El columnista cree que Moscú no se ha atascado en Siria porque determinó claramente sus intereses. "Algunos opinan que la retirada de las fuerzas rusas de Siria se debe al alza de los costes financieros o la fatiga de guerra, pero no tienen en cuenta que Rusia ha alcanzado todas sus metas declaradas", señala el columinsta.
Según Blake Franko, Rusia había dejado claro los amigos y enemigos del conflicto y apostó por la fuerzas gubernamentales, que no solo se enfrentaban al Estado Islámico, sino también a todos los grupos armados que compartieran su objetivo de "propagar el terror", y esa definición "permitió que Moscú y Damasco atrajeran a aliados a su bando".
Franko destaca que, como no necesitó desplegar fuerzas terrestres, Rusia logró centrarse en sus subobjetivos sin entrar en graves riesgos de sufrir bajas: mejorar la coordinación entre sus ramas militares, probar nuevos sistemas de combate y promover su material bélico en el mercado internacional.
Respecto a Washington, el analista señaló que su problema principal ha sido la falta de una estrategia clara para Siria. Así, al principio "había que derrocar a Al Assad; después, suavizaron su retórica y ahora dicen no estar seguros sobre si deben irse".
Para finalizar, Blake Franko concluye que si los objetivos de EE.UU. son derrocar a Bashar al Assad y derrotar al Estado Islámico, ninguno estará a su alcance en un futuro próximo.
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