El corresponsal de RT Borís Kuznetsov ha investigado qué reto tienen ante sí los especialistas en Palmira y en qué estado han dejado los radicales la perla cultural de Siria.
Por desgracia, durante su estancia en la ciudad los yihadistas expoliaron y vendieron ilegalmente en el mercado negro numerosas antigüedades que hallaron en el lugar. Los robos son una de las fuentes de ingresos más importantes para el grupo terrorista.
"Este anfiteatro es el lugar que vio algunos de los acontecimientos más sangrientos de la presencia de los yihadistas del EI", muestra Kuznetsov mientras camina por su interior. Justo en este lugar era donde los terroristas organizaban las ejecuciones masivas de los prisioneros. Para generar un grado de terror mayor, incluso utilizaban a niños como verdugos. Afortunadamente, ahora todo ha quedado libre de esa presencia macabra.
La ardua tarea del desminado
Para ralentizar la ofensiva y asalto de la ciudad, los yihadistas utilizaron numerosas fogatas y pequeñas minas elaboradas por ellos mismos, con las que sembraron la zona. "Se escuchan explosiones cada diez minutos. Aquí trabajan los zapadores. La buena planificación del ataque ha permitido evitar muchas víctimas", afirma el corresponsal de RT.
"Cuando entramos a la ciudad, el acceso estaba completamente minado. No nos lo esperábamos. Cavaron agujeros en el asfalto, introdujeron minas en su interior y lo cubrieron todo con cemento. Teníamos que volar todo eso. También había minas que los radicales podían activar a distancia: las neutralizamos", ha declarado a RT Qassen Shpib, zapador y teniente de las tropas de ingenieros sirios, añadiendo que hasta el momento han desactivado más de 1.000 minas.
En estas circunstancias, los zapadores rusos que han llegado a Siria son de gran ayuda. Este viernes el segundo grupo de especialistas del Centro Internacional de Desminado de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa ha aterrizado en la base de Jmeimim (Latakia) con modernos sistemas robóticos Urán-6 y vehículos blindados especiales con detectores de minas.
El Ejército sirio recuperó el control de Palmira la semana pasada con ayuda de la aviación rusa casi un año después de que la ciudad cayera en manos del Estado Islámico. A lo largo de estos meses los terroristas han destruido varios templos de gran importancia histórica y cultural, saqueando reliquias de miles de años de antigüedad.
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