Pepe Escobar.-Amanecer de la Odisea avanza con dificultad –una ostentosa “acción militar cinética” (según la Casa Blanca) digna del Homero residente en el Pentágono. El punto muerto en el terreno podría continuar durante semanas, si no meses. Se parece más a un remix de La Ilíada –hay que recordar que la Guerra de Troya avanzó con dificultad durante 10 años sin un resultado decisivo. EE.UU. está desconcertado. Un nuevo sondeo de Associated Press-GFK estableció que el país está dividido: 48% a favor de la “acción militar cinética” en Libia, 50% en contra.Gadafi no es el rey Príamo y Saif al-Islam Gadafi no es Paris (aunque, ante la ausencia de Helena, sedujo a la Escuela de Economía de Londres [LSE]. Khamis Gadafi no es ningún Aquiles, tal vez un Ayax menor (un carácter gigantesco, pero de poco intelecto).
Príamo fue un príncipe sabio –mientras que Gadafi es engañoso. Príamo fortaleció el Estado mediante el buen gobierno (Maquiavelo lo hubiera aprobado) y alianzas con sus vecinos, mientras que Gadafi gobernó poniendo a las tribus unas contra las otras. No hay ningún asomo de Héctor -un carácter noble.
Uno se podría preguntar qué dioses y diosas –aparte de Atenea– están tan interesados en esta guerra como las propias partes en cuestión. Uno de los aliados cruciales de Troya fue Pentesilea, la reina de las Amazonas con su banda de guerreras. En el remix del Pentágono Pentesilea se pasó a la oposición, representada por la secretaria de Estado Hillary Clinton y sus guerreras, la embajadora ante las Naciones Unidas Susan Rice y la asistente del Consejo Nacional de Seguridad Samantha Power.
El liberador de los árabes, el presidente francés Nicolas Sarkozy, no es ningún Menelao, su Helena –Carla Bruni que solía jugar con el báquico Mick Jagger– preferiría mezclarse con la gente de Vogue que amohinarse en una tienda en el desierto. El primer ministro británico David Cameron no es exactamente Agamenón. En cuanto a Silvio “Bunga Bunga” Berlusconi, el presidente italiano es sólo un sátiro escapado de una comedia de Aristófanes.
A la espera del relámpago
Amanecer de la Odisea alardea de un reparto de fuerzas especiales infiltradas, de EE.UU., Gran Bretaña, Francia, más las operaciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia aprobadas por Barack Obama. Podrán estar enseñando a los “rebeldes” una o dos cosas sobre la guerra, pero no las tácticas de guerrilla de Mao Zedong que Príamo/Gadafi utiliza ahora contra una indómita guerrilla improvisada.
Esas fuerzas especiales serán en todo caso cruciales. Troya estuvo sitiada durante 10 años por un ejército regular –pero solo cayó después de que dos fuerzas especiales muy especiales intervinieran en una misión de reconocimiento de inteligencia: Ulises y Diomedes. Troya albergaba una celebrada estatua de Atenea llamada el Palladium. Disfrazados, protegidos por Atenea (la versión griega de la OTAN), y ayudados por Helena –la despampanante belleza que provocó el inicio de la guerra– Ulises y Diomedes se colaron en Troya y robaron el Palladium.
El Palladium, una estatua de madera, protegía Troya. Atenea la había excluido del Olimpo porque absorbió la sangre vaginal de Electra, violada por Zeus. Pero a pesar del robo del Palladium, Troya no cayó. La “coalición de los dispuestos” se estaba desesperando, hasta que Ulises apareció con otra operación especial: El Caballo de Troya.
Es difícil pensar que Gadafi vaya a ser engañado por un Caballo de Troya anglo-francés-estadounidense (a menos que sea una nueva resolución de las Naciones Unidas). Los troyanos dudaron cuando vieron el caballo. Laoconte, el sacerdote, dijo maravillado: “¡Qué locura es ésta, ciudadanos! ¿No habéis aprendido bastante del fraude griego para estar en guardia contra ellos? Por mi parte temo a los griegos hasta cuando ofrecen regalos”
Cuidado con los occidentales que traen regalos, muchos libios terminarán por reconocerlo, especialmente si esos regalos provienen de las antiguas potencias coloniales Gran Bretaña y Francia y del condominio CIA/Pentágono/OTAN/Africom.
Por otra parte, a esos portadores de regalos nada les gustaría más que hecho de que Gadafi terminara sus días como Príamo, que vivió para ver la caída de Troya y fue asesinado la noche fatal en la que los griegos tomaron la ciudad.
De modo que Trípoli no caerá hasta que hayan robado su Palladium. Es decir: mientras el Palladium –o sea el propio Gadafi, reflejo de su propio poder– esté en la ciudad.
Mientras tanto, Gadafi está “ganando” como lo hizo Troya durante años, emboscando a los guerreros improvisados ante su ciudad natal Sirte, desbordándolos en el desierto y replicando la táctica en Ras Lanuf, con unos pocos cohetes Grad agregados para que no falte nada.
A la “coalición de los dispuestos” no le queda gran cosa aparte de inclinarse ante la resolución 1973 de la ONU, aunque numerosos expertos en derecho internacional subrayan que según las actuales resoluciones de la ONU es ilegal armar a los rebeldes.
El consorcio anglo-francés-estadounidense está ahora metido a fondo –y va de la protección de civiles mediante misiles Tomahawk y ataques aéreos a las fuerzas de Gadafi por doquier a terminar por armar a civiles.
Incluso dice que ya todo se ha enunciado –en el párrafo 4 de la resolución 1973 de la ONU, que autoriza “todas las medidas necesarias” para proteger civiles “…a pesar del párrafo 9 de la resolución 1970”. El párrafo 9 tiene que ver con el embargo de armas. Por lo tanto “a pesar” provee la base legal para armar a los rebeldes, mientras se asuma que se hace para proteger a civiles. De ahí a otra resolución que permita soldados en el terreno sólo hay un paso.
Hace falta mucha fe para presentar al ex ministro del Interior de Gadafi Abdel Fatah Younis y al agente de la CIA Khalifah Hifle –el nuevo comandante militar “rebelde”– como Ulises y Diomedes. Pero Palladium sigue en el edificio. El problema del guión de Amanecer de la Odisea es que no se ve a Ulises por ninguna parte.
No es sorprendente que muchos estén rezando por un relámpago (¿un Tomahawk sagrado?) enviado por un deus ex machina, el único e incomparable Zeus, que por el momento solo supervisa lo que pasa desde su trono en el Olimpo de Washington.
Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”.Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com.
Copyright 2011 Pepe Escobar
(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)Fuente: http://www.atimes.com/atimes/
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