La fiesta de la
Unidad Popular fue establecida en la Federación de Rusia oficialmente en
diciembre de 2004 pero su primera celebración sucedió al año
siguiente.
En realidad en
este día en Rusia ya había festividades desde el año 1649. En aquel entonces
el zar Alejo
I decretó celebrar el 4 de noviembre el
Día del Icono de la Virgen de Kazán, que fue el protector de las milicias
populares organizadas en el año 1612 en la ciudad rusa de Nizhni Nóvgorod por
el voyevoda —jefe militar— Dmitri Pozharski y el
comerciante Kuzmá Minin. Las milicias marcharon hacia Moscú para liberar la
capital rusa de los invasores polacos.
La historia de la
festividad se remonta al año 1584, cuando tras la muerte de Iván IV,
el Terrible, el Estado ruso quedó en ruinas. Con el
fin de la dinastía de los descendientes de Riúrik, algunos autoproclamados
sucesores al trono, apoyados por los vecinos países de Polonia y Lituania,
tomaron el poder. Entre la nobleza rusa no había consenso y el vacío de un poder
firme provocó oleadas de saqueos y asaltos y la ruina de la economía. Además de
todo esto, Rusia sufrió sequías, hambrunas y epidemias. Las tropas polacas
ocuparon Moscú y las provincias del norte quedaron bajo el poder de
Suecia.
Para el año 1612
ya se había generalizado la opinión sobre la necesidad perentoria de reunificar
el país. En Nizhni
Nóvgorod se recaudaron fondos para armar a las
milicias compuestas por gentes de todas las capas sociales. El clero bendijo a
los guerreros y estos recibieron una de las reliquias más veneradas en aquel
entonces: el icono de la Virgen de Kazán.
En noviembre de
1612 los milicianos atacaron a los polacos en Moscú. Los combates se libraron
cerca del monasterio de Novodévichi y en los prados que ahora ocupa el estadio
olímpico Luzhnikí. Los rusos poco a poco avanzaron hacia el centro de Moscú y
aunque los polacos recurrieron a la táctica de “tierra quemada”, destruyendo con
fuego todos los edificios, no pudieron detener a los milicianos. El 4 de
noviembre se tomaron por asalto las fortificaciones de Kitái-Górod, la primera
línea de defensa del kremlin. Tres días después la guarnición polaca se
rindió.
Los vencedores
recorrieron Moscú en procesión exhibiendo el icono de la Virgen de Kazán,
salvadora y protectora de la tierra rusa. Los historiadores destacan el hecho de
que por primera vez en la historia rusa hubo consenso entre todas las capas de
la población para acabar con lo que fue denominado como la “Época de las
Revueltas”. Con la elección de Mijaíl en 1613 como nuevo zar de Rusia comenzó la
época de la dinastía de los Románov. El zar Alejo I, que reinó entre los años
1645-1676, decretó el 4 de noviembre fiesta civil y religiosa del icono de la
Virgen de Kazán en memoria a la liberación de Moscú de los invasores
extranjeros. La fiesta se celebró por última vez a nivel estatal en el Imperio
ruso el 4 de noviembre de 1917. El 7 de noviembre (25 de octubre en el estilo
antiguo) se produjo el golpe de Estado protagonizado por los comunistas
bolcheviques y hasta la desintegración de la Unión Soviética en 1991 esta fecha
fue la principal celebración del país: el Aniversario de la Gran Revolución Socialista de
Octubre. El 4 de noviembre quedó únicamente como una
fecha destacada en el calendario religioso.
En 2004 el
patriarca Alejo
II, máximo líder religioso de los creyentes ortodoxos
rusos y una de las personalidades más influyentes del ámbito espiritual del
país, propuso fijar en el 4 de noviembre la fecha para una nueva fiesta
nacional: “Este día nos recuerda que en 1612 los rusos de diferentes capas y
creencias superaron la separación, vencieron al enemigo y establecieron en el
país la paz y la estabilidad civil. La nueva fiesta debe contribuir a la unidad
del pueblo, a la concienciación de que Rusia es nuestra patria común. Las
diferencias étnicas, sociales, políticas que son inevitables en cualquier Estado
moderno no deben obstaculizar nuestras labores conjuntas en aras del
florecimiento de la patria y del bienestar de los pueblos que la
habitan”.
Esta declaración
fue un argumento clave a favor del establecimiento de una nueva fiesta nacional
en unos años en los que entre los ciudadanos rusos todavía se escuchaban
opiniones a favor de preservar el 7 de noviembre como principal fiesta del
país.
En diciembre de
2004 el presidente Vladímir
Putin sancionó el decreto correspondiente y
el 4 de noviembre fue declarado día festivo. Durante la celebración se realizan
manifestaciones, se organizan conciertos y bailes y se lanzan fuegos
artificiales.
Mientras tanto, la
otrora festividad más importante de la Unión Soviética —el aniversario de la
revolución socialista— ahora lleva el nombre de “Día de la Concordia y
Reconciliación” y es jornada laborable. El 7 de noviembre por las calles suelen
manifestarse comunistas y miembros de los demás partidos de
izquierda.
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