"La comunidad euroatlántica de la seguridad es
todavía un mito", dijo el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, en una
conferencia del Consejo Ruso para Asuntos Internacionales. "Pero este mito
debe llegar a hacerse una realidad", afirmó.
Además, insistió en recibir garantías de que el
sistema de defensa antimisil europeo no esté dirigido contra objetivos
estratégicos de Rusia. “Nadie nos ha explicado porque tenemos que creer (que el
sistema de defensa antimisil europeo) no está dirigido en nuestra contra”,
indicó.
Una intervención militar extranjera debe ser castigada
Medvédev considera que es inaceptable el uso de la
fuerza en los asuntos internacionales sin que estos sean sancionados por el
Consejo de Seguridad de la
ONU. Además , señaló que la violación del derecho
internacional en la solución de los problemas de Siria e Irán llevarán a la
anarquía.
“Son inadmisibles las amenazas de una intervención
militar extranjera en los asuntos internos de otros países”, dijo el presidente
ruso e hizo hincapié en que estas deben considerarse como un intento de violar
los derechos internacionales.
Manipulación de la opinión pública
Al solucionar problemas internacionales como el
conflicto en Siria hay que prevenir las manipulaciones de la opinión pública,
dijo Medvédev.
“Actualmente estamos observando esfuerzos insistentes
en las relaciones internacionales para utilizar esquemas y actos destinados
para manipular a la opinión pública. Como resultado, los objetivos que se
plantea un país o un grupo de países son implantados en la conciencia de la
gente como una verdad en su última instancia”, resaltó.
Ante tales manipulaciones, otras opiniones se
descartan, dijo el presidente ruso y aseguró que cualquier iniciativa o
decisión, aunque estén apoyadas por la mayoría, no deben contradecir las normas
internacionales y el orden democrático en la toma de decisiones.
Angustia por ‘dobles estándares’
“No podemos consentir —dijo— un enfoque selectivo a la
hora de evaluar la situación de los derechos humanos. Este enfoque, que se basa
habitualmente en la dualidad de los estándares, propicia la devaluación de los
principios fundamentales de las relaciones internacionales, al igual que del
mismo concepto clásico de la democracia que hemos absorbido desde los años en
el colegio o en los cursos universitarios”.
“¿Como en este sentido uno puede percibir los
‘mantras’ de unos países que se consideran como los mayores conductores de la
democracia, si en la trama libia —o ahora siria— se escogen como ejemplos del
desarrollo democrático los Estados, cuya vida política se regula con unas
normas muy particulares?”, se preguntó retóricamente el presidente ruso. “¿Eso
no les angustia a ellos mismos?”
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