domingo, 27 de noviembre de 2011

Medio centenar de países rechazaron iniciativa estadounidense para aprobar uso de bombas racimo




El ataque diplomático impulsado por Estados Unidos (EE.UU.) para debilitar la Convención de Oslo (2008) y conseguir la aprobación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el uso de bombas fragmentarias de racimo fracasó con la oposición de medio centenar de países. 
Aproximadamente desde hace cuatro años EE.UU., con apoyo de Israel, China, Rusia, Corea del Sur, Bielorrusia y Ucrania; inició una campaña diplomática para que se aprobara el uso de este tipo de armas convencionales producidas después de 1980.
Sin embargo, la Convención de Oslo suscrita por 111 países y ratificada posteriormente por otros 66 prohíbe el uso, producción y comercialización de este tipo de armas desde 2010. "El texto en discusión pretendía autorizar el uso de las bombas de racimo más recientes, dotadas de un mecanismo de autodestrucción y con un margen de error inferior al 1 por ciento, una posibilidad rechazada por organismos humanitarios y de defensa de los derechos humanos y por decenas de países", divulgaron medios de comunicación.


El argumento principal de EE.UU. fue que los países productores de las bombas de racimo y más susceptibles a utilizarlas no habían firmado la Convención de Oslo y en consecuencia no están limitados por ninguna prohibición.

En Ginebra la delegación de Costa Rica expresó en nombre propio y de otros 49 países su rechazo al documento. Portavoces de una mayoría de países fueron tomando la palabra uno a uno para negar el documento.

La aprobación de este protocolo requería el conseso, es decir, que ningún Estado se opusiera oficialmente; sin embargo, la negociación concluyó sin acuerdo, dejando la iniciativa quedó enterrada definitivamente.

Activistas de los derechos humanos aplaudieron la decisión sobre este tema.

En una rueda de prensa con activistas opuestos a la adopción de la propuesta de EEUU, Branislav Kapetanovic -ex militar serbio que perdió sus piernas, manos y parte de los brazos al explotar una bomba de racimo mientras realizaba tareas de desminado- exigió que se prohiban definitivamente estas municiones y testimonió sobre su efecto devastador

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