Durante el año fiscal que terminó el 30 de septiembre de 2014, las fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos fueron desplegadas en operaciones secretas nada más y nada menos que en 133 países, es decir, aproximadamente en el 70% de las naciones del planeta, según sostiene el teniente coronel Robert Bockholt, un oficial de relaciones públicas del Comando de Operaciones Especiales de EEUU (US Special Operations Command o SOCOM ).
Durante un lapso de tres años, las fuerzas de élite de EEUU estuvieron activas en más de 150 países de todo el mundo, realizando misiones clandestinas que van desde la eliminación y/o captura de personas, hasta ejercicios de entrenamiento. Y todo indica que este año 2015 podría establecer nuevos récords. En lo que llevamos de año fiscal, desde septiembre de 2014, las tropas de élite de Estados Unidos ya han puesto un pie en 105 países, aproximadamente el 80% del total de todo el año 2014.
A pesar de su escala y alcance, esta guerra global secreta que EEUU desarrolla en gran parte del planeta es desconocida, no solo por la mayoría de ciudadanos del resto de países, sino que es ampliamente ignorada por los propios estadounidenses.
La gran mayoría de estas misiones de operaciones especiales permanecen completamente en secreto, ocultas a cualquier tipo de supervisión externa o escrutinio de la prensa o de agencias humanitarias.
“El comando de Operaciones Especiales está viviendo su edad de oro”, afirma el General Joseph Votel III, un graduado de West Point y Ranger de la Armada, que asumió el mando de SOCOM en agosto pasado.
Por si eso fuera poco, los oficiales de enlace de Operaciones Especiales, están integrados en 14 embajadas clave de Estados Unidos para asesorar a las fuerzas especiales de varias naciones aliadas, como son Australia, Brasil, Canadá, Colombia, El Salvador, Francia, Israel, Italia, Jordania, Kenya, Polonia, Perú, Turquía o el Reino Unido y el programa se prevé que se ampliará a 40 países en 2019.
El Comando de Operaciones Especiales, también ha forjado estrechos vínculos con la CIA, el FBI y la NSA.
El alcance global del Comando de Operaciones Especiales se extiende aún más lejos, con unidades más pequeñas que operan clandestinamente desde las bases dentro de los Estados Unidos, hasta en lugares remotos del sudeste asiático, Oriente Medio o África.
África, de hecho, se ha convertido en un escenario privilegiado para las misiones secretas clandestinas de los Estados Unidos.
Un campo de entrenamiento clandestino de operaciones especiales en Libia fracasó estrepitosamente cuando milicianos (o “terroristas”) atacaron dos veces el campamento, custodiado por el ejército libio, y lo saquearon, robando grandes cantidades de equipos de alta tecnología estadounidense, cientos de armas, incluyendo pistolas Glock y rifles M4, dispositivos de visión nocturna y láseres especiales que sólo pueden ser vistos con dicho equipamiento. Como resultado, la misión de entrenamiento se fue a pique y el campamento fue abandonado.
En febrero del año pasado, las tropas de élite viajaron a Níger durante tres semanas, para realizar ejercicios militares conjuntos con comandos de fuerzas especiales de otros países. Las maniobras, llamadas Flintlock 2014, reunió a fuerzas de la nación anfitriona, de Canadá, Chad, Francia, Mauritania, Países Bajos, Nigeria, Senegal, Reino Unido, y Burkina Faso.
Curiosamente, varios meses más tarde, un oficial de Burkina Faso, que había recibido entrenamiento contra el terrorismo en los EE.UU. bajo los auspicios de la SOCOM en 2012, tomó el poder de su país mediante un golpe de Estado.
Las fuerzas de Operaciones Especiales, sin embargo, se mantuvieron en silencio y no actuaron.
Los despliegues en las naciones africanas sin embargo sólo son un ejemplo de la rápida expansión internacional de las actividades del Comando de Operaciones Especiales.
Los datos se muestran muy reveladores al respecto:
En los últimos días de la presidencia de Bush, las fuerzas de operaciones especiales fueron desplegadas en unos 60 países de todo el mundo.
En el año 2010, bajo el mandato de Barack Obama, ese número había aumentado a 75.
En 2011, el portavoz de SOCOM coronel Tim Nye dijo que las intervenciones de fuerzas de operaciones especiales alcanzaría los 120 países a finales de año.
En 2013, el número ya había aumentado hasta los 134 países.
En 2014, de acuerdo con Bockholt, el total de países “cayó” levemente hasta los 133.
Sin embargo, según señaló en su momento el por entonces Secretario de Defensa Chuck Hagel, desde agosto de 2011 hasta agosto de 2014, las fuerzas de operaciones especiales fueron desplegadas en más de 150 países diferentes.
“SOCOM y el ejército de Estados Unidos están más comprometidos a nivel internacional que nunca antes en toda la historia, con presencia en más lugares y con una variedad más amplia de misiones”, dijo el Secretario de Defensa en un discurso de agosto 2014.
SOCOM se ha negado a comentar sobre la naturaleza de sus misiones y sobre los beneficios que puede ofrecer operar en tantas naciones diferentes, aunque según los jefes de Operaciones Especiales, todo el mundo está interconectado: “lo que sucede en América Latina afecta a lo que ocurre en África occidental, que asimismo afecta a lo que ocurre en el sur de Europa, que por su lado afecta a lo que sucede en el suroeste de Asia”
A través de una hábil combinación de marketing y relaciones públicas, las fuerzas de operaciones especiales se han convertido en el icono preferido por la cultura popular norteamericana.
Algo realmente sorprendente si tenemos en cuenta las consecuencias reales de sus actuaciones sobre el terreno: en África, han servido para armar y equipar a militantes jihadistas y han ayudado al líder de un golpe de estado; en Irak, las fuerzas de élite de Estados Unidos se vieron implicadas en la tortura, la destrucción de viviendas y la muerte de inocentes; en Afganistán, se produjo una historia similar, con reiterados informes de muertes de civiles; mientras que en Yemen, Pakistán y Somalia se ha visto más de lo mismo.
Y esto sólo araña la superficie de lo que ha llegado a la opinión pública…
Después de más de una década de guerras secretas, vigilancia masiva, un número incalculable de asaltos nocturnos, detenciones y asesinatos, por no hablar de miles de millones de dólares gastados, los resultados hablan por sí mismos.
El Comando de Operaciones Especiales de EEUU (SOCOM ) se ha más que duplicado en tamaño y el el Mando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC) , ya es casi tan grande como lo era SOCOM en 2001.
Desde septiembre de ese año, han surgido 36 nuevos grupos terroristas, incluyendo múltiples franquicias de Al Qaeda y otros aliados.
Hoy en día, estos grupos siguen operando en Afganistán y Pakistán (hasta ahora hay 11 de estos grupos reconocidos afiliados a al-Qaeda en Pakistán), cinco más en Afganistán, así como en Malí, Túnez, Libia, Marruecos, Nigeria, Somalia, Líbano y Yemen, entre otros países.
Uno de estos grupos, nacido a raíz de la invasión estadounidense de Irak, y que se nutrió en un campo de prisioneros de Estados Unidos, es ahora conocido como Estado Islámico y controla una amplia franja de Irak y de la vecina Siria, disponiendo de una fuerza estimada de alrededor de 30.000 miembros, y siendo capaz de crear un proto-califato en el corazón de Oriente Medio, algo que no formaba parte ni de los sueños más fantasiosos de los yihadistas en el año 2001.
Como vemos, la guerra global clandestina realizada por los comandos de Operaciones Especiales de EEUU, han traído la paz, la estabilidad y la democracia al mundo…
Gracias, Barack Obama, Premio Nobel de la Paz, por tu generoso regalo al planeta…
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