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Poco a poco se confirma la terrible verdad. La que en realidad ya denunciaban desde abril –en vano- varias organizaciones internacionales de investigación: las tropas de choque de los “democráticos rebeldes” no han cesado de cometer atrocidades, bárbaras violaciones, pillaje, linchamientos racistas y crímenes de guerra. Cuando no matanzas entre ellos mismos.
Estamos recibiendo, muchísimos testimonios desde allí: no es la libertad lo que hacen reinar en Trípoli sino el terror. No son ellos los que han matado a las fuerzas defensoras libias, sino las sofisticadas armas de la OTAN, los países más poderosos de la tierra aplastan al pequeño ejército de un país de cinco millones de habitantes luego de haber privado a su población de agua, alimentos y energía y lo llaman “liberación”.
La última explosión de los rebeldes racistas ha consistido en diezmar a decenas de civiles negros, torturándolos y ejecutándolos. Hemos divulgado las imágenes. Seguramente los presentarán como “mercenarios de Gadafi” pero eso es totalmente falso, nos lo han aclarado recientemente personas que han sido literalmente masacradas.
La “gestión de las malas noticias”
Ahora bien, ¿cómo podrán la OTAN y sus agentes de desinformación en los días venideros neutralizar el efecto de estas revelaciones? ¿Cómo tratarán de anestesiar a la opinión pública? Es muy simple, nosotros ya hemos estudiado los métodos del Pentágono para “gestionar las malas noticias” que nos fueron reveladas por el Coronel Darryl Henderson de la Fuerza Aérea estadounidense.
El primer día van a contemporizar. Dirán que no saben qué sector cometió tal acto y que se va a verificar. En realidad se sabe muy bien, pero esto permite sembrar confusión y ganar tiempo.
Al segundo día se reconocerá que son ciertamente los rebeldes sus autores, pero con mucha fluidez se anunciará que está en curso una investigación –para seguir ganando tiempo-. Al mismo tiempo, para desviar la atención, se mostrará una “masacre” atribuida a Gadafi que a continuación se desmentirá, pero demasiado tarde y discretamente, por lo que ya habrá producido su efecto. Es lo que se llama ahogar al pez.
Al tercer día se anunciará que se están llevando a cabo investigaciones para encontrar y castigar a los culpables y desde luego la investigación llevará su tiempo.
“Gestionar las malas noticias” consiste en ganar tiempo, sembrar la confusión y finalmente “ahogar al pez” y desviar la atención.
Luego es necesario plantearse la siguiente pregunta: ¿Cómo es que Estados Unidos, aliado de la rama libia de al-Qaida, se sorprende de estas atrocidades? ¿O es que el caos y los próximos enfrentamientos le resultarán “útiles” para imponer su presencia? Trabajando sobre la opinión pública cualquier cosa puede colar…
Fuente: http://www.michelcollon.info/Comment-l-Otan-va-s-y-prendre-pour.html?lang=fr
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