sábado, 28 de julio de 2012

Hugo Chávez, como el ave Fénix, está de nuevo en las calles



Alfredo G. Pierrat.-A punto de cumplir 58 años de vida, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se muestra hoy enérgico, vivaz y resuelto a continuar la conducción de un proyecto social que está cambiando por días las esencias de este país suramericano.

Nacido en Sabaneta, estado Barinas, el 28 de julio de 1954, el mandatario despeja por días la incertidumbre que provocó su estado de salud en la gran mayoría de los venezolanos y en millones de latinoamericanos durante el transcurso del último año y, sobre todo, durante la segunda mitad de 2011.
Operado dos veces de urgencia en La Habana en junio del pasado año para extirparle un tumor canceroso, el mundo progresista de este hemisferio y de otras regiones del mundo temió por su vida y, con ella, por la interrupción del proceso de transformaciones que lidera en Venezuela desde 1999.
La larga convalecencia, controlada de manera rigurosa por el equipo médico que lo atiende, ha sido larga e incluyó una tercera intervención quirúrgica y estadías sucesivas en la capital cubana, donde, entre otros, se le aplicó este año un completo tratamiento a base de radioterapia.
Los resultados están a la vista, un Chávez renovado, que agradece a Dios y al equipo médico la oportunidad de continuar trabajando para -como dijo El Libertador, Simón Bolívar- lograr para el pueblo venezolano "la mayor suma de felicidad posible".

La enfermedad del presidente venezolano ha sido durante el último año, además, pretexto para las más diversas especulaciones, entre las que no han faltado las derivadas de la coincidencia en el tiempo con dolencias similares de otros jefes de Estado latinoamericanos considerados progresistas.

Durante la convalecencia de Chávez, el entonces presidente paraguayo, Fernando Lugo, fue tratado por una dolencia similar, y la presidenta argentina, Cristina Fernández fue operada por la misma razón.

El caso más reciente fue el del expresidente brasileño Inacio lula Da Silva, quien debió ser tratado por un cáncer de laringe, pero antes, en 2009, a la actual presidenta del gigante suramericano, Dilma Rousseff, se le detectó un cáncer linfático, cuando se encontraba en plena campaña electoral.

Dentro de Venezuela, las especulaciones fueron de otro tipo, sobre todo por la cercanía de las elecciones presidenciales previstas para el 7 de octubre de este año.

Las formaciones opositoras, probablemente sabedoras de que por la vía democrática, es decir, electoral, sus posibilidades de volver a gobernar el país son muy escasas, han utilizado todo tipo de armas para desacreditar al gobierno bolivariano y una de ellas ha sido la necrofílica, en relación con Chávez.

Desde vaticinar el inminente deceso del mandatario hasta restar validez a su evidente recuperación y sugerir la designación de otro candidato para que lo sustituya en los comicios, la oposición no ha escatimado en pronósticos pesimistas sobre la salud del Presidente.

En fecha tan avanzada como el 11 de junio de este año, después de completados los ciclos de radioterapia, líderes opositores dijeron que Chávez iría con muletas al Consejo Nacional Electoral a inscribir su candidatura, pero esas ilusiones se estrellaron contra la realidad.

Chávez no solo entró caminando y sin ayuda ni apoyos a la sede del Poder Electoral, sino que, además, habló durante tres horas a la multitud que había acudido desde todos los barrios de Caracas a acompañarlo en el cumplimiento de ese trámite legal.

Después, todos los actos del líder bolivariano inducen a pensar que el cáncer del presidente de Venezuela es un problema superado, sentimiento avivado por sus más recientes apariciones públicas.

Desde el 1 de julio último, fecha de inicio oficial de la campaña electoral para los comicios presidenciales del 7 de octubre, el mandatario, quien aspira a la reelección para un tercer mandato consecutivo, añadió a sus múltiples responsabilidades gubernamentales una activa participación en actos de masas.

Discursos de no menos de dos horas y recorrido por calles abarrotadas de pueblo en Maracay (estado Aragua), Barcelona (Anzoátegui), Barquisimeto (Lara), San Juan de los Morros (Guárico), Maracaibo (Zulia) y en el área de El Valle, en Caracas, dan fe de la salud de Chávez.

Y no solo intercambia con la gente del pueblo que acude verlo de cerca y a escuchar sus discursos, sino que, además, baila, salta y canta junto con los integrantes de los grupos musicales que amenizan esos actos.

No hay dudas de que, contra muchos pronósticos, a sus 58 años, el nuevo Chávez, como el ave Fénix, está de nuevo en las calles, a la cabeza de lo que él mismo ha denominado el huracán bolivariano.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=529709&Itemid=1

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