Un coqueteo persistente
Dos años y medio después de que el ejército de los EE. UU. se retirase de Irak, Washington vuelve otra vez a la guerra.
El Pentágono tiene 400 consejeros in situ y comenzó, a partir del 8 de agosto, a bombardear posiciones de ISIS, rebautizado EI (Estado Islámico). Oficialmente se trata de una misión “humanitaria”, más precisamente: “para prevenir un posible genocidio”.
Todo conflicto armado tiene sus dramas humanitarios y éste no es una excepción. Pero Proudhon ya advirtió: “Cada vez que oigo la palabra “humanidad” sé que nos quieren engañar con algo”. Y es el caso ciertamente cuando alguien entra en guerra.
El Financial Times señaló lacónicamente que los bombardeos coinciden con las primeras señales que indican que los combates en el norte de Irak ponen en peligro el funcionamiento normal de las compañías petroleras. A principios del mes de agosto, empresas importantes como Efron, Genel Energy, Viga y ExxonMobil ya comenzaban a evacuar personal.
El periódico indicaba también que en los últimos años este territorio ha ejercido una fuerte atracción sobre la industria de la energía. El subsuelo oculta enormes reservas de petróleo que además es muy fácil de explotar. Hasta ahora la región se protegió durante la guerra civil y las matanzas, tanto por parte de las autoridades nacionales como de los yihadistas.
Los cuarteles generales de estos gigantes de la energía se encuentran en Arbil, capital del Kurdistán iraquí semiautónomo. Miles de ciudadanos estadounidenses viven en esa ciudad, en la que incluso existe un consulado estadunidense. Dicha ciudad fue la primera que suscitó el interés del Estado Islámico yestuvo amenazada de caer en manos de los yihadistas. Es por algo que John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, declaraba que “están en juego intereses nacionales vitales”.
El momento no es muy feliz. Justo cuando los yazadíes, kurdos y cristianos reciben ayuda humanitaria, Obama envía armas a los Israelíes para que puedan “manejar” mejor a los palestinos de Gaza. Al igual que en los bombardeos y los conflictos anteriores (1), esta vez tampoco hay ningún mandato de la ONU. ¿Qué argumentos van a utilizar cuándo Putin se ponga a bombardear al ejército ucraniano en el marco de una “misión de paz humanitaria”?
Si (todo) el objetivo es detener el avance del EI, entonces el bombardeo actual no es suficiente, ni siquiera útil. "Algunas bombas de 250 kg lanzadas por un F18 y algunos ataques con aviones no tripulados no detendrán al EI", según Ryan Crocker, exembajador estadounidense en Irak.
Hasta ahora, los bombardeos -más bien limitados- han tenido poco impacto. Desde que comenzó el bombardeo, el EI ha perdido algunas ciudades, pero recuperó terreno en otras. El General de Mayville, que coordina la operación, dijo al respecto: "De ninguna manera quiero sugerir que controlamos efectivamente la amenaza o que hemos detenido su avance".
Estas pérdidas limitadas y el hecho de que no se detenga el avance permiten que el grupo terrorista venda a sus partidarios los resultados de la operación militar de Estados Unidos como una victoria.
También la injerencia abierta y directa de los Estados Unidos está añadiendo más leña al fuego. La utilizará como elemento de propaganda. Los musulmanes de todo el mundo reacios a luchar contra otros musulmanes, ahora se convencerán de que esta es una lucha contra la supremacía occidental.
Por último, a raíz de los ataques aéreos, el EI deberá actuar en una mayor clandestinidad y será aún más difícil de combatir.
La invasión estadounidense de Irak y la posterior ocupación rompió la columna vertebral de la fuerza aérea iraquí. Desde entonces, Washington no ha autorizado ninguna reconstrucción. Dada la distancia, el ejército sirio no es capaz de detener la progresión del EI. Sólo la Fuerza Aérea de Estados Unidos puede hacerlo. Pero en realidad no le ha golpeado. En comparación con las operaciones aéreas anteriores, la operación actual está en un tono menor.
Como parece desde junio, el ejército iraquí -dominado por los chiíes- no es capaz de recuperar los territorios conquistados en el norte. Los que podrían detener el avance de la corriente del EI en la región -por tierra- y que podrían eventualmente vencerlos son los combatientes kurdos armados, los peshmergas como se autodenominan. Son alrededor de 200.000. Se trata de tropas disciplinadas y bien entrenadas, pero solo disponen de un pequeño y obsoleto arsenal.
Los kurdos están buscando desde hace algún tiempo armas más modernas y armas pesadas, pero Washington y Turquía no ven su solicitud con buenos ojos. Un ejército kurdo bien equipado sería un paso importante hacia un Estado independiente, pero esto es lo que Turquía excluye, apoyada por los Estados Unidos.
Se ha dado luz verde a un envío de armas a los kurdos (2), pero se trata de armas ligeras.
Recapitulando. Primero, el EI no puede realmente romper y ciertamente no puede poner en peligro los intereses petroleros. Por otra parte no es necesario que los kurdos se vuelvan demasiado fuertes. A la fuerza aérea iraquí (chií) la han mantenido deliberadamente en un estado de debilidad y en el plano militar los chiíes se han replegado a Bagdad y al territorio al sur de Bagdad. Los tres grupos de la población permanecen en un equilibrio de fuerzas macabro. Si uno de los tres amenaza con romper el equilibrio, el Pentágono y la CIA vienen a dar un golpe de mano. Un escenario similar se desarrolla en Siria. Hay que debilitar a Assad, pero no es cuestión de que los yihadistas tomen la delantera. Es un callejón sin salida que se adaptan perfectamente a jugar los Estados Unidos e Israel. Los estados fuertes de la región que no funcionen de acuerdo con los planes serán desmembrados o, como en el caso de Irán, atrapados en un embargo draconiano.
El grupo terrorista "Estado Islámico" encaja perfectamente en este rompecabezas. Según Edward Snowden, un excolaborador de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA), se supo que las agencias de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel colaboraron para crear el ISIS. Crearon una organización terrorista capaz de atraer a todos los extremistas (psicópatas) del mundo con la ayuda de una estrategia que llaman "el avispero". Nabil Na’eem, excomandante de Al Qaeda confirma esta historia. Según él, casi todas las secciones actuales de Al Qaeda trabajaban para la CIA.
Siempre hay que ser prudente frente a tales informaciones. Como suele suceder con este tipo de operaciones clandestinas y grupos turbios, no sabremos la verdad hasta después, y tal vez nunca totalmente. Pero hay algunas cosas que sabemos a ciencia cierta y que se inclinan fuertemente en esa dirección:
A partir de 2012 los EE.UU., Turquía y Jordania han creado un campo de entrenamiento para los rebeldes sirios en Sawafi, en el norte de Jordania. Instructores franceses y británicos estuvieron involucrados. Algunos de los rebeldes luego se sumaron al ISIS.
De acuerdo con el senador republicano Rand Paul, los Estados Unidos en el pasado "apoyaron" al ISIS y por esa razón el movimiento terrorista es tan fuerte hoy. ("They’re emboldened because we’ve been supporting them"). También se refiere a algunos aliados cercanos de Estados Unidos: Arabia Saudí, Catar y Kuwait. Esos países proporcionaron armas y financiaron al ISIS.
De hecho, Arabia Saudí desempeña un papel clave, como antes con Al Qaeda. Como subcontratistas de los EE.UU., se encarga del trabajo sucio. Este Estado del Golfo apoya a una variedad de grupos extremistas sunitas para reducir la influencia y el poder de Irán y los chiíes de la región. Parte de este apoyo militar y financiero ha ido en los últimos años a combatientes del ISIS en Siria (3). El excandidato presidencial John McCain no oculta su entusiasmo por la monarquía extremista: "Gracias a Dios por los saudíes y el príncipe Bandar" (4)
Sin embargo, McCain no se limita a los elogios. En mayo de 2013 se hizo fotografiar orgulloso, con algunos yihadistas. El problema es que uno de ellos es un luchador del ISIS. Pero no cualquiera de ellos, se le conoce como el yihadista caníbal porque aparece en un video comiendo un corazón humano.
El idilio entre el Pentágono y los grupos islamistas extremistas no es nada nuevo. A partir de 1979 los muyahidines se reclutaban, armaban y entrenaban para expulsar el gobierno comunista de Afganistán. “Rambo 3” de Silvester Stallone es una versión hollywoodense de esta colaboración. De esos círculos de muyahidines surgieron Al Qaeda y Osama Bin Laden.
En los años 90 los talibanes, combatientes aún más violentos y extremistas, se convirtieron en los socios preferidos de Washington en Afganistán. Esta colaboración terminó cuando quedó claro que los talibanes no podían continuar sirviendo a los intereses estadounidenses.
Durante la guerra civil de Yugoslavia (1992-1995) el Pentágono permitió a las decenas de combatientes de Al Qaeda trasladarse a Bosnia para apoyar a los musulmanes de esa región.
En 1996, el Ejército de Liberación de Kosovo (AK) fue entrenado por los oficiales de Al Qaeda, al otro lado de la frontera con Albania. Al mismo tiempo, el AK recibía ayuda de militares británicos y estadounidenses.
Para derrocar a Gadafi en 2011, la OTAN colaboró especialmente con el Grupo de Combate Islámico de Libia (Gigl), un grupo que estaba en la lista de organizaciones terroristas prohibidas. Su líder, Abdelha Kim Belhadj, era una exautoridad de Al Qaeda. Su milicia todavía seguía siendo entrenada por Estados Unidos hasta poco antes del inicio de la rebelión en Libia.
El Gigl entró en una alianza con los rebeldes islamistas en Mali. Ha logrado, con la ayuda de los tuaregs apoderarse del norte de Malí durante unos meses. Con bombardeos de la OTAN los rebeldes islamistas han estado saqueando los depósitos de armas del ejército libio. Son las armas que los yihadistas utilizan hoy en Nigeria, Chad, Irak y Malí.
Ya hemos mencionado la estrecha colaboración entre las organizaciones extremistas en Siria. Es en este "nido de avispas" nació y se está expandiendo fuertemente el EI.
La estrategia del caos
La guerra contra el terrorismo (war on terror) se transformó en lo contrario, la propagación del terrorismo (spread of terror). Las fracasadas operaciones en Irak, Afganistán, Libia y Siria muestran claramente que los Estados Unidos y Occidente ya no son capaces de dar forma a Oriente Medio a su gusto y conveniencia.
Washington y sus aliados corren el riesgo de perder más y más control y utilizan cada vez más subcontratistas de baja ralea. La potencia hegemónica razona así: "Si no podemos controlarlos nosotros mismos, nadie más puede hacerlo". Esto es lo que podemos llamar la estrategia del caos, o más precisamente, el caos de la estrategia. El colmo de la inmoralidad.
Notas:
(1) Por ejemplo, la guerra contra Irak en 1991, y el atentado en Panamá en 1989, Somalia en 1993, Bosnia en 1995, Sudán en 1998, Pakistán 2005-2013 y Yemen 2009-2013.
(2) Antes era siempre a través de la autoridad central iraquí.
(3) El apoyo militar no se hace a través de la autoridad central, sino a través de todo tipo de personas y las redes generosas de capital [http: ... //www.theatlantic.com/internat]
(4) El príncipe Bandar es un hombre influyente en Arabia Saudí. Fue embajador en los Estados Unidos y tuvo una excelente relación con la familia Bush.
Traducción del holandés al francés para Investigaction: Anne Meert.
Traducido del francés para Rebelión por Guillermo F. Parodi
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