miércoles, 23 de mayo de 2012

La “mala leche”, “La-nata” y algunas ironías



 El autor ironiza sobre el nuevo programa periodístico de Jorge Lanata en Canal 13 (Grupo Clarín).

La imagen de un forro que se vendió al mejor postor
“Luego de la mala leche queda la-nata”. Esta frase se leía en un cartel durante manifestaciones de apoyo a Cristina en ocasión de alguno de sus enfrentamientos con las corporaciones tradicionales. Quien se hizo cargo del insulto culpó a uno de los más destacados periodistas de investigación de la Argentina como autor de la mencionada expresión. Con una rabia desmedida, el comunicador de apellido lácteo intentó descalificar y agredir a quien creía que había sido el mentor de la frase. El enunciado de ese simpático cartel refería a la muerte de un agente de prensa de los sectores concentrados del poder económico y de toda dictadura padecida por el pueblo argentino entre los años 1955-1983.El escrito anunciaba el peligro de que el “gran Jorge”, comunicador mediático puesto de moda en los años ’90, podía travestirse ideológicamente, o lo que era peor, mostrar su verdadera esencia mercenaria en la profesión que desarrollaba desde los años del menemismo hasta la actualidad.
El “gran Jorge” se presentaba como la izquierda pro-gre que enfrentaba al neoliberalismo menemista. Exhibía los antecedentes de su breve participación en el diario Página 12, o su “esfuerzo” en la defensa de los Derechos Humanos cuando esto era rentable. Rentable en puntos de medición televisiva o en dinero que ingresaba en los bolsillos del “gran Jorge”. Un hombre realmente completo. Incursionó en el campo de la investigación histórica anunciando desde su librito que desde ese momento los argentinos conocerían la verdad de la Historia Argentina. Evidentemente, si el “gran Jorge” escribía la verdad absoluta, ¿para qué seguir investigando? Fue un dolor muy fuerte para los grandes académicos que de allí en más tuvieron que “esforzarse mucho” para encontrar nuevos temas de investigación.

El “gran Jorge” todo lo abarcaba, desde la radio hasta la televisión, poco a poco iba agrandando su figura. Criticaba mucho las frivolidades del neoliberalismo pero profundizaba poco y no proponía nada. Esa era la “correcta forma” de hacer periodismo; quizás de él copiaron otros su manera “revolucionaria” de llevar adelante su profesión. Realmente un “transgresor”, que fuma públicamente en lugares no permitidos marcando el ejemplo de una “moral revolucionaria” que deja chata la conducta de grandes hombres como Cooke, Guevara o Walsh.
Y así fue como un día el “gran Jorge” cambió de bando. Su giro político fue todo un sacrificio que se debió a una suerte de necesidad de alianzas como en los tiempos de los “frentes populares”, juntarse con el “enemigo capitalista explotador” con el fin táctico de enfrentar un mal peor. Lo cierto es que el “gran Jorge” consideró que sus anteriores adversarios por él criticados, hoy representan los últimos bastiones de la “libertad de prensa” amenazada por la movilización popular kirchnerista. Hoy, los débiles son los que han contratado sus heroicos servicios para contrarrestar el avance del “populismo inorgánico”.
El hombre que pasó de ser el denunciador durante el menemismo a un “actor” en el escenario del teatro Maipo, hoy trabaja denodadamente por la “libertad de empresa, perdón, de prensa”. Seguramente, su figura se seguirá agrandando en la medida que siga siendo el ejemplo de lucha contra la vulgaridad de las “masas ignorantes” y de todo lumpenaje que atente contra los “más aptos” como el “gran Jorge”.
¿Qué sería de la Argentina sin el “gran Jorge”? ¿Quién podría disipar las tinieblas de la ignorancia colectiva?
El “gran Jorge” está donde tiene que estar, donde estuvo siempre, trabajando para quien mejor paga. Pero eso sí, siempre en defensa de las libertades interesadas pero libertades al fin. La conducta del “gran Jorge” se adecua al contexto en el cual desarrolla su tarea. Su “humildad” es tan amplia que aceptó ser lacayo del “periodismo dependiente”con tal de luchar contra la “barbarie” de los sectores subalternos de la sociedad. El “gran Jorge” es hoy un heroico legionario que al toque del clarín responde al mandato de sus amos para reprimir la brutalidad de los seres que no han llegado todavía a la condición de humanos.
Habría que reflexionar sobre la transformación socio-cultural que se ha iniciado ya que ha motivado la aparición de comunicólogos como el “gran Jorge”. Con la “blancura” de la “mala leche” y el “tenor graso” de “La-nata”.

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