sábado, 16 de julio de 2011

El suelo de la tienda se movía como una cama de agua, impermeable, pero fría como el hielo. Y acurrucado sobre un aislante esperaba que una a una fueran tocando las horas, intentando llegar a ver el clarear del día.

PIRINEOS: IMPRESIONANTES VERTICALES, MONUMENTAL GEOLOGÍA.
¿Alguna experiencia dur ...a que hayas vivido en estas montañas?
Como alguna impresionante tormenta que te haya sorprendido, alguna obligada pernocta en la montaña por imprevistos o algún duro regreso de alguna ascensión, etc. Cuéntanos la que te apetezca José Miguel... (Fotógrafo y coordinador de viajes en Ibérica 2000)
Estimados amigos:
Recuerdo con mucho respeto unos días de final del mes de agosto, en los que me sumergí 10 días en solitario por el Alto Pirineo Aragonés. Después de un duro día de senderismo entre el caos de millones de rocas ordenadamente desordenadas por el Valle de Los Sarrios, descendí a una pradera al cobijo del pico Bisaurín. En momentos mientras montaba la ligera tienda que llevaba, y me acomodaba a calentar una sopa momentos antes de oscurecer, descendió la niebla y sobre ella empezó una intensa lluvia. Jornadas secas dieron paso a una noche de relámpagos, truenos, aguas torrenciales que se escuchaban tremendas despeñarse en aquella intrigante oscuridad. Parecía que la tormenta devoraba a la cordillera, que la tragaba, que la engullía de un sorbo, y en ella yo estaba dentro, en un lugar perdido de la mano de Dios.

El suelo de la tienda se movía como una cama de agua, impermeable, pero fría como el hielo. Y acurrucado sobre un aislante esperaba que una a una fueran tocando las horas, intentando llegar a ver el clarear del día.
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Me aclamé a los ángeles del cielo, aterrado y sujetando las paredes de finas telas, que eran vapuleadas, zarandeadas, maltratadas por los duros, fuertes y fríos vientos que descendían de aquellas laderas. Las aguas del riachuelo donde me instalé subían su rugido por momentos. No pegué ojo en toda la noche, esperando que la tienda volase conmigo dentro, y entre las aguas que caían sin escrúpulos me arrastrasen a los barrancos. Sólo podía vislumbrar mi situación insignificante cuando sacaba la cabeza por la portezuela de la minúscula tienda, y aquel espectáculo eléctrico iluminaba las gigantescas paredes, y me hacían sentir un ser diminuto ante la magistral creación de La Naturaleza, indómita e indomable por los siglos de los siglos.

Al amanecer, las nubes se disiparon, y tras la noche desapareció la tormenta como si de un milagro se tratase. Exhausto, cohibido por las bajas temperaturas, y entumecido por la humedad me calenté un buen café con el sencillo hornillo que llevaba.
Al salir el Sol, todo cambió drásticamente. Todo el paisaje amenazador en la incertidumbre de la noche, se convirtió en un ameno paisaje para los ojos a la luz natural. A las 9 de la mañana salí de nuevo de aquel lugar, ascendiendo paso a paso por el gran roquedo, y el sudor ya volvía a resbalar por mis mejillas... Yo era otro hombre, más valeroso por haber hecho frente a las dificutades saliendo airoso por esta vez.

Una buena época en el "Pirineo Monumental" es mediados-finales de Octubre-Noviembre. El Otoño llena de colores cada paisaje de bosque biodiverso, es el sueño después de la vida veraniega. En la imagen, las cascadas de Cotatuero más arriba de la pradera de Ordesa en Torla, con sus colores pluscuamperfectos. El frío no importa, cuando la belleza del paisaje te llena el espíritu y comulgas plénamente con la inmensidad. Esto es comulgar con esta "Madre Tierra" que nos a acunado a cada uno de nosotros, en un lugar escondido de este bello Planeta. No te pierdas el vivir en los sencillos pueblos, recorriendo sus montañas.
Si no experimentas esto, no valorarás los pequeños pero maravillosos, valiosísimos detalles, de una vida en contacto con lo más salvaje, con lo más fresco y natural. Plena libertad al aire libre...
http://www.iberica2000.org/Es/​Busquedas.asp?Palabra=pirineoa​ragones

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