¿Qué pasaría si hubiera sido un jerarca estadounidense el que se quedara varado a la fuerza en territorio extranjero, como le pasó al presidente Evo Morales el pasado 2 de julio? Un portaaviones estadounidense, ocho destructores y dos buques de desembarco, transportando más de mil soldados, marines y paracaidistas, se desplazaron hacia Venezuela el 13 de mayo de 1958 en la noche para “rescatar” al vicepresidente estadounidense Richard Nixon. ¿La razón? Su empeño de visitar Caracas 3 meses después del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez. Al llegar a suelo patrio, fue abordado por miles de personas que protestaban su presencia. Lanzaron piedras, patearon el vehículo donde viajaba y le rompieron los vidrios. Nixon salió ileso, pero el presidente yanqui Dwight Eisenhower ordenó la movilización de tropas hacia Venezuela.
El pasado 2 de julio, el avión que transportaba al presidente de Bolivia, Evo Morales, recibió un trato pocas veces visto cuando regresaba a su país luego de un viaje a Moscú. Mientras estaba en el aire, cuatro países europeos decidieron cancelar el permiso de sobrevuelo que previamente le habían concedido, forzándolo a aterrizar en Austria de emergencia, con poco combustible. Alberto Carnero, embajador de uno de esos países (España), le informó al presidente boliviano que sólo se le concedería el permiso de sobrevuelo si permitían revisar el avión y verificar que en él no estuviese Edward Snowden, ex trabajador de una contratista de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés). Morales denunció que se encontraba secuestrado y que su vida, la de su comitiva y su tripulación habían sido puestas en peligro al obligárseles a aterrizar de emergencia.Por trece horas, Morales no pudo despegar. El país donde se encontraba no le imponía ninguna restricción; de hecho, el presidente de Austria, Heinz Fischer, le hizo una visita amistosa mientras estuvo en el aeropuerto.
Pero, con el bloqueo realizado por Francia, España, Italia y Portugal (y la amenaza potencial de que otros países se unieran al bloqueo), era prácticamente imposible garantizar que el avión de Morales pudiera seguir una ruta segura camino a Suramérica. El avión FAB-001 usado por el presidente boliviano es un Dassault Falcon 900EX, avión de fabricación francesa con una autonomía de 8.340 kilómetros. Pero la distancia entre Moscú y La Paz es de unos 12.500 kilómetros, gran parte de ellos sobre el océano Atlántico, lo que obliga a la tripulación a hacer varias escalas para realizar este vuelo sin riesgos para sus pasajeros.
Una vez concluida la emergencia, los pronunciamientos de organismos como el Alba, Unasur, Celac y hasta la OEA en defensa del presidente Morales no se hicieron esperar. Varios presidente de Unasur emitieron un comunicado en el que exigen explicaciones y disculpas a las cuatro naciones que bloquearon el vuelo de Morales.
Derecha resta importancia a lo ocurrido
Pero, por otro lado, sectores de derecha tendieron a minimizar el incidente. ”Lo importante es que Snowden no va en ese avión y, por tanto, todo este debate que se ha producido es un poco artificial”, dijo el presidente español, Mariano Rajoy, aquel día. ”La OEA se convirtió en un tribunal que encontró culpable a Italia sin pruebas”, manifestó el observador permanente de Italia ante la OEA, Sebastiano Fulci. ”No es Italia que debería pedir disculpas a Bolivia sino todo lo contrario” dijo en la sesión de este 9 de julio. Diferentes políticos venezolanos se han expresado en términos similares, restando importancia al bloqueo hecho al presidente boliviano.
¿Qué hubiese pasado si, en vez de haber sido el avión de Morales, hubiera sido el Air Force One del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, al que países latinoamericanos repentinamente le negaran el permiso de sobrevuelo obligándolo a aterrizar? O, si hubiera sido el avión de un presidente europeo, ¿qué nos pasaría? Los presidentes y cancilleres de Bolivia, Venezuela y otras naciones suramericanas se han hecho una y mil veces estas mismas preguntas.
La respuesta no es difícil de imaginarse. Existen antecedentes que nos dan una idea de lo que ocurriría si el presidente o una alta autoridad de los Estados Unidos se quedara varado en Venezuela en contra de su voluntad.
Invasión instantánea
Un documento hallado en la página web del Comando de Historia y Herencia Naval de la Marina de los Estados Unidos, elaborado por Adam Siegel, del Centro de Análisis Naval de dicha organización, enumera 207 operaciones de intervención militar emprendidas entre 1946 y 1990 por la Marina y el Cuerpo de Marines estadounidense como respuestas a supuestas crisis en todo el mundo.
En la operación 49, describen la intervención que casi se realiza contra nuestro país el 13 de mayo de 1958, cuando el vicepresidente estadounidense Richard Nixon insistió en visitar Venezuela a pesar de que las condiciones no estaban del todo dadas. La gente protestó con mucha contundencia su arribo al país, llegando a patear su vehículo y reventar algunas ventanas. Nixon y su comitiva resultaron ilesos, y si bien tenían la posibilidad de retirarse de Venezuela, insistieron en quedarse.
El presidente estadounidense, Dwight Eisenhower, no se tomó el asunto con calma. De inmediato ordenó el envío de soldados, marines y paracaidistas de diferentes bases ubicadas en el Caribe, con el fin de colocarse frente a las costas de Venezuela y prepararse para intervenir el país.
Dice el documento:
El 13 de mayo de 1958, una multitud atacó la caravana que transportaba al Vicepresidente Nixon del aeropuerto a la ciudad de Caracas, Venezuela. Dos compañías de la 2da División de Marinesestadounidenses fueron enviadas por avión desde Camp Lejeune (Jacksonville, Carolina del Norte) hasta la base estadounidense en Guantánamo, Cuba, donde abordaron dos naves: el buque anfibio USS Boxer y el crucero pesado USS Boston. Además, el portaaviones USS Tarawa y cuatro destructores fueron despachados desde la costa este de EEUU, y cuatro destructores más fueron enviados desde Guantánamo. Dos compañías de infantería aerotransportada del Ejército estadounidense fueron trasladadas desde Fort Campbell, en Kentucky, hacia Puerto Rico.Tras el incidente, las autoridades venezolanas recibieron a Nixon y le pidieron disculpas. Nadie lo obligó a permanecer en suelo venezolano, nadie lo tenía secuestrado, nadie le estaba haciendo un bloqueo aéreo ni lo estaba reteniendo en el país; todo lo contrario, ¡la gente le pedía que se fuera! Y, finalmente, Nixon se fue dos días después del incidente. ”La alerta fue cancelada el día 15, luego de que el Vicepresidente partiera de Venezuela”, finaliza el reporte antes mencionado.
El despiliegue de tropas estadounidenses fue reseñado de esta forma por El Nacional el 14 de mayo de 2013, basándose en cables de agencias internacionales (ver aquí en mayor tamaño):
Estas son algunas de las embarcaciones militares descritas en el reporte, que fueron enviadas a aguas venezolanas.
- El USS Tarawa: portaaviones clase Essex, construido durante la II Guerra Mundial. 271 metros de longitud, era capaz de alcanzar una velocidad de 33 nudos (61 km/h) y contaba con 3,448 tripulantes. Transportaban hasta 36 aviones cazas F6 Hellcat, 36 bombarderos SB2C Helldiver y 18 aviones torpederos TBF Avenger.
- El USS Boxer también era un portaaviones clase Essex, que luego de la guerra de Corea realizó diferentes trabajos, entre ellos el de plataforma anfibia de asalto en el mar Caribe.
- El USS Boston, un crucero pesado de clase Baltimore con seis cañones de 8 pulgadas, usado para el soporte de desembarco de tropas anfibias. Tenía 205 metros de largo y podía transportar 1.142 personas. Además, en 1952 se convirtió en el primer buque en el mundo capaz de transportar misiles guiados.
- Además, fueron enviados 8 destructores (buques torpederos de gran poder de armamento, que funcionan como escoltas), dos compañías de Marines y dos de tropas aerotransportadas: en total unos mil efectivos militares.
El mismo día anterior a su visita a Caracas, se publicaban informaciones sobre un supuesto atentado que ocurriría en la capital venezolana contra su vida.
Al parecer, algunos sabían lo que iba a suceder. “Venezuela no es país de cobardes, y disparar tiros o piedras contra un huésped sería un acto contrario a la tradición y al modo de ser viril de los venezolanos”, declaró Rómulo Betancourt el día anterior a la visita de Nixon, según informó El Nacional del 13 de mayo. Ese mismo día, dicho diario informaba que el Concejo Municipal caraqueño, que -según la agenda- debía recibir la visita del vicepresidente estadounidense, no tenía nada especial preparado para recibirlo; al parecer, no tenían ningún interés en el personaje.
A pesar del ambiente de protestas por parte del pueblo venezolano y el poco interés de muchos políticos en recibir a Nixon, éste decidió realizar su visita; entre otras razones, era muy importante que la Junta de Gobierno presidida por Wolfgang Larrazabal ratificara diferentes convenios firmados por el recientemente derrocado Marcos Pérez Jiménez con los Estados Unidos.
Las siguientes fotos y un video en Youtube muestran lo ocurrido durante la visita.
Este precedente histórico nos da pistas de lo que probablemente ocurriría si Venezuela, o cualquier grupo de países latinoamericanos, hubieran tratado a un presidente europeo o estadounidense de la misma forma que estos 4 países europeos trataron al presidente Evo Morales Ayma, el pasado 2 de julio de 2013.
Comparar a Evo Morales con Richard Nixon sin duda que es odioso y desagradable. El primero: presidente indígena y luchador social que ha reivindicado con coraje y valentía a su pueblo ante amenazas internas y externas. El segundo: republicano, guerrerista y de extrema derecha, destituido tras conocerse el escándalo Watergate de escuchas ilegales contra sus opositores. Si el pueblo venezolano de 1958 fue capaz de lanzarle piedras a Nixon en su rol de Vicepresidente, no imaginamos qué hubieran sido capaces de conocer su posterior rol en la guerra de Vietnam y su protagonismo en el golpe de estado contra el presidente chileno Salvador Allende, que causó su muerte y la de miles de partidarios a manos del dictador Augusto Pinochet, con quien Nixon cooperó en todo momento.
Sin embargo, las circunstancias vividas por Morales y Nixon tienen al menos algunos paralelos que nos permiten defender la posición digna, firme y, sin embargo, pacífica en la que gobiernos de Suramérica han exigido explicaciones y disculpas a España, Portugal, Italia y Francia.
La respuesta diplomática de los países del sur dando apoyo a Morales dista mucho de la postura guerrerista que Estados Unidos mantenía en aquellos días, y mantiene hoy. Pero para nada es desproporcionado, exagerado ni artificial el exigir explicaciones ni disculpas: lo ocurrido contra el presidente Morales fue una grave falta de respeto a su investidura. Por fortuna, los países latinoamericanos amamos la paz y sabemos defender nuestra dignidad sin que eso implique el buscar excusas para invasiones o intervenciones militares.
Fuente: http://albaciudad.org/wp/index.php/2013/07/venezuela-casi-fue-invadida-en-1958-cuando-ocurrio-un-hecho-similar-al-vivido-por-evo-morales/
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