Iván Pablo Orbuches,.Una buena manera de indagar sobre la política local o sobre los posibles atributos de un candidato es realizar un análisis de lo que se lee en las paredes. En efecto, en los muros de las calles de Lomas de Zamora, tanto en el centro, como en los barrios periféricos, se destacan las siguientes inscripciones: “hoy hay futuro y es de todos”, “más unidos que nunca”, “lo estamos haciendo juntos”; “lomas nuestro orgullo”, “el orgullo de ser de lomas” y “nos miramos con orgullo”.
A primera vista, desde el prejuicio y la desconfianza, alimentada por años de malas gestiones, se podría decir que son frases de ocasión con un alto componente de marketing. Sin embargo, si repasamos la particular historia del municipio de Lomas de Zamora, a la cual desde hace años le falta un intendente fuertemente legitimado, sea por los votos, en primera instancia y, con posterioridad, por la fuerza de su gestión, algunas de estas inscripciones pueden entenderse mejor. Luego de las elecciones del 2007, en las que Jorge Rossi se impuso por solamente el 17,5%, debido a que había cinco colectoras que dividieron el voto kirchnerista, las denuncias de fraude por parte de Jorge Mercuri, segundo con el 16,5% de los sufragios y de Jorge Gutiérrez, de la Coalición Cívica con el 16% no se hicieron esperar. Fue así, que ante esta falta de legitimidad de origen, sumado a no tener el control del Concejo Deliberante, y jaqueado por denuncias de corrupción por el "saneamiento del Riachuelo", renunció por "motivos personales". Quien ocupó su lugar fue Martín Insaurralde, antiguo secretario de gobierno. Desde ese año, y hasta su reelección con el 66% de los votos en 2011 su gestión se centró en la realización de numerosas obras de infraestructura y en la implementación de varios proyectos sociales. En términos de vialidad y urbanismo, durante los cuatro años de gestión de Martín Insaurralde como intendente fueron pavimentadas más de 1300 cuadras y el espacio público fue completamente renovado con la recuperación de cerca de 200 espacios verdes, a la par que obras largamente esperadas como el tendido de redes de cloacas, o la canalización de los arroyosUnamuno y del Rey, con la finalidad de evitar inundaciones, pudieron llevarse a cabo.
En síntesis, creemos que todas estas obras, que se ven y que cambian la vida cotidiana de los pobladores de uno de los distritos más pobres y postergados del conurbano, tienen mucho que ver con ese orgullo recuperado que se lee en las paredes, y con que se percibe, que por primera vez en décadas de postergaciones, “hoy hay futuro y es de todos”.
Iván Pablo Orbuches Docente de Historia (UBA-FLACSO-UNLZ).
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