Si en 2015 los miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) suman 193, se estima que dentro de pocos años la cifra se reducirá por la desaparición física de varias Islas-Estados.
El motivo de esa aseveración es que debido al cambio climático, varios archipiélagos quedarán inundados por las aguas como son los casos de Vanuatu, Tuvalu, Marshall, Gilbert y Kiribati en el Océano Pacífico y de las Maldivas en el Océano Índico.
Empecemos por la República de Kiribati, formada por 33 islas en el océano Pacífico; los grupos insulares de Gilbert y Fénix, ocho islas del grupo Line y la isla Ocean o Banaba donde radica la capital, Tarawa. En total tiene una extensión de 811 kilómetros cuadrados.
Un estudio aparecido en la pagina Web de Rusia Today, indica que la mayor parte del archipiélago se eleva tan solo dos o tres metros sobre el nivel del mar, y el agua alrededor de los 32 atolones de Kiribati está subiendo 1,2 centímetros por año —unas cuatro veces más rápido que el promedio mundial— debido al flujo de las corrientes oceánicas.
Un informe sobre el nivel del mar realizado por las Naciones Unidas, en 1989, reveló que Kiribati era uno de los países que podría desaparecer completamente bajo el mar y su presidente Anote Tong, así como varios especialistas auguran que en unos 30 años, las aguas potables estarán contaminadas, la vegetación desaparecerá y la isla quedará inundada.
Sus habitantes no tendrán otra opción que tratar de emigrar hacia otros países y con ese fin, el Gobierno ya ha comprado una zona de 20 kilómetros cuadrados en Viti Levu, la mayor y más montañosa de las islas del archipiélago de Fiji, a 2 250 kilómetros al sur de Kiribati.
Los habitantes de esas islas y archipiélagos chocan también con la decisión de dos grandes naciones cercanas como Australia y Nueva Zelanda que no reconocen el estatus de refugiados por razones climáticas y en los últimos años las autoridades han rechazado decenas de peticiones en ese sentido.
Para tratar de hacer mayor presión hacia la toma de conciencia mundial sobre la grave situación climática que amenaza a esas naciones, en 1990 se fundó la Alianza de los Pequeños Estados Insulares (AOSIS por sus siglas en inglés). La Alianza ha sido muy activa desde la presentación del primer borrador del texto del Protocolo de Kyoto en negociaciones desde 1994.
Son 43 miembros y observadores de todo el mundo. Por lo tanto, representa el 28 % de los países en desarrollo, el 20 % de todos los miembros de la ONU y el 5 % de la población mundial.
Los miembros plenos son Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Cabo Verde, Comoras, Islas Cook, Cuba, Chipre, Dominica, Fiji, los Estados Federados de Micronesia, Granada, Guinea-Bissau, Guyana, Haití, Jamaica, Kiribati, Maldivas, Malta, Islas Marshall, Mauricio, Nauru, Niue, Palau, Papua Nueva Guinea, Samoa, Singapur, Seychelles, Santo Tomé y Príncipe, Islas Salomón, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Suriname, Tonga , Trinidad y Tobago, Tuvalu y Vanuatu. Samoa Oriental, Guam, las Antillas Holandesas y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos son observadores.
La peligrosa situación de Kiribati, que pudiera perderse en el océano es similar a la de Tuvalu, ubicada en la Polinesia del Océano Pacífico entre Hawai y Australia, con 26 kilómetros cuadrados de superficie y 11 500 habitantes. El punto más elevado sobre el nivel del mar es de cinco metros y ya se habla de la posibilidad de una migración masiva de sus pobladores.
Otro país en el Pacífico con peligro de esfumarse es Vanuatu, que recientemente sufrió un demoledor golpe propinado por el ciclón Pam con categoría 5 y con vientos de 270 kilómetros por hora, que dejaron dañado el 90 % de sus viviendas, ya sus aguas potables están en su mayoría salinizadas.
En la desafortunada lista del Pacífico, aparecen Islas Marshall (compuesto por dos archipiélagos con casi todos los pozos de agua salinizados) e Islas Gilbert en la Micronesia oriental que enfrenta además grandes fenómenos climáticos.
En el Índico, las Maldivas, con 1 200 islas y alrededor de 200 habitadas por 105 mil personas, su nivel más alto del mar es de 2,4 metros, aunque el punto medio es de solo un metro.
En cuanto a las pequeñas islas del Caribe, las primeras afectaciones por la subida del mar, serán las infraestructuras turísticas, todas cercanas a las costas, que ya corren peligro de desaparecer. La salinización de sus fuentes potables se incrementa junto a la disminución de las áreas de cultivo.
Por esas dramáticas situaciones y muchas otras ocurridas en los diferentes continentes como violentos terremotos, voraces incendios o el azote de potentes huracanes se hace cada día más necesario que las naciones desarrolladas reduzcan en el menor tiempo posible las emisiones de gases de efecto invernadero que están provocando los grandes cambios climáticos.
Empecemos por la República de Kiribati, formada por 33 islas en el océano Pacífico; los grupos insulares de Gilbert y Fénix, ocho islas del grupo Line y la isla Ocean o Banaba donde radica la capital, Tarawa. En total tiene una extensión de 811 kilómetros cuadrados.
Un estudio aparecido en la pagina Web de Rusia Today, indica que la mayor parte del archipiélago se eleva tan solo dos o tres metros sobre el nivel del mar, y el agua alrededor de los 32 atolones de Kiribati está subiendo 1,2 centímetros por año —unas cuatro veces más rápido que el promedio mundial— debido al flujo de las corrientes oceánicas.
Un informe sobre el nivel del mar realizado por las Naciones Unidas, en 1989, reveló que Kiribati era uno de los países que podría desaparecer completamente bajo el mar y su presidente Anote Tong, así como varios especialistas auguran que en unos 30 años, las aguas potables estarán contaminadas, la vegetación desaparecerá y la isla quedará inundada.
Sus habitantes no tendrán otra opción que tratar de emigrar hacia otros países y con ese fin, el Gobierno ya ha comprado una zona de 20 kilómetros cuadrados en Viti Levu, la mayor y más montañosa de las islas del archipiélago de Fiji, a 2 250 kilómetros al sur de Kiribati.
Los habitantes de esas islas y archipiélagos chocan también con la decisión de dos grandes naciones cercanas como Australia y Nueva Zelanda que no reconocen el estatus de refugiados por razones climáticas y en los últimos años las autoridades han rechazado decenas de peticiones en ese sentido.
Para tratar de hacer mayor presión hacia la toma de conciencia mundial sobre la grave situación climática que amenaza a esas naciones, en 1990 se fundó la Alianza de los Pequeños Estados Insulares (AOSIS por sus siglas en inglés). La Alianza ha sido muy activa desde la presentación del primer borrador del texto del Protocolo de Kyoto en negociaciones desde 1994.
Son 43 miembros y observadores de todo el mundo. Por lo tanto, representa el 28 % de los países en desarrollo, el 20 % de todos los miembros de la ONU y el 5 % de la población mundial.
Los miembros plenos son Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Cabo Verde, Comoras, Islas Cook, Cuba, Chipre, Dominica, Fiji, los Estados Federados de Micronesia, Granada, Guinea-Bissau, Guyana, Haití, Jamaica, Kiribati, Maldivas, Malta, Islas Marshall, Mauricio, Nauru, Niue, Palau, Papua Nueva Guinea, Samoa, Singapur, Seychelles, Santo Tomé y Príncipe, Islas Salomón, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Suriname, Tonga , Trinidad y Tobago, Tuvalu y Vanuatu. Samoa Oriental, Guam, las Antillas Holandesas y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos son observadores.
La peligrosa situación de Kiribati, que pudiera perderse en el océano es similar a la de Tuvalu, ubicada en la Polinesia del Océano Pacífico entre Hawai y Australia, con 26 kilómetros cuadrados de superficie y 11 500 habitantes. El punto más elevado sobre el nivel del mar es de cinco metros y ya se habla de la posibilidad de una migración masiva de sus pobladores.
Otro país en el Pacífico con peligro de esfumarse es Vanuatu, que recientemente sufrió un demoledor golpe propinado por el ciclón Pam con categoría 5 y con vientos de 270 kilómetros por hora, que dejaron dañado el 90 % de sus viviendas, ya sus aguas potables están en su mayoría salinizadas.
En la desafortunada lista del Pacífico, aparecen Islas Marshall (compuesto por dos archipiélagos con casi todos los pozos de agua salinizados) e Islas Gilbert en la Micronesia oriental que enfrenta además grandes fenómenos climáticos.
En el Índico, las Maldivas, con 1 200 islas y alrededor de 200 habitadas por 105 mil personas, su nivel más alto del mar es de 2,4 metros, aunque el punto medio es de solo un metro.
En cuanto a las pequeñas islas del Caribe, las primeras afectaciones por la subida del mar, serán las infraestructuras turísticas, todas cercanas a las costas, que ya corren peligro de desaparecer. La salinización de sus fuentes potables se incrementa junto a la disminución de las áreas de cultivo.
Por esas dramáticas situaciones y muchas otras ocurridas en los diferentes continentes como violentos terremotos, voraces incendios o el azote de potentes huracanes se hace cada día más necesario que las naciones desarrolladas reduzcan en el menor tiempo posible las emisiones de gases de efecto invernadero que están provocando los grandes cambios climáticos.
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