Este
miércoles han trascendido detalles del plan de la destrucción de armas químicas
en Siria. No obstante, la amenaza de un ataque químico en la región no
desaparece, pues Israel no planea deshacerse de sus arsenales.
Aunque
Tel Aviv sí firmó la Convención de prohibición de armas químicas en 1993 y
tiene estatus de observador, nunca la ha ratificado. "Hemos enviado cartas
de manera regular animando a Israel a que se una, pero sin vincularse a la
Convención sobre armas químicas la OPAQ (la Organización para la Prohibición de
las Armas Químicas) no tiene mandato legal para llevar a cabo actividades de
control", comentó a RT un portavoz del organismo, Michael Luhan.
El pasado 10 de diciembre, el presidente de la OPAQ, Ahmet Üzümcü, aprovechó la ceremonia de entrega del premio Nobel de la paz a la entidad para exhortar a Israel a unirse a los países que destruyen sus arsenales químicos. "No veo ninguna excusa para no unirse a la Convención. Tres naciones [Angola, Birmania y Sudan del Sur] están muy cerca de la militancia y espero que los demás reconsiderarán sus posturas", insistió Üzümcü. Israel no ha dado ninguna respuesta al respecto.
El pasado 10 de diciembre, el presidente de la OPAQ, Ahmet Üzümcü, aprovechó la ceremonia de entrega del premio Nobel de la paz a la entidad para exhortar a Israel a unirse a los países que destruyen sus arsenales químicos. "No veo ninguna excusa para no unirse a la Convención. Tres naciones [Angola, Birmania y Sudan del Sur] están muy cerca de la militancia y espero que los demás reconsiderarán sus posturas", insistió Üzümcü. Israel no ha dado ninguna respuesta al respecto.
Formalmente, Tel Aviv nunca ha admitido que posea armas químicas, aunque hace tiempo unos documentos filtrados revelaron que sus arsenales químicos están ubicados en el desierto de Negev, al sur de los territorios ocupados palestinos. Según comentó en septiembre el ministro de inteligencia del país, Yuval Steinitz, Israel estaría dispuesto a discutir el asunto cuando impere la paz en Oriente Próximo. "La razón es que, primero, aún hay armas químicas en la región y, además, Israel —aspirando a infundir miedo— no quiere revelar sus potenciales", acentúa David Friedman, del Instituto israelí de Estudios de Seguridad Nacional
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