lunes, 10 de octubre de 2011

La larga mentira del 12 de octubre



El 12 de Octubre se celebra el día de la “raza” y del “descubrimiento” de América. Durante siglos se han fabricado mitos para justificar a los “vencedores”. Y lo más trágico es que han sido aceptados de manera acrítica por vastos sectores de nuestros pueblos, influenciados por la educación impartida desde la escuela basica. No por casualidad entre nosotros se ha glorificado a Barros Arana, Encina, Edwards, Eyzaguirre y otros.
Pasemos a ver algunos de esos Mitos resumidamente:
MITO Nº 1:  Que los españoles, guiados por Colón, descubrieron América.
Antes de la llegada de los españoles existían en nuestra América culturas milenarias. Si alguien la descubrió fueron los hombres que, provenientes del Asia, cruzaron el estrecho de Behring hace más de 50.000 años, bajando hasta el extremo sur chileno (Pali- Aike .Magallanes) donde se han encontrado restos humanos que datan de unos 10.000 años.
Posteriormente, hace unos 5.000 años, llegaron en canoas- por el Pacífico norte- navegantes originarios de la cultura Jomon (isla Kyushu, al sur de Japón) que con su cerámica influyeron a la Cultura Valdivia (Ecuador) y a otros pueblos originarios de la actual Colombia.



En consecuencia, Colón no descubrió nada porque nuestra América ya estaba culturizada por los pueblos originarios. Si se esgrimió la palabra “descubrimiento” fue para justificar la conquista de territorios ricos en metales preciosos.
¿Por qué no se habló del descubrimiento de Asia luego del viaje de Marco Polo en el siglo XIII?
La respuesta es que Europa- en relación con los avances de la cultura china- no estaba en condiciones de conquistar Asia.
MITO Nº 2:
Que el Viejo Mundo era la avanzada de la civilización y el Nuevo Mundo estaba en el salvajismo.
Detrás de este planteamiento está sin duda la concepción eurocéntrica y etnocéntrica de la historia que, vista desde el ángulo europeo, pudo hablar de Indias Occidentales y Orientales así como se visualizó en Asia el Cercano, Medio y Lejano Oriente. Con justa razón, los chinos hablaban de la lejana Europa. No siempre Europa fue el ombligo de la historia universal.
Indoamérica no fue Nuevo Mundo porque poseía culturas más antiguas que la de los que la invadieron. Nuestro neolítico fue tan antiguo como el de Europa occidental con cultivos incipientes en Teotihuacán que datan de 7.000 años a.c., y maíz cultivado hacia 5.000 a.c., y en Chile restos agrícolas de 3.500 a.c. Pronto se abrieron paso las terrazas o andenes para regadío artificial, junto con un notable avance en cerámica y cestería. En cuanto a elaboración de metales, nuestras culturas originarias estaban en un grado de adelanto igual o superior al de los europeos de siglo XV.
Además, en Indoamérica se inició tempranamente una revolución urbana, con ciudades como Teotihuacán, con cerca de medio millón de habitantes, el Cuzco y Lubaatún (Imperio Maya) con 50.000, superando con creces la población de Atenas en su máximo esplendor bajo Pericles. En el momento de la invasión española, las ciudades más grandes del mundo era Pekín y nuestra Teotihuacán. Y todo esto sin afectar los ecosistemas naturales, con los cuales la sociedad seguía manteniendo plena armonía. Los Mayas descubrieron un calendario tanto o más preciso que el juliano del imperio romano. También crearon el número cero, que recién fue incorporado a Europa occidental a través de los árabes.
MITO Nº 3:
El Día de la Raza.
No está claro si los españoles recurrieron a la zoología para difundir el concepto de raza, de inequívoca inspiración etnocéntrica. En todo caso, lo utilizaron al calificar de “sub-humanos” a nuestros aborígenes, asociando arbitrariamente el color de la piel con las facultades síquicas.
Así era fácil justificar la sed de riquezas en nombre de una supuesta raza superior. Es conocido el genocidio de millones de indígenas cometido bajo el signo de la cruz y la espada, a los cuales habría que agregar la pólvora, las armas de fuego y -por qué no decirlo- el falo para consumar una de las mayores y masivas violaciones de la historia. Esta violencia contra la mujer también se hizo en el nombre de la “raza superior”, mentira que a partir de 1810 fue repetida por la clase dominante criolla para arrebatarle a los pueblos originarios las tierras que aún les quedaban en el siglo XIX, alegando- como se hizo con la llamada “pacificación de la Araucanía”- que así lo demandaba el progreso.
Una vez consolidado el Estado nacional, las burguesías latinoamericanas se aprestaron a celebrar el Día de la Raza a fines del siglo XIX.
Finalmente, una interrogante: ¿Qué diferencia cualitativa existe entre la masacre de 6 millones de judíos ordenada por Hitler y el genocidio de aproximadamente 40 millones de personas de nuestros pueblos originarios cometido por los militares españoles y ordenado por la monarquía de Fernando e Isabel la Católica?
MITO Nº 4:
La Madre Patria.
¿A quién se le pudo ocurrir que sea “madre patria” la que exterminó el 75% de la población aborigen, desarraigó a 10 millones de Negro y explotó sin piedad a millones de mestizos? Ni siquiera fue “madre patria” para los criollos que tuvieron que enfrentar a España en la lucha por la Independencia.
Estas elites -que empezaron con el ideal bolivariano de construir una patria grande y terminaron en “patrias chicas- fueron precisamente las que a fines del siglo pasado comenzaron a levantar el mito de la “madre patria” con la intención de limar las asperezas de la Independencia para reiniciar el intercambio comercial con España.
MITO Nº 5:
Que América Latina se incorporó a la modernidad con la colonización europea.
Veamos cómo se expresó esta modernidad eurocéntrica en nuestra América. Si ella significa deterioro ecológico, indudablemente que fuimos incorporados a través de la colonización española y portuguesa que devastó nuestra flora y fauna, generada en 500.000 millones de años, en aras de la economía de exportación. Si por modernidad se entiende propiedad privada generalizada de los medios de producción, entonces por suerte nuestros aborígenes no eran modernos porque trabajaban la tierra que colectivamente poseían. Si por modernidad se entiende imponer un Dios único, que además castiga, entonces la gente de nuestra tierra justificadamente lo rechazó, manteniendo su cosmovisión con dioses representativos de su armónica relación con la naturaleza.
Si para los españoles la modernidad se expresaba en gobiernos monárquicos, entonces los indoaméricanos, para bien, nunca fueron modernos porque tenían una concepción democrática de generación del poder a través de asambleas que elegían caciques.
Fuente: “Los Cinco Mitos del V Centenario” por Luis Vitale y “Las Venas Abiertas de América Latina” por Eduardo Galeano.

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