Occidente se está viendo arrastrado a un conflicto bélico con Moscú y ha de despertar cuanto antes.
Occidente está a punto de verse involucrado, sin quererlo, en una guerra, sugiere un artículo publicado en el portal británico The Conversation, que recuerda la reciente emisión de la BBC en la que se presentaba el escenario de un 'posible' ataque de Rusia a Letonia antes de provocar un intercambio de ataques nucleares. "En lugar de echar más leña al fuego, que amenaza con [una situación] fuera de control, sería mucho más prudente iniciar un proceso diplomático", llama The Conversation.
"En ese momento, cuando en 2013 la crisis de Ucrania se convirtió en un conflicto y una guerra civil, nos hemos dado cuenta de que estamos pasando por tiempos difíciles. Cada día que pasa pone de relieve con mayor claridad que la paz y el orden que se ha establecido en Europa terminada la Guerra Fría en 1989 son inestables. Las decisiones tomadas en aquel momento parecen haber generado más conflictos de los que somos capaces de resolver", advierte el artículo al esbozar la complicada situación de seguridad en el mundo.
La operación militar rusa en Siria ha marcado "uno de los más importantes conflictos entre Rusia y EE.UU. por el derecho de decidir el destino de Siria. Y esta es solo una de las muchas razones que pueden provocar un enfrentamiento armado", indica el artículo en The Conversation. "De hecho, hay tantos factores potenciales que ahora es imposible predecir cuál de ellos puede iniciar una reacción en cadena que dé lugar a una confrontación militar", admite el autor del texto.
Escalada y militarización
Por un lado, el despliegue militar de la OTAN por tierra, mar y aire a lo largo de las fronteras rusas, acompañado por el desarrollo de sistemas de defensa antimisiles en la región, es percibido por Moscú como una amenaza a la existencia del país como Estado soberano.
Moscú considera que el sistema estadounidense de defensa antimisiles Aegis instalado en Rumanía es capaz de neutralizar su potencial de disuasión nuclear. Más leña al fuego echan los avanzados buques de guerra estadounidenses que celebran ejercicios regulares a unas pocas decenas de kilómetros de las bases militares rusas en el Báltico y el mar Negro.
Rusia, por su parte, amenaza con desplegar sistemas de misiles Iskander-M, con capacidad de portar ojivas nucleares, en el enclave de Kaliningrado y, posiblemente, en la Península de Crimea. El Ejército ruso se está preparando para poner a prueba un prototipo del sistema antimisiles S-500 con capacidad para destruir misiles balísticos intercontinentales, misiles de crucero y aviones supersónicos.
"Hay que alejarse del abismo"
Aunque comentaristas especializados en temas de seguridad en la región atlántica siempre hablan del "comportamiento cada vez más agresivo" de Vladímir Putin y la expresión 'la agresión rusa' ha entrado en el vocabulario político-militar occidental, pocos se han parado a pensar en la causa de esta peligrosa situación.
Según ha expresado en reiteradas ocasiones China, la crisis de Ucrania no surgió de la nada, recuerda el artículo. Y es muy probable que la cumbre de la OTAN que se celebrará en Varsovia en julio de 2016 confirme que la "agresión rusa", el aventurerismo iraní, las reivindicaciones territoriales de China y la inestabilidad en Oriente Medio son una amenaza para EE.UU. y sus aliados.
La OTAN insiste en que no habrá espacio para las negociaciones hasta que sean implementados todos los acuerdos de solución de la crisis ucraniana alcanzados en Minsk, pero algunas condiciones más importantes deben ser cumplidas por la propia Ucrania. "Rusia y, con ella, parte de Europa se han convertido en rehenes de un puñado de radicales de Ucrania que bloquean cualquier paso hacia la paz de Donbass y la estipulada [por los acuerdos de Minsk] reforma constitucional de descentralización del poder", explica el artículo.
El desastre que se avecina
"No tiene sentido especular acerca de cómo sería una guerra entre Rusia y la OTAN o con qué comenzaría. Esta guerra realmente acabaría con todas las guerras, porque en el mundo quedará gente para empezar otras guerras", advierte el artículo.
Hay que centrarse en las formas de prevenir este "escenario apocalíptico", y todas las partes del conflicto deberían admitir honestamente sus errores y poner de nuevo en marcha un proceso de cooperación eficaz, advierte el texto.
"La extensión infinita de sanciones, la retórica violenta y la búsqueda de culpables crea un ambiente en el que incluso un pequeño incidente puede poner la situación fuera de control", concluye con énfasis The Conversation.
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