sábado, 5 de enero de 2013

La presencia iraní al sur de EE.UU. lleva a Obama a “encarar la creciente presencia hostil” Resucita la Guerra Fría



Al Jazeera.- Afirmaciones de que la intrusión de Irán en el hemisferio es posibilitada por regímenes latinoamericanos de tendencia izquierdista, específicamente el de Chávez, han engendrado una amenaza verdirroja islamo-boliviariana [Reuters]

Durante el enfrentamiento estadounidense-soviético de cuatro y décadas y media, conocido como “la Guerra Fría” a pesar de la indescriptible cantidad de sangre derramada en conflictos internacionales por encargo y con el apoyo de la superpotencia a diversas formas de represión, EE.UU. utilizó la presunta amenaza de penetración soviética en el hemisferio occidental para justificar su propia intromisión en todas las Américas.

La penetración de EE.UU. en su patio trasero se caracterizó por todo, desde una guerra ilícita contra Nicaragua hasta la ayuda al terrorismo de Estado en Suramérica –donde presuntos izquierdistas fueron arrojados en masa desde aviones– al derrocamiento del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz, que inició una era de violencia en la cual más de 200.000 personas fueron asesinadas.

Contrariamente a la descripción de Arbenz como agente del Kremlin por parte del establishment estadounidense, el aclamado libro Bitter Fruit: The Untold Story of the American Coup in Guatemala de Stephen Schlesinger y Stephen Kinzer demuestra que Arbenz fue un capitalista burgués cuyas actividades solo incluyeron la oferta de 627.572 dólares a la United Fruit Company –la corporación estadounidense que había establecido una presencia parasítica en territorio guatemalteco– en compensación por la superficie inutilizada apropiada por el gobierno guatemalteco.

Era precisamente el valor de las tierras en cuestión tal como fue declarado por la propia compañía a fin de evadir impuestos. Al ser expropiadas asumió un valor espontáneo de 16 millones de dólares y se convirtió en prueba del apocalíptico imperialismo comunista, un peligro prefabricado que debía ser encarado a través de formas concretas de imperialismo estadounidense en Latinoamérica.
La amenaza verdirroja

Dos décadas después de la disolución de la Unión Soviética, han salido con un nuevo enemigo expansionista. Según ciertos responsables políticos de Washington, la República Islámica de Irán se hace presente ahora más allá de la frontera sur de EE.UU. y es necesaria la “Ley de Resistencia a Irán en el Hemisferio Occidental” que acaba de ser firmada por Barack Obama a fin de “encarar la creciente presencia y actividad hostil de Irán”.
Convenientemente, el cambio de las amenazas existenciales ha sido facilitado por el hecho de que muchos aspectos de la antigua amenaza comunista se han conservado. Afirmaciones de que la penetración hemisférica es facilitada por regímenes latinoamericanos de tendencia izquierdista, específicamente el de Hugo Chávez en Venezuela, han engendrado una amenaza verdirroja islamo-bolivariana.



Esto ayuda a asegurar una reacción negativa en un público estadounidense que ya está condicionado para responder visceralmente al color rojo, así como se sabe que el encasillamiento de Obama como socialista ha provocado una reacción negativa automática en sectores de la población a pesar del hecho de que no ha impulsado ninguna política que se parezca en algo al socialismo.

Los neoconservadores han descubierto numerosas pistas decisivas que apuntan a una nefasta colaboración entre la República Islámica y la izquierda latinoamericana, como ser la existencia de vuelos comerciales regulares entre Teherán y Caracas y la matrícula de más de dos docenas de hijos de personal diplomático iraní en la escuela internacional en La Paz, Bolivia.

Norman A. Bailey –Jefe de Misión para Cuba y Venezuela bajo el director de Inteligencia Nacional John D. Negroponte, patrono de los escuadrones de la muerte hondureños, anunció en un informe de febrero de 2012 para el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EE.UU. que “se sabe que” el protegido de Irán, Hizbulá, “ha abierto numerosos campos militares dentro de Venezuela… con el propósito explícito de entrenar a jóvenes venezolanos para atacar objetivos estadounidenses”.

Los lectores que no sepan que esta falsedad es ciertamente “conocida” pueden ver su cita en las notas al final del informe. Nos dirigen hacia un documento de trabajo del Dr. Ely Karmon del Instituto Internacional israelí para Contraterrorismo, quien –como he señalado anteriormente– también es un experto en el arte del plagio.

Como era de esperar, Karmon ha reproducido casi exactamente palabra por palabra un artículo de FrontPage Magazine de 2008 titulado “La Hizbulá de Hugo”. Sin mencionar adecuadamente el origen del párrafo, escribe:

“Se informó… de que el ministro del Interior venezolano, Tarek El Aissami, estaba trabajando directamente con [el diplomático venezolano] Ghazi Nasr al-Din para reclutar jóvenes venezolanos de ascendencia árabe que apoyan el régimen de Chávez para que entrenen en Líbano con Hizbulá. Según se dice, el propósito era preparar a esos jóvenes para la guerra asimétrica contra EE.UU. en caso de un enfrentamiento. Según este informe, Hizbulá también estableció campos de entrenamiento dentro de Venezuela, incluyendo munición y explosivos, por cortesía de El Aissami”.

El propio artículo de FrontPage incluye un hipervínculo que nos dirige a la fuente aparente de los informes sobre los campos de entrenamiento –un artículo de 2008 en español de un exiliado venezolano en Miami quien resulta estar vinculado a los perpetradores del golpe contra Chávez en 2002– y agrega la ridícula afirmación adicional de que “Hizbulá ha sido responsable de convertir a una serie de tribus indígenas en Latinoamérica a su versión radical del Islam”.

Terror en el umbral de EE.UU.

Durante una excursión a Colombia, el Servicio de Prensa de las Fuerzas Estadounidenses citó al secretario de Defensa de EE.UU., Leon Panetta, diciendo:

“Siempre estamos preocupados, en particular sobre el [Cuerpo de Guardias Revolucionarios Iraníes (IRGC)] y sus esfuerzos por expandir su influencia, no solo en todo Medio Oriente sino también en esta región… A mi juicio, esto se relaciona con la expansión del terrorismo.”

Por cierto, el título del artículo: “Panetta: Extremismo violento amenaza Latinoamérica”, parece algo descaminado considerando que es EE.UU., y no la República Islámica, el que es conocido por cosas como su masivo apoyo financiero a los militares colombianos que masacran a civiles desenfrenadamente.

La participación de la DEA [Administración de Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas] estadounidense en la matanza de campesinos en Honduras también podría ser considerada como un nivel de extremismo violento al que Irán no ha aspirado.

Los cruzados contra la amenaza verdirroja, sin embargo, están comprometidos con su realidad alucinada, sacando provecho de precedentes de la Guerra Fría para subrayar la urgencia de la situación. Un artículo de 2011 de Vanessa Neumann, investigadora principal del Instituto de Investigación de Política Exterior, define una “de las principales motivaciones” de Irán en Latinoamérica como “una búsqueda de una base de operaciones cercana al territorio de EE.UU., a fin de posicionarse para resistir presión diplomática y posiblemente militar, posiblemente mediante el establecimiento de una base de misiles a escasa distancia de EE.UU. continental, como los soviéticos hicieron durante la Crisis de los Misiles en Cuba”.

En el mismo estilo, la excandidata a presidenta Michele Bachmann advirtió incoherentemente al público durante la campaña electoral de posibles “instalaciones de misiles o de armas” de Hizbulá en Cuba, mientras otros expertos han ido ligeramente más lejos, inventando rampas de lanzamiento de misiles de medio alcance en la Península Paraguana en Venezuela. No hablan de la muy real ubicación de instalaciones de armas de EE.UU., la OTAN e Israel en la vecindad de Irán.

El exdiplomático Roger Noriega, cuyos méritos incluyen la ayuda en el derrocamiento del presidente democráticamente elegido de Haití, ha desplazado la culpa por la intromisión continental con su confirmación de la presencia de “dos entrenadores iraníes de terroristas” en la Isla Margarita de Venezuela y de una conspiración iraní-palestina-libanesa-venezolana para “crear una red terrorista en el umbral de EE.UU.”

Esos cálculos aparecieron en el Washington Post en 2011 a pesar del hecho de que Noriega debería haber sido ostensiblemente excluido de los medios noticiosos después de su titular alarmista en 2010 en Foreign Policy : “El programa nuclear secreto de Chávez”, que apareció con la nota que lo autodesacreditaba: “No es evidente lo que oculta Venezuela, pero es seguro que oculta algo, y el hecho de que Irán esté involucrado sugiere que anda tramando algo malo”.

En cuanto a propaganda estadounidense de la era de la Guerra Fría según la cual un régimen guatemalteco infiltrado por los soviéticos conspiraba para apropiarse del Canal de Panamá, un equivalente actualizado de una amenaza semejante apareció a finales de 2010 en un artículo de Haaretz sobre el “ambicioso plan de Venezuela, Irán y Nicaragua de crear un ‘Canal de Nicaragua’ para unir los océanos Atlántico y Pacífico que sería un rival del actual Canal de Panamá”.

Por desgracia para los anti-islamo-bolivarianos, parece que semejantes ambiciones podrían involucrar la amenaza china en lugar de la islámica.

No cabe duda de que la resucitación de la retórica alarmista sobre penetración hemisférica es una fuente de interminable entretenimiento, hasta que se recuerda que el objetivo de algunos de esos alarmistas no es una guerra fría sino una caliente.

Belén Fernández es autora de The Imperial Messenger: Thomas Friedman at Work, publicado por Verso en 2011. Es miembro del consejo editorial de Jacobin Magazine y sus artículos se han publicado en London Review of Books, AlterNet y muchas otras publicaciones.

Fuente: http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2013/01/20131182546331876.html

rCR

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