domingo, 28 de mayo de 2017

Venezuela: ¿Hacia la fase insurreccional abierta? (I)



Llegamos a más de 40 días de conflicto acentuado y enfocado en una agenda difusa en cómo se vende, clarísima en cómo se expresa. Más de 40 días de los que Julio Borges se jacta con la misma reflexión sosa en superficie, sucia en su núcleo, de siempre. Dentro de la guerra en sí misma, persiste la de nombrar o desnombrar lo que ocurre frente a nosotros. Que se transmita la idea de falta de lugar de dónde apoyarse para ordenar con el cerebro en frío lo que se quiere desordenado es un componente esencial. Por eso mismo, nombremos una vez más. Otorguemos base y asidero.

Lo nombran y limitadamente lo describen bajo el término englobante de “protestas pacíficas”, cuyo motivo es el hambre como motivo político central, pero a su vez atacan y queman depósitos de alimentos, atacan directamente camiones que distribuyen alimentos y saquean, “por hambre”, establecimientos donde no es precisamente comida lo que se vende, sino caña.
Sobre el contexto amplificado en sus extremos del “derecho a la protesta”, una vanguardia organizada se ocupa en adulterar precisamente cualquier viso de asomo “democrático” dentro de las mismas, atacan a funcionarios del orden público mientras se registra selectivamente la reacción, intentan asediar zonas de seguridad como la Base Aérea Francisco de Miranda en Caracas o la sede de la Brigada Blindada en Naguanagua (Carabobo), a sabiendas de la reacción (que no se ha manifestado como tocaría por ley).
“Guardia (Nacional) que subía, guardia que se le lanzaba el tobo de gasolina y lo quemaban… la idea era quemar como mínimo cinco guardias”, decían guarimberos en la urbanización Sucre, en Barquisimeto (estado Lara), llevando a uno a hospitalización, el 27 de abril en la noche, como parte de la “reconquista de la democracia y la ‘mejor Venezuela'”.
Al no dar con suficiente impacto con el muerto “necesario” dentro de la marcha, se han dedicado a producirlos ellos mismos. “Ellos”, los que sí saben muy bien para qué están dentro de las manifestaciones (y cuánto cobran), y se valen de esa escenografía engordada por quienes suponen que van por metas “superiores”, para “derrocar a la dictadura” (sin saber exactamente de qué va eso, más allá de lo que los remueve, siendo rehenes de su propio aparato de propaganda), siendo carne de cañón del desgaste que busca provocar la desgracia, pero con calidad de exportación.
Cuerpos sacrificables para una agenda donde los presuntos protagonistas, al fin y al cabo, ni se ensucian más de lo necesario, así lo magnifiquen a proporciones de herida de guerra.
Pero, tal vez, donde mejor se concentra y reúne todo el sentido profundo de las operaciones que encubren con carne humana que conciben, en realidad, de poca valía siempre y cuando empuje la agenda superior de los intereses, lo encontramos en el modo en el que al engordar la lista de fallecidos en el arco temporal de las jornadas de protesta de al día de hoy, 15 de mayo, alcanza 45 días (mes y medio).
Contra toda prueba criminalística, contra todo registro audiovisual, sazonado en el marco narrativo de una glorificación enfermiza de rápido consumo, ocultan, desmienten a familiares, nublan el sentido, las causas y, por sobre todas las cosas, los contextos, en los que han caído personas víctimas de la violencia, mas no del Estado (que en esos casos han sido procesados culpables), para dejar la matriz cerrada, para avivar la estrategia de la tensión, para dar el salto adelante. El ejemplo definitivo lo representa la lista acumulativa del portal Runrunes, del “notorio” Nelson Bocaranda. 
Como veremos, nada de esto porta novedosidad alguna si se despeja el panorama del ruido mediático, de la “opulencia informativa” del pega primero de las redes sociales, de la convalidación de políticos subordinados y reos de la agenda de los intereses de facto profundos y sus operadores que primero ocultaban el rostro, pero que ahora lo asoman en la práctica. Y el crédito.
Valga recordar cómo se grafica este proceso, y hacia dónde quieren apuntar, y el por qué el necesario empeño en politizar lo que quieren violentado: 
Al cierra de esta nota (15 de mayo, 5 de la tarde), un policía en Carabobo cayó bajo bala francotiradora en la Autopista del Este (Valencia) y otro se encuentra herido (actualización: el mismo gobernador anunció que se encuentra vivo, pero grave). Y, según denuncia el diputado Henry Ramos Allup, un dirigente juvenil del partido Acción Democrática recibió un disparo en la cabeza y su situación es grave, en Colón, estado Táchira.
Todo esto se da en el contexto local del llamado “plantón nacional” convocado por Freddy Guevara, mientras que en el cuadro regional se desarrolla una sesión del Consejo Permanente de la OEA para definir fecha para la reunión de cancilleres para abordar el “caso Venezuela”.

Seguimos en lo mismo: la Guerra No Convencional (GNC) + “Revolución de colores” = Guerra Híbrida


Ya para inicios de 2016, este servidor realizó un primer esfuerzo en caracterizar lo que en aquel momento todavía era velado, incipiente y encubierto con la traslación elemental de culpa y la simplificación interesada a un “problema de gestión” o al “fracaso del modelo”. Desde entonces, ha sido un esfuerzo mancomunado y sostenido de Misión Verdad en jamás dejar de otorgarle el rostro a lo que ocurre, al dónde, al quién lo ejecuta. Al cómo y sus combinaciones domésticas e internacionales.
¿Qué diferencia ese momento, con casi año y medio de distancia? La creencia, aceptada o no, de que el engranaje de la mecánica de la GNC alcanzó las fases necesarias para irse anunciando cada vez más como un cúmulo de acciones que de primer momento, esquivas y aparentemente desvinculadas, hoy en día se acumulan, se unifican, se unimisman y se expresan sobre el terreno con una clara hoja de ruta y de forma abierta.