esto), y sin embargo no puedan ponerse de acuerdo en la
aplicación básica de reglas ambientales”, dijo a La Jornada Ilana
Solomon, directora del programa de Comercio Responsable, de Sierra Club, una de
las más importantes organizaciones ambientalistas a escala internacional.
“Los
mecanismos de disputa y quejas que crea operan por consenso o son meramente
recomendaciones; no requiere de legislaciones nacionales y no propone sanciones
penales”, se lee en un comunicado de prensa de Wikileaks.
El
borrador permite a las empresas demandar a los gobiernos en relación con las
regulaciones ambientales. “Es vergonzoso que los países se hayan puesto de
acuerdo para permitir (esto), y sin embargo no puedan ponerse de acuerdo en la
aplicación básica de reglas ambientales”, dijo a La Jornada Ilana Solomon,
directora del programa de Comercio Responsable, de Sierra Club, una de las más
importantes organizaciones ambientalistas a escala internacional. “Los
mecanismos de disputa y quejas que crea operan por consenso o son meramente
recomendaciones; no requiere de legislaciones nacionales y no propone sanciones
penales”, dice Wikileaks.
Los
países que negocian el ATP son: México, Estados Unidos, Australia, Brunei,
Canadá, Chile, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, los
cuales generan 35 por ciento de la producción mundial. El gobierno mexicano se
incorporó a la negociación durante la última etapa del gobierno de Felipe
Calderón.
Este
capítulo es resultado de las negociaciones que los representantes de esas
naciones llevaron a cabo en Salt Lake City, Utah, en noviembre pasado. Después
de esa ronda se efectuó otra reunión en diciembre, en Singapur, sin que se
reportaran avances significativos. Corea del Sur ha mostrado interés por unirse
al ATP y sostuvo pláticas preliminares con algunos de los países participantes,
reportó The
Wall Street Journal.
“El informe de avances
detalla que el borrador del texto consolidado muestra que las partes ya
alcanzaron acuerdos en muchos puntos, pero que se necesita más para arribar a
un texto final”, señala Wikileaks. Las principales áreas en disputa
incluyen el papel de ese convenio respecto de otros acuerdos ambientales
multilaterales y el proceso de resolución de disputas.
Entre los
objetivos que el capítulo ambiental se plantea está la promoción del comercio
solidario y políticas ambientales con altos niveles de protección, así como el
cumplimiento efectivo de las leyes, pero deja a cada país estas medidas de
acuerdo con lo que fijan las legislaciones nacionales, aunque precisa: Las
partes reconocen que es inapropiado determinar o utilizar sus leyes ambientales
y otras medidas a manera de restricción encubierta de comercio o inversión
entre las partes. Éstas, agrega, reconocen la soberanía de cada país para
establecer sus niveles de protección ambiental y prioridades, así como para
definir, adoptar o modificar sus legislaciones y políticas.
El
capítulo SS.9 plantea mecanismos voluntarios para mejorar el desempeño
ambiental y propone determinar incentivos basados en el mercado y el
intercambio de información. Afirma: Las asociaciones público-privadas pueden
contribuir al logro y mantenimiento de altos niveles de protección ambiental,
complementado con medidas regulatorias nacionales. Agrega que las partes
reconocen que esos mecanismos podrían ser diseñados para maximizar los
beneficios ambientales y evitar las innecesarias barreras comerciales. Así, de
acuerdo con la legislación interna, cada nación fomentará los mecanismos
voluntarios para la protección de los recursos naturales y ambientales en su
territorio.
Este
apartado consta de 18 artículos. De los múltiples temas ambientales, sólo se
abordan biodiversidad, cambio climático, el Protocolo de Montreal, especies
invasoras, pesquerías y conservación y comercio. Se soslayan rubros como la
contaminación ocasionada por las empresas mineras, el comercio de residuos
peligrosos y el uso del agua.
En el ATP
(también conocido como TPP, por sus siglas en inglés) están incluidos México,
Perú, Australia y Malasia, países con la mayor biodiversidad del planeta, tema
al que el acuerdo dedica el artículo 13. Indica que las partes están
interesadas en fomentar la conservación y sustentabilidad de la diversidad
biológica y compartir de manera justa y equitativa los beneficios derivados del
uso de los recursos genéticos, participación que debe ser en condiciones
mutuamente acordadas.
Señala
que las naciones se comprometen a mantener el conocimiento, las innovaciones y
las prácticas de indígenas y comunidades locales que sean relevantes para la
conservación y uso sustentable de la diversidad biológica, así como a fomentar
la distribución equitativa de los beneficios derivados del uso de su
conocimiento, innovaciones y prácticas.
Hay que
recordar que en México, a finales de la década de los 90, se establecieron
convenios de bioprospección –búsqueda de organismos en la naturaleza que pueden
tener valor comercial–, como el de la Universidad Nacional Autónoma de México y
la empresa Diversa, con la cual, en territorio nacional, se recolectarían
plantas, de las cuales se extraía su ADN para fines comerciales. Otro fue el de
ICBG-Maya (Investigación Farmacéutica y Uso Sustentable del Conocimiento
Etnobotánico y la biodiversidad en la región maya de los Altos de Chiapas)
entre la empresa Molecular Nature, con sede en Gales, y el Colegio de la
Frontera Sur; con éste se buscó encontrar fármacos en hongos y plantas. Ambos acuerdos
fueron cuestionados por organizaciones y ambientalistas, porque no tomaron en
cuenta a las comunidades locales.
Sobre el
tema, el capítulo ambiental indica que los países reconocen que el acceso a los
recursos genéticos, cuando se conceda, debe ser sometido al consentimiento
previo informado de la parte que provee los recursos, a menos que de otro modo
lo determine la parte. También estipula que se admite la importancia de la
consulta y participación pública que establezcan las leyes y políticas nacionales
en materia de conservación y sustentabilidad de la diversidad biológica.
Abunda
que las partes se comprometen a fortalecer los esfuerzos de cooperación en
áreas de interés mutuo relacionado con la diversidad biológica. La cooperación
puede incluir la conservación y sustentabilidad de la diversidad biológica, la
protección y mantenimiento de los ecosistemas y los servicios que proveen, y la
distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los
recursos genéticos, incluido un acceso adecuado a ellos.
En el
artículo SS.15, dedicado a comercio y cambio climático, los negociadores
reconocen que es un problema global que requiere acciones colectivas. Expresan
la importancia de implementar las acciones de la Convención Marco de Naciones
Unidas sobre Cambio Climático.
Pesquerías
Otro tema
es el de las pesquerías, en el que se da por hecho un manejo inadecuado y se
advierte que los subsidios contribuyen a la sobrepesca y a rebasar la capacidad
de captura, así como a la actividad ilegal, por lo cual se propone su
eliminación. Cada nación procurará determinar un sistema que regule la
pesquería, evitar la sobrepesca y permitir la recuperación de especies. Este
sistema deberá basarse en las prácticas internacionales reconocidas para el
manejo pesquero.
El
sistema de manejo fijado por cada país estará basado en las mejores evidencias
científicas disponibles para promover la conservación de tortugas y mamíferos
marinos, con la puesta en práctica efectiva de medidas para la conservación.
En el
apartado de bienes ambientales y servicios se reconoce la importancia del
comercio y la inversión en estos rubros como medio para mejorar el rendimiento
económico y hacer frente a los desafíos ambientales internacionales.
Con la
entrada en vigor de este acuerdo cada parte, de acuerdo con su legislación,
eliminará todos los derechos aduaneros en una amplia gama de bienes
ambientales. Además, los gobiernos firmantes se esforzarán por hacer frente a
las barreras potenciales al comercio que puedan ser identificadas por alguna de
las partes.
El
proyecto de acuerdo deja la puerta abierta a que se desarrollen proyectos de
cooperación bilaterales o multilaterales en bienes y servicios ambientales para
abordar el comercio mundial y los futuros desafíos ambientales.
El documento
fue porporcionado a La Jornada, The New York Times (Estados
Unidos) y Fairfax (Australia), así como al periodista neozelandés Nicky
Hager.
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