La propagación de una enfermedad que está diezmando la población mundial de estos insectos se debe a la mano del hombre.
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Los investigadores sostienen que la propagación de esa enfermedad se ha vuelto mucho más peligrosa a raíz de combinarse con la acción del ácaro varroa, un organismo que se alimenta de las larvas de estos insectos y transmite este mal.
Los autores del estudio, que se ha centrado en la secuenciación molecular del virus y los ácaros en 32 ubicaciones de 17 países, indican que es necesario limitar de manera "estricta" el movimiento de las abejas —aunque no se conozca si están infectadas por el ácaro— y que los apicultores tomen medidas para controlar la existencia de este parásito en sus colmenas, ya que "también puede afectar a los polinizadores salvajes".
"La idea clave de nuestro trabajo es que la pandemia mundial de virus en las abejas no es natural, sino provocada por el hombre. Por tanto, mitigarla está en nuestras manos", sentencia el profesor Mike Boots, adscrito a las universidades de Exeter y de Berkeley.
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