Pepe Escobar.-Incluso antes de su ominosa reunión de este lunes en la Casa Blanca, el presidente Barack Obama dejó claro, oficialmente, que el primer ministro israelí Benjamin “Bibi” Netanyahu no lo intimidaría.
¿Será verdad?
No importa cuál sea la gimnasia retórica realizada por Obama, se puede decir que Bibi el Matón determina continuamente lo que pasa en Washington. Peor todavía: el gobierno israelí dominado por el Likud juega por sí solo, con el lanzamiento a la depresión total de vastas esferas de la economía global, ya que su histeria lanza progresivamente los precios del petróleo hacia la estratosfera.
El mundo es rehén de los caprichos de Israel incluso mientras los miembros (más de 120) del Movimiento de los No Alineados (NAM) apoyan el derecho de Irán a enriquecer uranio y los miembros del BRICS Rusia, China e India, así como Turquía, rechazan el embargo del petróleo de EE.UU. y la UE –una verdadera declaración de guerra económica– contra Irán. La asamblea del Comité de Asuntos Público EE.UU.-Israel (AIPAC, por sus siglas en inglés) en Washington tiene lugar en un intimidante Coliseo cavernario donde la multitud acaudalada ulula al unísono pidiendo sangre iraní. Táctico pasable, pero pésimo estratega, el único juego de Bibi el Matón es “Bombardead Irán”.
Lo justifica con la “amenaza existencial” planteada por un Irán no nuclear a un Estado-guarnición de colonias con armas nucleares que está eliminando gráficamente a todo un pueblo (los palestinos) del mapa.
Otra prueba más de la falacia de la “amenaza existencial” fue suministrada la semana pasada por el propio Supremo Líder de Irán, el Ayatolá Ali Jamenei, incluso antes de la victoria absoluta de sus seguidores en las elecciones parlamentarias del viernes que convirtieron efectivamente al presidente Mahmud Ahmadineyad en un funcionario saliente.
Las palabras de Jamenei deben reproducirse una y otra y otra vez porque los medios corporativos de EE.UU. que reclaman sangre simplemente no lo hacen.
Dijo: "La nación iraní nunca ha buscado y nunca buscará armas nucleares. No cabe duda de que los responsables de la toma de decisiones en los países que se nos oponen saben perfectamente que Irán no quiere armas nucleares porque la República Islámica desde la lógica, la religión y la teoría, considera que la posesión de armas nucleares constituye un grave pecado y que la proliferación de tales armas es insensata, destructiva y peligrosa”.
Señor presidente, derribe este muro
Sin embargo, una vez más, la prueba gráfica de que Israel ejerce un virtual control absoluto de la política exterior de EE.UU. fue el espectáculo de un presidente estadounidense que se dirigía de modo defensivo al Coliseo del AIPAC. Aparte de un festival de intimidaciones orwellianas, para su crédito Obama por lo menos enfatizó la palabra “diplomacia”, no especificó ninguna “línea roja”, ni apoyó el que la mera “capacidad” de Irán de construir un arma nuclear constituya un casus belli. Después de todo, sabe que tiene más votantes estadounidenses judíos a su favor que en el electorado de EE.UU. en su conjunto.
Pero finalmente Obama cedió ante Bibi el Matón, ya que la retórica no se diferenció de la de Tony Soprano y el ominoso “componente militar” permaneció firmemente sobre la mesa.
A pesar de todo, Bibi el Matón –imitando su voracidad al devorar tierra palestina– todavía quiere más.
No importa qué ruta tomen –sobrevolando Siria y Turquía, e incluso si alcanzan los cruciales objetivos de Natanz, Arak, Isfahan y Fordow– los misiles Jericho de Israel no tienen ninguna posibilidad de paralizar, para no mencionar de destruir, el complejo aparato de toma de decisiones de la República Islámica. Olvidad el lenguaje de “humillación” y cambio de régimen. Incluso el general Amos Gilad, jefe del Buró de Seguridad Diplomática del Ministerio de Defensa de Israel, reconoció el pasado mes de octubre que Israel no puede ganar. Por eso Bibi el Matón quiere sacar una promesa formal de que EE.UU. hará el trabajo sucio.
Según un reciente sondeo en Israel, un 34% se opone al bombardeo de Irán. Pero un 42% está a favor si EE.UU. por lo menos lo apoya. Qué cómodo es enrolar a una superpotencia para que combata contra tus ficticias “amenazas existenciales”.
Bibi el Matón desea ansiosamente que un republicano elimine a Obama en noviembre. Obama sabe que no puede ser derrotado por el rey del Flipflop, Mitt Romney, o por el ayatolá Rick Santorum. Pero puede ser derrotado por la proverbial bomba de gasolina estadounidense. El problema es que, sometiéndose o no a las demandas absolutistas de Bibi el Matón, los precios del petróleo aumentan; ya lo han hecho en un 20%, y su aumento puede llegar a 50% si los especuladores piensan que existe la posibilidad de un ataque inminente.
Teherán puede tener la clave de neutralizar todo este psicodrama y la demencial especulación con los precios del petróleo. A finales de marzo o principios de abril, con su autoridad fortalecida inmensamente, los negociadores por cuenta del Ayatolá Jamenei estarán de vuelta en la mesa discutiendo el expediente nuclear con los P5+1: EE.UU., Francia, Gran Bretaña, Rusia y China, más Alemania.
El propio Obama también puede tener la clave. Puede hacer como Nixon –como cuando éste se entrevistó con Mao en 1972– y ofrecer un cara a cara a Jamenei. El complejo mediático-industrial-militar verá todos los matices de rojo. Pero realmente se necesitan redaños para ganar un Premio Nobel de la Paz. ¿Derribará Obama este muro (de desconfianza)?
Lo que sigue son pasajes del discurso de Obama en AIPAC centrado en Irán:
“Todos preferimos resolver este problema de forma diplomática”. “Habiendo dicho eso, los líderes de Irán no deben de tener duda acerca de la determinación de los Estados Unidos, al igual que no se debe dudar del derecho soberano de Israel a tomar sus propias decisiones acerca de lo que se requiere para satisfacer sus necesidades de seguridad. He dicho que cuando se trata de prevenir que Irán obtenga un arma nuclear, no dejaré ninguna opción fuera de la mesa, y estoy convencido de lo que digo.”
“Eso incluye todos los elementos del poder estadounidense: un esfuerzo político destinado a aislar a Irán; un esfuerzo diplomático para mantener nuestra coalición y asegurar que el programa iraní se controle; un esfuerzo económico para imponer sanciones paralizantes; y, sí, un esfuerzo militar para estar listo para cualquier contingencia”.
“Los líderes de Irán deben saber que no tengo una política de contención”. “Tengo una política para prevenir que Irán obtenga un arma nuclear. Y como lo he aclarado, una y otra vez durante el curso de mi presidencia, no dudaré en usar la fuerza cuando sea necesario para defender Estados Unidos y sus intereses”.
“Se habla demasiado de la guerra”. “Durante las últimas semanas, estas palabras sólo han beneficiado al gobierno iraní, al elevar el precio del petróleo, del cual dependen para financiar su programa nuclear. En aras de la seguridad de Israel, la seguridad de Estados Unidos y la paz y la seguridad del mundo, ahora no es el momento de bravatas, ahora es el momento de dejar que haga efecto el aumento de presión y de mantener la amplia coalición internacional que hemos construido; ahora es el momento de prestar atención a ese consejo eterno de Teddy Roosevelt: habla en voz baja, pero lleva un gran garrote".
“El hecho es que el compromiso de mi administración con la seguridad de Israel no tiene sin precedentes”. “Nuestra cooperación militar y de inteligencia nunca ha sido mayor. Los ejercicios conjuntos de entrenamiento nunca han sido más fuertes. A pesar de un entorno presupuestario difícil, nuestro apoyo a la seguridad (de Israel) se ha incrementado todos los años. Estamos invirtiendo en nuevas capacidades. Estamos proporcionando a Israel más tecnología avanzada –el tipo de productos y sistemas que solo se otorgan a nuestros amigos y aliados más cercanos, y no se equivoquen: vamos a hacer lo necesario para preservar la ventaja militar cualitativa de Israel– porque Israel siempre debe tener la capacidad de defenderse por sí mismo de cualquier amenaza”.
“Cuando el informe Goldstone acusó injustamente a Israel y lo expuso a la crítica, lo desafiamos”. “Cuando se aisló a Israel tras el incidente de la flotilla, lo apoyamos. Cuando se celebró la Conferencia de Durban la boicoteamos, y siempre vamos a rechazar el concepto de que el sionismo es racismo. Cuando se deciden resoluciones tendenciosas en el Consejo de los Derechos Humanos, nos oponemos a ellas. Cuando los diplomáticos israelíes temían por sus vidas en El Cairo intervenimos para salvarlos. Cuando se hacen esfuerzos para boicotear o desanimar la inversión en Israel, nos oponemos a ellos. Y cuando se hacen esfuerzos para deslegitimar el Estado de Israel, mi gobierno se enfrenta a ellos. Así que, a estas alturas, no debe de haber un ápice de duda: cuando la suerte está echada, cuidamos las espaldas de Israel”.
“No me disculpo por perseguir de la paz. Los mismos líderes israelíes comprenden la necesidad de la paz”. “El Primer Ministro [Benjamín] Netanyahu, el ministro de Defensa [Ehud] Barak y el Presidente Peres, todos ellos han llamado a dos estados, un Israel seguro al lado de un Estado palestino independiente”.
“Creo que la paz interesa a la seguridad de Israel por la realidad a la que se enfrenta: los cambios demográficos, las nuevas tecnologías, un entorno internacional extremadamente difícil –todos estos factores exigen una resolución de este asunto, y creo que la paz con los palestinos es consistente con los valores fundadores de Israel- debido a nuestra creencia compartida en la autodeterminación y porque el estatuto de Israel como Estado judío y democrático debe protegerse”.
“La relación entre EE.UU. e Israel simplemente es demasiado importante como para que la distorsiones la política partidista”. “La seguridad nacional de Estados Unidos es demasiado importante. La seguridad de Israel es demasiado importante”.
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su nuevo libro, recién aparecido, es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: pepeasia@yahoo.com .
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