sábado, 22 de diciembre de 2012

Catástrofes naturales y el costo por el cambio climático



"Katrina" o "Sandy" son nombres inofensivos de catástrofes naturales que dejan cuantiosas pérdidas. Los “microseguros” podrían ayudar a gente de bajos recursos a protegerse.
Los fenómenos climáticos extremos llevan nombres como "Katrina" o "Sandy". En otros casos son llamados "El Niño" o "La Niña", lo que los hace parecer inofensivos. Sin embargo, estos sucesos no solo dejan una secuela de sufrimiento en los afectados, sino que también ocasiona grandes pérdidas económicas.

Los pobres pierden la vida, los ricos pierden su bienestar
En las últimas tres décadas, casi un millón y medio de personas se han visto afectadas por los vaivenes cada vez más extremos del clima. El sesenta por ciento de las personas que murieron a causa de las tormentas, las inundaciones y las sequías vivían en las regiones más pobres del mundo, y tenían muy pocas posesiones. Los daños materiales en las regiones pobres solo representan el diez por ciento a nivel mundial. Uno de cada dos casos de solicitud de indemnización por daños se presenta en países industrializados.
El cambio climático es el responsable de que las catástrofes naturales sean cada vez más frecuentes e intensas. Estas traen consigo serias repercusiones para los habitantes de las zonas afectadas, y conllevan, además, cuantiosas pérdidas económicas. El crecimiento demográfico, la compleja infraestructura de las ciudades y el creciente bienestar en las naciones industrializadas agravan la situación, ya que incrementan el número de potenciales víctimas y multiplican los daños materiales.
La mayor compañía de seguros del mundo, Munich RE, calcula que los daños causados a nivel mundial por fenómenos climáticos extremos entre 1980 y 2011 alcanzan un total de 2.600 millones de dólares. Más de la mitad de los daños fueron causados por tormentas. Aproximadamente un tercio de los daños ocurrieron a causa de fenómenos hidrológicos, como las inundaciones. El diecisiete por ciento de los daños fue a cuenta de fenómenos como la sequía y el calor extremo. Las compañías aseguradoras cubren los gastos generados por los daños.
Sin embargo, los montos que tienen que desembolsar son cada vez mayores, lo cual supone una amenaza para el modelo de negocio a largo plazo. Por ello, las compañías trabajan en cooperación con los institutos de investigación en la búsqueda de las causas; en particular, las compañías de seguros que actúan a nivel global y asumen riesgos que van mucho más allá del promedio nacional.

Los datos demuestran el cambio climático

Desde los años setenta, la aseguradora "Munich RE" tiene un departamento propio para la investigación de los riesgos asociados a catástrofes naturales. Desde 1980, los datos recabados se registran en una base, que a día de hoy cuenta ya con unas 30.000 entradas. Según la empresa, se trata de la base de datos más grande de este tipo. “Al principio solo se trataba de una suposición. Ahora, hay cada vez más pruebas de que el cambio climático supone un rápido aumento en el número de reclamaciones de pagos", dice el catedrático Peter Höppe, jefe del departamento de Investigación de Riesgos Geofísicos. Según explica, la cantidad fenómenos de origen geológico, como los terremotos, sigue siendo la misma. En contraste, la cantidad de casos de desastres naturales causados por el clima se ha triplicado en las últimas tres décadas. "Esto indica que algo ha debido de cambiar en la atmósfera", sostiene el científico.

Cooperación con climatólogos
Peter Höppe recibe el apoyo del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK, por sus siglas en alemán), con el cual Munich RE colabora estrechamente desde hace años. El instituto proporciona datos sobre el cambio climático global y su posible impacto sobre las personas, la naturaleza y la economía. "Es imposible hacer una predicción exacta", dice Friedrich Wilhelm Gerstengarbe, climatólogo del PIK. No obstante, afirma que se puede proporcionar modelos de escenarios con los que las aseguradoras pueden evaluar su modelo de negocio. “Se siguen hipótesis, como por ejemplo el grado de riesgo potencial que supone asegurar una casa junto a un río", dice Gerstengarbe. El instituto también estudia si ciertos fenómenos meteorológicos tienen que ver con el cambio climático o no. Para ello tienen que estudiar el clima en su totalidad, no solamente tormentas aisladas; según el científico, esto dificulta mucho el estudio. Sin embargo, el esfuerzo sí vale la pena, ya que hace posible minimizar las consecuencias del cambio climático.
Por ejemplo, la explotación económica del río Orange, uno de los principales ríos de Sudáfrica, ha llegado al límite de su capacidad. "Si la cantidad de agua se redujera más aún como consecuencia del cambio climático, entonces habrá un problema muy serio", dice Gerstengarbe. En un proyecto, el PIK ha estudiado los cambios en las precipitaciones en la región. En base a los resultados, la población local podría decidir qué medidas tomar; por ejemplo, el almacenamiento el agua o la implementación de un uso eficiente del recurso.

La base de datos en Internet
Otro de los proyectos del Instituto de Potsdam se lleva a cabo en Internet. El PIK está desarrollando una plataforma online que tiene como objetivo proporcionar información sobre el cambio climático y sus posibles consecuencias. La dirección es klimafolgenonline.com. En esta primera fase del proyecto solamente se pueden encontrar datos sobre Alemania, divididos por distritos administrativos. Los agricultores y el gobierno pueden recabar información sobre el tiempo, humedad y precipitaciones, y tomar sus decisiones en base a esta información, sostiene Gerstengarbe. En el futuro, el instituto tiene planeado ampliar sus datos y ofrecer este servicio a nivel mundial.
Las aseguradoras tienen gran interés en poder mitigar los efectos del cambio climático; al fin y al cabo, sí afectan a sus negocios. Por ello, Munich RE financia, entre otras cosas, un simulador de tormentas del Instituto de Seguros IBHS en Estados Unidos. En un túnel aerodinámico, se estudia el comportamiento de casas modelo durante tormentas violentas. En el futuro, los conocimientos adquiridos se podrán aplicar en la construcción de edificios.
Las inundaciones son otro campo de gran interés para la aseguradora. La compañía es parte de varios gremios para promover medidas de prevención y protección. Por otra parte, en abril de 2005, Munich RE fundó la Munich Climate Insurance Initiative (MCII, “Iniciativa de Seguros Climáticos de Múnich”). La atención de la iniciativa se centra principalmente en las personas con pocos recursos para pagar un seguro. Aunque en las estadísticas figuren con sumas de pérdidas muy bajas, estas personas se ven gravemente afectadas con los fenómenos meteorológicos, porque subsisten con lo mínimo.

La ayuda a los pobres como negocio
Es obvio que hay un interés propio detrás de la iniciativa para la aseguradora: en la era del cambio climático, los seguros básicos son un mercado en crecimiento, y las compañías quieren delimitar con anticipación los montos reclamados. La iniciativa se centra en crear los denominados “microseguros”. Su objetivo es permitir a los pescadores y los agricultores en países emergentes y en vías de desarrollo protegerse de las pérdidas por catástrofes naturales que de otro modo significarían su ruina económica. Este concepto podría ser financiado por países industrializados, ya que, al fin y al cabo, son en gran parte los responsables del cambio climático.
Por este motivo, MCII elaboró con el apoyo del Ministerio Alemán de Medio Ambiente un plan de seguros para los países del Caribe, que están en constante amenaza de huracanes. La meta es proteger a los pequeños agricultores y jornaleros de perder su medio de subsistencia. Munich Re elaboró asimismo un microseguro en base a un índice meteorológico para las islas Filipinas, que sufren continuos azotes de lluvias torrenciales y tormentas. Este plan de seguros fue elaborado en colaboración con la Agencia Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ, por sus siglas en alemán) y una compañía de seguros filipina. "Hasta los pequeños pagos por parte de las aseguradoras son suficientes para comprar algunas semillas y así preservar el sustento", dice Peter Höppe.

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