martes, 9 de julio de 2013

UNA DERROTA QUE PRESENTARÁN COMO UN LOGRO


La comisión de Producción del Senado se reunió este miércoles para seguir analizando el proyecto de ley que regulará el uso de agroquímicos, el nuevo texto propone exclusión de 500 metros desde poblados, escuelas y cursos de agua
Finalmente la Comisión se avino a considerar la posibilidad de alejar las fumigaciones con venenos de las escuelas y poblados rurales.      La resistencia social que vienen despertando los legisladores y sus acciones tendientes a “blanquear” el envenenamiento con agrotóxicos al que somos sometidos por la agricultura industrial que se practica en la provincia finalmente hizo desistir, contra su voluntad, al Senador Oscar Arlettaz que proponía que la distancia estuviera librada al criterio de los fumigadores.
Sin embargo es solo una medida cosmética, porque el descontrol que existe actualmente para las fumigaciones crecerá y se multiplicará dado que el organismo de supervisión será la Secretaría de la Producción que dirige el ex ambientalista Roberto Shunk, o sea el zorro cuidará las gallinas.
Todos sabemos que en el actual modo de producir cereales, los herbicidas y agrotóxicos son imprescindibles porque sus semillas han sido modificadas genéticamente para actuar mancomunadamente con estos venenos, o sea que si lo que se determina es que no se podrá fumigar a menos de 500 metros, pero se siembra hasta el borde de escuelas y poblados, la norma no será respetada y tampoco habrá nadie con vocación de que lo sea a cargo de los controles.

Si siembran al lado de escuelas y poblaciones fumigarán al lado de escuelas y poblaciones.



Anteriormente el organismo supervisor era la Secretaría de Ambiente, en manos del inefable Fernando Raffo, quien acaba de cometer una nueva boutade, esta vez  de rango monumental: otorgó ‘por error’ (SIC), según sus propias palabras, una autorización para perforar 1.500 metros de subsuelo, atravesando el acuífero Guaraní en un proyecto termal de categoría 2 es decir  que se sabe de antemano que causará grandes impactos ambientales.
Literalmente la Resolución Nº 219 presentada por Raffo dice que “por un error involuntario se otorgó el mencionado certificado para realizar las perforaciones exploratorias” en el predio donde serían instaladas las nuevas termas.
Es solo una perla mas en el nefasto collar de agresiones que Raffo ha venido habilitando al ambiente entrerriano, aunque esta vez de una grosería insultante.
El tema de la distancia de las fumigaciones carece de sentido sino se lo incorpora en el del cuestionamiento integral del actual modo productivo.
Controlados por Monsanto, los productores rurales y sus organizaciones gremiales, lo mismo que los legisladores, sostienen que no hay otra forma de producir en el campo que no sea la que implica envenenar y desertificar suelos y acuíferos y que por lo tanto hay que “dejarse envenenar un poco” sino no tendríamos alimentos abundantes y baratos.

Esta falacia queda desmentida por la historia humana que siempre produjo sus alimentos en condiciones sustentables, hasta la llegada de las multinacionales químicas que sobornando conciencias impusieron el actual modelo productivo.

Argumentaciones similares eran usadas por los plantadores forestales entrerrianos, cuando se oponían a la prohibición de exportación de la provincia de rollizos sin elaborar, cuando las luchas contra BOTNIA (UPM) obtuvieron la ley que impide la salida de madera sin procesar del territorio entrerriano.

Cuando se efectuaba esta discusión, los forestadotes argumentaban que iban a quebrar porque no podrían vender sus rollizos.

Sin embargo el tiempo permitió demostrar que teníamos razón, porque del lado uruguayo, donde las empresas celulósicas acapararon toda la materia prima, cerraron 170 de los aserraderos que existían en Paysandú, mientras que aquí permanecen activos, un número similar de industrias que sostienen miles de puestos de trabajo y generan riqueza regional.



Al modelo productivo de agrotóxicos/transgénicos se lo puede suplantar con uno sustentable ambientalmente y sostenible económicamente, pero las multinacionales y sus voceros locales se ocupan muy bien que estos debates no se efectúen, especialmente en la legislatura entrerriana, cómplice de este modelo.

Es posible que el anuncio del establecimiento de 500 metros de distancia para las fumigaciones sea exhibido por los legisladores como una concesión valiosa a los reclamos ciudadanos, pero quienes andamos en estas lides sabemos que nada significarán en el contexto productivo actual de dominio total de la agricultura local por parte de estas nefastas empresas.

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