La peor sequía que ha sufrido África en los últimos 60 años, que ha afectado a los países del llamado "Cuerno del Continente”, constituido por Etiopía, Somalia, Kenia, Uganda y Yibuti, ha dejado hambre y deshidratación en al menos 10 millones de personas; así lo afirmó este martes la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA). En rueda de prensa en Ginebra, la portavoz , Elizabeth Byrs, indicó que “el impacto de la sequía (en África) se ha visto exacerbado por el alto costo de los cereales locales”.
Del mismo modo, resaltó que “el exceso de mortalidad del ganado, los conflictos y el acceso restringido de ayuda humanitaria en algunas zonas" también empeoran la crisis generada por la sequía.
Por otro lado, con relación a los problemas presentados por los habitantes, Byrs afirmó que África padece "la mayor crisis alimentaria de la actualidad" y advirtió que en varias regiones, “se puede hablar de hambruna".
En cifras puntuales, destacó que en algunas de las zonas más afectadas, la tasa de malnutrición infantil alcanzó el 30 por ciento, que representa el doble del umbral de emergencia establecido por la ONU.
Se teme que la situación empeore aún más”, indicó Byrs.
Como consecuencia de la sequía, la portavoz de la OCHA también dijo que los precios de los granos, que son una parte esencial de la alimentación local, se dispararon y en el caso de Kenia cuestan entre un 30 y un 80 por ciento más que la media de los últimos cinco años.
Alteración de éxodos
Además de la inflación, la sequía también tuvo un impacto en el aumento del flujo de refugiados y desplazados internos, que evacuaron las zonas residenciales tradicionales a fin de conseguir agua en otros lados.
En este punto, Byrs precisó que unos 15 mil somalíes huyeron de su país y cruzaron a Kenia o Etiopía.
En el primer país, el campamento de refugiados de Dadaab, hasta ahora el más grande del mundo, “está repleto hasta el límite”, lo que impide que se pueda prestar la ayuda apropiada a las víctimas del desastre natural.
Esta alteración también ha afectado en competencias sociales como la deserción escolar, que ha aumentado ante la sequía.
"Muchos de ellos (los niños) han caminado durante días, están agotados, enfermos, buscando desesperadamente alimentos y agua", recalcó el organismo.
Asimismo, los medios locales han reseñado además la propagación de enfermedades en humanos y animales de granja, y una mayor tensión y conflictos entre comunidades que compiten por los escasos recursos que quedan.
Ante este panorama, que según los pronósticos meteorológicos no tendrá mejora climática sino hasta 2012, la OCHA convocó a una movilización internacional que permita evitar una nueva crisis humanitaria y recordó que "más de la mitad de los niños que llegan del sur de Somalia a los campos de refugiados sufren de desnutrición".
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Por otro lado, con relación a los problemas presentados por los habitantes, Byrs afirmó que África padece "la mayor crisis alimentaria de la actualidad" y advirtió que en varias regiones, “se puede hablar de hambruna".
En cifras puntuales, destacó que en algunas de las zonas más afectadas, la tasa de malnutrición infantil alcanzó el 30 por ciento, que representa el doble del umbral de emergencia establecido por la ONU.
Se teme que la situación empeore aún más”, indicó Byrs.
Como consecuencia de la sequía, la portavoz de la OCHA también dijo que los precios de los granos, que son una parte esencial de la alimentación local, se dispararon y en el caso de Kenia cuestan entre un 30 y un 80 por ciento más que la media de los últimos cinco años.
Alteración de éxodos
Además de la inflación, la sequía también tuvo un impacto en el aumento del flujo de refugiados y desplazados internos, que evacuaron las zonas residenciales tradicionales a fin de conseguir agua en otros lados.
En este punto, Byrs precisó que unos 15 mil somalíes huyeron de su país y cruzaron a Kenia o Etiopía.
En el primer país, el campamento de refugiados de Dadaab, hasta ahora el más grande del mundo, “está repleto hasta el límite”, lo que impide que se pueda prestar la ayuda apropiada a las víctimas del desastre natural.
Esta alteración también ha afectado en competencias sociales como la deserción escolar, que ha aumentado ante la sequía.
"Muchos de ellos (los niños) han caminado durante días, están agotados, enfermos, buscando desesperadamente alimentos y agua", recalcó el organismo.
Asimismo, los medios locales han reseñado además la propagación de enfermedades en humanos y animales de granja, y una mayor tensión y conflictos entre comunidades que compiten por los escasos recursos que quedan.
Ante este panorama, que según los pronósticos meteorológicos no tendrá mejora climática sino hasta 2012, la OCHA convocó a una movilización internacional que permita evitar una nueva crisis humanitaria y recordó que "más de la mitad de los niños que llegan del sur de Somalia a los campos de refugiados sufren de desnutrición".
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