El autor ironiza sobre el nuevo programa periodístico de
Jorge Lanata en Canal 13 (Grupo Clarín).
La imagen de un forro que se vendió al mejor postor |
“Luego de la mala leche queda la-nata”. Esta frase se leía
en un cartel durante manifestaciones de apoyo a Cristina en ocasión de alguno
de sus enfrentamientos con las corporaciones tradicionales. Quien se hizo cargo
del insulto culpó a uno de los más destacados periodistas de investigación de la Argentina como autor de
la mencionada expresión. Con una rabia desmedida, el comunicador de apellido
lácteo intentó descalificar y agredir a quien creía que había sido el mentor de
la frase. El enunciado de ese simpático cartel refería a la muerte de un agente
de prensa de los sectores concentrados del poder económico y de toda dictadura
padecida por el pueblo argentino entre los años 1955-1983.El escrito anunciaba
el peligro de que el “gran Jorge”, comunicador mediático puesto de moda en los
años ’90, podía travestirse ideológicamente, o lo que era peor, mostrar su
verdadera esencia mercenaria en la profesión que desarrollaba desde los años
del menemismo hasta la actualidad.
El “gran Jorge” se presentaba como la izquierda pro-gre que
enfrentaba al neoliberalismo menemista. Exhibía los antecedentes de su breve
participación en el diario Página 12, o su “esfuerzo” en la defensa de los
Derechos Humanos cuando esto era rentable. Rentable en puntos de medición televisiva
o en dinero que ingresaba en los bolsillos del “gran Jorge”. Un hombre
realmente completo. Incursionó en el campo de la investigación histórica
anunciando desde su librito que desde ese momento los argentinos conocerían la
verdad de la
Historia Argentina. Evidentemente, si el “gran Jorge”
escribía la verdad absoluta, ¿para qué seguir investigando? Fue un dolor muy
fuerte para los grandes académicos que de allí en más tuvieron que “esforzarse
mucho” para encontrar nuevos temas de investigación.
El “gran Jorge” todo lo abarcaba, desde la radio hasta la
televisión, poco a poco iba agrandando su figura. Criticaba mucho las
frivolidades del neoliberalismo pero profundizaba poco y no proponía nada. Esa
era la “correcta forma” de hacer periodismo; quizás de él copiaron otros su
manera “revolucionaria” de llevar adelante su profesión. Realmente un
“transgresor”, que fuma públicamente en lugares no permitidos marcando el
ejemplo de una “moral revolucionaria” que deja chata la conducta de grandes
hombres como Cooke, Guevara o Walsh.
Y así fue como un día el “gran Jorge” cambió de bando. Su
giro político fue todo un sacrificio que se debió a una suerte de necesidad de
alianzas como en los tiempos de los “frentes populares”, juntarse con el
“enemigo capitalista explotador” con el fin táctico de enfrentar un mal peor.
Lo cierto es que el “gran Jorge” consideró que sus anteriores adversarios por
él criticados, hoy representan los últimos bastiones de la “libertad de prensa”
amenazada por la movilización popular kirchnerista. Hoy, los débiles son los
que han contratado sus heroicos servicios para contrarrestar el avance del
“populismo inorgánico”.
El hombre que pasó de ser el denunciador durante el
menemismo a un “actor” en el escenario del teatro Maipo, hoy trabaja denodadamente
por la “libertad de empresa, perdón, de prensa”. Seguramente, su figura se
seguirá agrandando en la medida que siga siendo el ejemplo de lucha contra la
vulgaridad de las “masas ignorantes” y de todo lumpenaje que atente contra los
“más aptos” como el “gran Jorge”.
¿Qué sería de la Argentina sin el “gran Jorge”? ¿Quién podría
disipar las tinieblas de la ignorancia colectiva?
El “gran Jorge” está donde tiene que estar, donde estuvo
siempre, trabajando para quien mejor paga. Pero eso sí, siempre en defensa de
las libertades interesadas pero libertades al fin. La conducta del “gran Jorge”
se adecua al contexto en el cual desarrolla su tarea. Su “humildad” es tan
amplia que aceptó ser lacayo del “periodismo dependiente”con tal de luchar
contra la “barbarie” de los sectores subalternos de la sociedad. El “gran
Jorge” es hoy un heroico legionario que al toque del clarín responde al mandato
de sus amos para reprimir la brutalidad de los seres que no han llegado todavía
a la condición de humanos.
Habría que reflexionar sobre la transformación
socio-cultural que se ha iniciado ya que ha motivado la aparición de
comunicólogos como el “gran Jorge”. Con la “blancura” de la “mala leche” y el
“tenor graso” de “La-nata”.
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