Sras; Piedad Córdoba,Colombianas y colombianos por la paz. Lucia
Topolanski,Senadora de Uruguay. Jody Williams,Premio Nobel de la Paz 1997. Elena Poniatowska
Amor,Escritora mexicana. Alice Williams, Escritora afroamericana y feminista.
Premio Pulitzer a la obra de ficción en 1983 por la novela El color púrpura. Mirta
Baravalle,Presidenta de las Madres de la Plaza de Mayo. Isabel Allende,Escritora y
Senadora Chilena. Danielle Miterrand.Francia. Rigoberta Menchú.Premio Nobel de
Paz. Socorro Gómez,Presidenta del Consejo mundial por la Paz. Hermana Elsie Mongue,Ecuador.
Nidia Díaz,Dirigente FMLN, Margarita Zapata, Embajadora Nicaragua, Xiomara
Castro de Zelaya,Vocera Frente de Resistencia Hondureño
A nombre del Secretariado de las FARC-EP, a ustedes amigas
de la paz y de la solución política de los conflictos, nuestro saludo cordial. Aferrados
a la esperanza de que la liberación de prisioneros de guerra, como resultado de
un acuerdo entre las partes contendientes, puede encausar la nación hacia el
raudal de la solución política, respondemos hoy su misiva de agosto.
De acuerdo. El conflicto armado colombiano tiene profundas
causas sociales, económicas y políticas, que deben ser temas de discusión para
su superación definitiva. Compartimos igualmente que la paz de Colombia está
ligada a la paz de la región y que, además, es anhelo universal. No
permitiremos que se nos escape esta oportunidad para reiterar a través de
ustedes, nuestra disposición de dialogar con el estado, de cara al país, con
miras a un futuro de paz. Desde luego, aceptamos la disposición y concurso de
ustedes para contribuir en la búsqueda del noble propósito.
Nos solicitan en su carta un nuevo gesto de liberación
unilateral de prisioneros de guerra. Está bien. Pero quisiéramos compartir
algunas reflexiones sobre el tema:
Sería justo que apelando al ejercicio de la razón, el
derecho y la ética en el tratamiento del problema, no se invisibilizara a los
guerrilleros presos. Son alrededor de 800. El dolor no es solamente de los
familiares de los prisioneros en nuestro poder. El humanitarismo debe mirar,
siempre, con sus dos ojos.
Durante el gobierno de Ernesto Samper liberamos
unilateralmente en Cartagena del Chairá a 80 prisioneros de guerra. En el
cuatrienio de Andrés Pastrana, luego de la firma de un acuerdo humanitario,
liberamos a 47 militares y policías y en cambio recibimos 13 guerrilleros.
Inmediatamente, con la esperanza de generar un medio ambiente propicio para el
abordaje del canje, dejamos en libertad en la Macarena , sin ninguna
contraprestación, a 305 soldados y policías que habían sido capturados en
combate. Más recientemente, durante el gobierno de Álvaro Uribe, gracias a la
gestión humanitaria del presidente de Venezuela Hugo Chávez y de la senadora
Piedad Córdoba, liberamos, también de manera unilateral, a algunos senadores,
representantes, diputados y concejales, y a otro grupo de militares y policías.
La verdad es que nunca hubo reciprocidad por parte del gobierno de Colombia.
La disposición de las FARC en este sentido ha sido diáfana.
No admite discusión ni cuestionamiento. Seguimos a la espera del momento
propicio para pactar con el Estado colombiano un canje de prisioneros de
guerra.
La realidad es dura. Cuando en Medio Oriente el Estado
sionista de Israel libera a más de 1.000 prisioneros palestinos a cambio de uno
sólo de sus soldados, el gobierno de Colombia le ha dado la espalda, por 13
años, a los suyos. Aquí hay una indolencia infinita con el sentimiento de los
familiares de los soldados prisioneros, pero también un desprecio por la suerte
de unos hombres que arriesgando como nadie su vida, cayeron en el campo de
combate defendiendo los intereses de quienes hoy los olvidan.
En sana lógica, un acuerdo de paz en Colombia debiera estar
antecedido por un canje de prisioneros entre las partes contendientes porque,
sin duda, un evento tal allanaría la senda del entendimiento y el fin de la
guerra, del conflicto social y armado que se prolonga por seis décadas por la
intransigencia estéril de los gobiernos. Se debe poner punto final a una larga
historia de violencia institucional, de despojo, de paramilitarismo,
desapariciones forzadas, masacres, “falsos positivos”, fosas comunes,
exclusión, imposiciones neoliberales y manipulación de la opinión. A las
mujeres pacifistas del mundo representadas en ustedes les pedimos actuar y
extender sus manos solidarias hacia el pueblo de Colombia.
Les sugerimos dirigir su mirada sobre la situación que
afrontan centenares de guerrilleros presos y unos 7.500 ciudadanos encarcelados
por sus ideas, como resultado de la criminalización de la oposición política y
la protesta social; la mayoría de ellos acusados de terrorismo y de otros
delitos que tratan de ocultar el carácter político de su causa y sometidos a
condiciones infrahumanas de reclusión, irrespeto a la dignidad, violación de
sus derechos humanos, hacinamiento y torturas, políticas acentuadas por la
injerencia del buró federal de prisiones de los Estados Unidos. Les pedimos
analizar la posibilidad de constituirse en comisión, o gestionar la
conformación de una comisión humanitaria que visite las cárceles de Colombia y
constate en el terreno la veracidad de la denuncia. Intercedemos, igualmente,
por los presos sociales, por los que casi nadie habla, para protestar por las
condiciones degradantes de su reclusión.
Les solicitamos considerar, como asunto crucial para
aclimatar la convivencia, el estudio de fórmulas que permitan la repatriación y
liberación de Simón Trinidad, Sonia e Iván Vargas, guerrilleros de las FARC
prisioneros del imperio, extraditados a los Estados Unidos por el rencor y la
retaliación de un ex presidente desquiciado. Su extradición, sustentada en
montajes jurídicos urdidos por Uribe Vélez, la inteligencia militar y el ex
Fiscal Osorio, fue una flagrante violación de claras disposiciones
constitucionales. Simón Trinidad ha sido condenado a 60 años de prisión por una
causa ajena a la que fue extraditado. Vaya nuestra voz de aliento a los tres
rebeldes farianos, ante su infame y largo cautiverio neocolonial.
Permítannos reiterarles, distinguidas ciudadanas del mundo,
nuestro mensaje de irrenunciable decisión de continuar y elevar a nuevos
niveles la brega por la libertad de los prisioneros de guerra y de los presos
políticos.
Como un nuevo acto humanitario que respalda esta carta,
anunciamos la liberación de 6 prisioneros de los que permanecen en nuestro
poder, los cuales serán entregados a las firmantes de la misiva que hoy
respondemos, encabezadas por la insigne dirigente política colombiana, la
senadora Piedad Córdoba, previa precisión de los protocolos de seguridad. Esta
fue la determinación del comandante Alfonso Cano días antes de ser asesinado
por el régimen guerrerista y sanguinario de Juan Manuel Santos.
Con sentimientos de respeto y admiración,
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, noviembre de 2011.
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