En el más puro estilo de la ignorancia fascista, los
bárbaros que integran esa canalla “criolla” queman las universidades y
sus bibliotecas, los centros culturales, las estaciones de televisión,
las radios comunitarias, los centros de distribución de alimentos
privados u oficiales, los árboles, los perros y gatos, los autobuses,
los vagones del metro, los edificios públicos, los tendidos eléctricos,
las cisternas que transportan gasolina y agua, los camiones que
distribuyen bombonas de gas, los que distribuyen los alimentos,
envenenan las aguas, en fin, todo aquello que permita mejorar la vida
del pueblo. En su lugar preconizan la muerte, la destrucción, la
barbarie. 
Confesamos,
con horror, que nos sentimos como teletransportados hacia el pasado, a
revivir los pogrom organizados en Alemania por los fanáticos de las SA y
las SS, paramilitares al servicio del Partido Nazi. Hoy día, los
perseguidos y asesinados por la canalla fascista venezolana somos los
chavistas, los sospechosos de ser chavistas y particularmente los
guardias y policias nacionales que nos defienden de aquel horror así
como las médicas y médicos cubanos que nos ayudan a darle salud al
pueblo venezolano.
Nos
preguntamos igualmente con dolor: ¿qué sentirán en sus entrañas las
madres venezolanas que gestaron y parieron esos hijos e hijas que se han
convertido en semejantes monstruos?
Al
ver en la televisión los semblantes de los llamados “estudiantes que
protestan” o de los vecinos de los barrios de clase media que los
apoyan, alienados a la violencia de Voluntad Popular, crispados por los
sentimientos de odio y desprecio hacia sus semejantes, bárbaros que no
vacilan en asesinar a sangre fría, a quemar vivos a seres humanos y a
perros, entre otros crímenes, vienen a nuestra memoria las imágenes de aquellos tenebrosos soldados de las SA y las SS, criminales
de guerra del III Reich, algunos de los cuales se “colearon” entre los
inmigrantes europeos de la época que llegaron a Venezuela durante la
dictadura perez jimenista.
Heinrich
Himmler, feroz comandante de las SS, había sido anteriormente un simple
criador de pollos perteneciente a la clase media baja alemana de la
preguerra de 1939. Por esta razón es oportuno poner de relieve el
análisis que hace Alí Rodríguez Araque en su importante obra “Antes de
que se me Olvide”, sobre la clase media venezolana. Esta clase media
-dice- no es una clase social ni en sí ni para sí, sino que está
compuesta por diversos segmentos sociales en transición que comparten
una mentalidad arribista que busca solamente ascender verticalmente
hacia una posición de poder; algunos de esos segmentos (que siguen a
Voluntad Popular) se han enriquecido haciendo negocios con la Revolución
Bolivariana y ahora aspiran a conquistar para sí todo el poder
político, que les permita el control absoluto de la renta petrolera.
Los
segmentos de clase media baja o media que sufrieron durante la fase
final del IV República un agudo proceso de empobrecimiento y que han
experimentado una sensible mejoría bajo la Revolución Bolivariana, han
seguido viviendo en la V República anclados a la ficción de un pasado
que ya no existe más, aterrorizados por el progreso social de las
antiguas clases populares desposeidas y marginadas por la burguesia
capitalista. Por esa razón viven autoencerrados en ghettos urbanos
gobernados por alcaldes fascistas en el sureste de Caracas como es el
caso de Altamira, Palos Grandes, Colinas de El Avila, parte de Petare,
El Marqués, La California, Caurimare, Macaracuay, El Hatillo, Prados del
Este, Alto Prado, Cumbres de Curumo, El Cafetal, La lagunita. Santa
Monica, etc.,o alienados a la ideología de los dominadores como es el
caso de la clase media baja de Santa Cruz del Este, las Minas de Baruta,
etc, viven también en ghettos en Valencia como El Trigal, Prebo, San
Diego, etc, en el Táchira en San Cristóbal Norte y de manera similar en
las diferentes zonas urbanas de Venezuela.
Aquella
clase media media y la clase media baja, integradas principalmente por
profesionales, pequeños comerciantes, personal de servicio, etc.,
constituyen la base social de la contra-revolución aunque, como dice Alí
Rodríguez, ésta representa un movimiento político totalmente contrario a
sus propios intereses. Este grupo clasemediero es la base social del
fascismo, tal como ocurrió en Alemania, Italia, Chile, Argentina,
Uruguay, como ocurre en este momento también en Colombia, fascismo que
como podemos ver hoy día en Venezuela se expresa como un modelo politico
represivo y sangriento que solo podría sustentarse en el terror y la
violencia física.
Esos
sectores de la clase media no tienen ninguna conciencia de la realidad.
Viven disociados psicológicamente de lo que existe en su vida
cotidiana, convencidos de que están sometidos a una feroz dictadura, a
un régimen de hambre y de penuria, alienados a una visión catastrófica
de la Revolución Bolivariana y del mundo, creada artificialmente por los
medios de comunicación del imperio, incluidos los venezolanos
controlados en un 80% por la oposición fascista. En tanto, esos sectores
descerebrados de clase media envían sin problemas remesas en dólares
-suministrados por la supuesta dictadura encarnada por el gobierno
bolivariano- a sus familiares en Miami y New York, o a varios países de
Europa para que vivan el exilio dorado sin tener que rebajarse a
trabajar, tal como hacían los antiguos hidalgos del período colonial
español.
En
la actual clase media venezolana, como ya dijimos, conviven
descendientes de personas honestas que hallaron su hogar en Venezuela
luego de la Segunda Guerra Mundial, quienes huian de la pobreza y la
barbarie fascista que reinaba en sus paises de origen. Otros eran
europeos de mentalidad nazifascistas provenientes de diversos orígenes,
llegados al país en los años cincuenta del siglo pasado. Muchos
de estos hicieron fortuna en los negocios y sus hijos y nietos hoy
figuran prominentemente en asociaciones patronales y en las directivas
de diversos medios de comunicación privados. Incluso, lamentablemente,
judíos sionistas ashkenazi que figuran como alcaldes de algunos de
aquellos ghettos fascistas también participan –activamente- de la misma
barbarie nazifascista que obligó a sus padres y abuelos a emigrar desde
Europa hacia Venezuela.
El neofascismo colombiano
Hoy
día también otros inmigrantes, esta vez mercenarios paramilitares
colombianos, bandas criminales al servicio de otro despiadado criminal
de guerra igualmente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, conforman la espina
dorsal de la rebelión armada fascista contra nuestro gobierno
revolucionario bolivariano, Es lamentable también que militares
sionistas israelíes, hayan entrenado a esos paramilitares colombianos en
las técnicas del sicariato para asesinar y exterminar cruelmente a
todas aquellas personas que se les ordene desaparecer. Esa misma actitud
existe así mismo en muchos otros inmigrantes colombianos que, huyendo
de la violencia y la miseria en que vivían en Colombia, hallaron en
Venezuela el paraíso social que les niega la oligarquia colombiana, pero
que les concedió generosamente nuestro comandante eterno, Hugo Chávez:
seguridad, trabajo, vivienda, alimentación, educación y la oportunidad
de nacionalizarse venezolanos. Hoy en día una cantidad importante de
colombianos, alienados a la ideología fascista que anima la clase media
venezolana y sostiene la maldad de Leopoldo López, Maricori Machado y
Henrique Capriles, entre otros, conforman parte importante de esa clase
media media o baja cuyos individuos muerden la mano que los alimenta y,
lo que es peor, albergan a los sicarios paramilitares que persiguen y
asesinan a los venezolanos. ¡Que lo digan los vecinos chavistas de los
barrios paracolombianos del sureste de Caracas!
¿Dónde fallamos los revolucionarios?
Debemos
reconocer, con profunda tristeza, que la Revolución Bolivariana nunca
se preocupó por propiciar la integración de los inmigrantes a la cultura
venezolana. En el paraíso capitalista de Estados Unidos, el medio
fundamental de integrar a los individuos, sean o no nacidos en el suelo
estadounidense, es la educación tanto formal como informal que fomenta
lo lealtad absoluta y la defensa a ultranza de los valores que forman el
núcleo duro de la cultura estadounidense. Para ello no solamente se
utiliza la escuela, sino también los medios de educación informal como
los museos de historia de Estados Unidos, los museos de historia
regional y se promueven los centros de investigación sobre la historia
nacional y regional de Estados Unidos. De allí el famoso dicho: ¡With my country rigth or wrong! (Con
mi patria, con razón o sin ella). Los gobiernos venezolanos nunca se
han preocupado de enfrentar esa bomba de tiempo que ha sido la
inmigración no-controlada. El gobierno revolucionario ha perdido catorce
años de gestión sin diseñar una política que promueva, no digamos la
asimilación de inmigrantes, sino de nuestra población nativa a la
cultura venezolana. Carecemos de centros de investigación que se
dediquen a estudiar sistemáticamente la historia de la cultura
venezolana para producir los textos que alimenten la formación de los
niños y niñas en los valores de nuestra cultura, a fomentar la creación
de museos de historia nacional o regional que complementen la enseñanza
formal que se imparte en el aula.
De
aquellos polvos vienen estos lodos: un sector de la juventud y de sus
padres de clase media totalmente alienado al fascismo, a la muerte, a
las drogas, a la delincuencia política, al terrorismo indiscriminado, a
la corrupción que determina y alimenta la condición de mercenarios al
servicio de una burguesía apátrida, de las mafias de gusanos mayameros y
de sus representantes en el Congreso de Estados Unidos.
Diseñar
en estas poca líneas las bases de una política cultural ad-hoc, es
imposible. Si por lo menos se tomara conciencia de ese grave error de no
haber considerado la cultura como arma ideológica y política de la
Revolución sino como parte de la industria del entretenimiento, casi
siempre banal y para beneficio de una élite, se podría intentar una
política de choque en nuestra red de medios de comunicación, utilizando
mensajes testimoniales y de autoridad que contribuyan, al menos como una
fase inicial, a desmontar aunque sea parcialmente el mensaje de muerte y
odio que se ha transmitido e introyectado a través de los medios
privados a la última generación de padres e hijos tanto de la clases
medias como de las clases populares. Comencemos simplemente por aplicar
rigurosamente la ley de medios vigente.
La
política que lleva a cabo el Presidente Maduro se ha centrado
–acertadamente- en dar una respuesta política de largo plazo la barbarie
fascista. La Fuerza Armada Bolivariana habría podido erradicar los
focos subersivos urbanos en 24 horas, pero se habría visto obligada a
pelear una guerra política de desgaste en el largo plazo. En el momento
actual, la guerra de desgaste material y político afecta a la subversión
armada liderada por Leopoldo López, Maricori Machado y Henrique
Capríles. Fallaron al no haber logrado su objetivo principal: sacar a la
población a la calle y promover una insurrección popular motorizada por
la guerra económica y un sentimiento de venganza en el pueblo chavista,
eventos que habrían conducido a una guerra civil y a la posterior
intervención militar de Estados Unidos y la Otan a través de Colombia.
Es
posible que esta nueva derrota política obligue a los sectores menos
disociados y sicópatas de aquella clase media, a reconfigurar su mapa de
ruta política. La incapacidad política e ideológica de los actuales
dirigentes de la MUD para gobernar en Venezuela, ha sido cruelmente
puesta en evidencia por la fallida rebelión fascista de la misma clase
media. ¿Hacia dónde irán ahora,? a incorporarse a las amplias
negociaciónes de paz que conduce el Presidente Maduro con todos los
sectores y movimientos sociales de Venezuela?, ¿Surgirá de las mismas
una especie de “paix de braves” (paz de los valientes), similar a la
lograda en 1958 por Charles De Gaulle en Francia luego de la rebelión
militar del fascismo francés en Argelia, hecho que provocó el fin de la
IV República y el nacimiento de la V República Francesa? Lo que sí
podríamos preveer, es que la Revolución Bolivariana, la V República, se
encuentra en el umbral de una nueva fase histórica donde todo éxito
colectivo dependerá, no de salvadores foraneos, sino de lo que podamos
hacer y lograr nosotros y nosotras para definir y asegurar el futuro
socialista de nuestro pais.
Caracas, 30 de Marzo de 2014
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