lunes, 27 de diciembre de 2010

Peces muertos a lo largo de 18 kilómetros. Soja maldita




Lo denunció el titular del club de pesca local. Lo atribuyen a las fumigaciones. 
Peces muertos a lo largo de 18 kilómetros comenzaron a aparecer desde hace ocho días en la laguna Indio Muerto, en el partido bonaerense de Saladillo, cuya Municipalidad hizo una denuncia penal. El Club de Pesca Saladillo lo atribuyó a la inadecuada fumigación con agroquímicos en campos del distrito lindero de Roque Pérez.
La laguna es, en realidad, unas 2.300 hectáreas de bañados, de la cuenca del arroyo Vallimanca, el que al ingresar en Saladillo toma su nombre. “Un lugar turístico y un centro de pesca”, la define Oscar Adorno, presidente del club de pesca, que tiene allí un camping, en el kilómetro 166 de la ruta 205, a 22 kilómetros de la ciudad.



Allí se hacía la Fiesta Provincial de la Tararira, hasta que la laguna comenzó a secarse a causa de la construcción de 22 kilómetros de canales clandestinos. “Intentaron vaciar el humedal, para sembrar campos linderos, que nunca habían sido sembrados porque son salitrales –relata Adorno–. La laguna prácticamente se secó, y aprovechando la sequía, la sembraron; pero nunca pudieron cosechar, porque apenas llueve, se inunda”. Pese a que la Justicia ordenó desactivar los canales en 2006, esto nunca ocurrió”.
“Hace diez días, la gente que estaba en el camping empezó a quejarse de picazón en el cuerpo y por el olor –contó Adorno a Clarín –. Vimos que había un ‘mosquito’ fumigando en el campo de enfrente, pegado al arroyo, pese a que durante los últimos veinte días sopló un viento nornoroeste permanente, de 20 a 40 kilómetros por hora. Y después andaba un avión azul, también fumigando”.
Los visitantes se fueron del camping. Dos días después aparecieron los primeros peces muertos. “La mortandad llega desde el centro de la laguna, hasta más allá del puente de Del Carril, que está a casi 20 km de la laguna”, precisó el presidente del club de pesca.
“El problema fue agravándose en los últimos años, con la llegada de la siembra directa, ya que era una zona típicamente ganadera. Empezamos a sentir quejas de los vecinos, que sufrían problemas respiratorios por pulverizaciones”, recordó el ingeniero agrónomo Gabriel Arisnabarreta, del grupo ambientalista Ecos de Saladillo.
Gracias a las movilizaciones, a fines de 2008 se sancionó una ordenanza, que fijó distancias y condiciones para fumigar. “Está vigente, pero falta control y difusión, y son los vecinos los que tienen que hacer la denuncia. Tampoco hay un plan de producción para la zona que quedó libre de agrotóxicos”, señala Arisnabarreta.
Esta vez, las fumigaciones fueron en el vecino partido de Roque Pérez, por lo que la directora de Gestión Ambiental de la comuna, Mariela Incollá, hizo la denuncia ante el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible. Ese mismo día, el jueves, hizo otro tanto ante la fiscalía penal de Saladillo, donde pidió el envío de un perito para analizar los peces muertos . “Las carpas que sacamos, son las más grandes, de 3 a 6 kilos; ignoramos por qué. Queremos saber si tienen algún poder residual que pueda afectar a otras especies”, comenta Adorno.
“Si no hay más mortandad, es por los canales –agrega–. El veneno, con la poca agua que hay, corre, y va matando”.

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