Salvador López Arnal.-Catedráticos de física atómica, ingenieros nucleares, representantes del Foro Nuclear español (y de foros afines de otros países), la Agencia Internacional de Energía atómica, la industria nuclear, toda ella unida en posición de firmes y con la cara risueña, lo han repetido hasta la saciedad. Incluso después de la hecatombe atómica de Fukushima, no consiguieron permanecer con la boca cerrada. El mejor ataque es una buena defensa. “LBPS” eran las siglas de su slogan preferido. Limpia, si consideramos todo el ciclo nuclear, no es atributo apropiado; barata, si tenemos en cuenta todos los costes, es un adjetivo falsado (los costes de la construcción de la central de Finlandia ubican la afirmación en el archivo de las falacias de manual); pacífica es un término vinculado a aquella vieja y engañosa política propagandística de “Átomos para la paz” jamás llevada a la práctica. Nos queda la cuarta pata, la seguridad nuclear. ¿Podemos hablar así tras lo sucedido en Chernóbil y Fukushima? Veámoslo a propósito de las pruebas de seguridad de las centrales alemanas. Recuérdese, por otra parte, que el gobierno de Angel Merkel, en un gesto acaso electoralista pero en todo caso inesperado y único hasta la fecha, cerró de forma provisional siete reactores tras la crisis de Fukushima.
Olvidemos, en aras a la discusión, de otros accidentes de menor importancia en otras centrales. Supongamos por un momento que los accidentes de la central ucraniana y nipona jamás volverán a repetirse. De los residuos no hablemos, que hoy es miércoles y los jóvenes (y los no tan jóvenes) españoles están en pie de paz y rebeldía. Fijemos nuestra atención en los resultados de las pruebas de resistencia de las centrales germanas a las que han sido sometidas por la Comisión de Seguridad Nuclear de Alemania. [1]:
-Siete de las 17 centrales atómicas (es decir, más del 40%) no han logrado superar las pruebas de resistencia a las que las han sometido las propias autoridades germanas, no el grupo alemán de “Ecologistas en Acción”.
-Las plantas atómicas más antiguas fueron las que peores calificaciones obtuvieron en las pruebas de resistencia. Santa María de Garoña tiene una antigüedad similar.
-Cuatro centrales obtuvieron un cero de nota: no lograron puntuación positiva en ninguno -¡en ninguno!- de los exámenes propuestos.
-Ninguna planta atómica germana ha logrado superar todas las pruebas de resistencia que han tenido que afrontar. De nada en demasía en ningún caso.
-El ministro de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, del CDU, el partido de Merkel, no ha querido adelantar el cierre inmediato de las centrales que peores notas han obtenido tras los tres meses de moratoria que se les impuso. Eso sí, incluso un ministro de un gobierno de derecha o de centro derecha, matizando que el apagón no puede realizarse de forma inmediata, ha sido claro en sus conclusiones finales: "Debemos encontrar una forma de abandonar la energía atómica tan rápido como sea razonable".
-Angela Merkel ha anunciado ya, como es sabido, que antes del verano tendrá una lista una hoja de ruta para abandonar definitivamente la era atómica en Alemania.
-Alemania ha contado con el factor de un “ataque terrorista” o un accidente aéreo en su test sobre las instalaciones. La prueba no la han logrado superar ninguna de las plantas nucleares.
-Alemania, la principal potencia económica de Europa, ha realizado por su cuenta las pruebas de resistencia a sus centrales, a pesar de que ha sido a partir del 18 de mayo cuando la Comisión Europea ha tenido encima de la mesa la propuesta, sugerida por el Grupo Europeo de Reguladores de Seguridad Nuclear, de cómo deben ser los test a los que se someterán o deberían someterse las plantas europeas. ¿No era Alemania el modelo?, ¿a qué esperamos entonces?, ¿cuándo sometemos a pruebas a nuestras centrales? ¡Vente a Alemania Pepe (Blanco por ejemplo), vente Miguel (Sebastián), y toma nota!
Asentado lo anterior cabe de nuevo preguntarse con algo de indignación: ¿eran tan irracionales los portavoces del movimiento antinuclear alemán cuando señalaban ese y otros vértices? ¿Quiénes eran los indocumentados, los alarmistas, los ignorantes, los que agitaban miedos atávicos de la ciudadanía responsable? ¿Son anticientíficos, cultivadores de pseudociencias, los ecologistas hispánicos que ponen su mirada en esos mismos puntos como afirman algunos portavoces de foros y destacados miembros de la comunidad científica nuclear española?
Limpia, barata… y segura. ¡Qué risa tía Felisa!, ¡qué cara dura doñas Tepcotura e Iberdura!
Nota:
[1] http://www.publico.es/ ciencias/376855/siete- nucleares-alemanas-suspenden- en-seguridad
Olvidemos, en aras a la discusión, de otros accidentes de menor importancia en otras centrales. Supongamos por un momento que los accidentes de la central ucraniana y nipona jamás volverán a repetirse. De los residuos no hablemos, que hoy es miércoles y los jóvenes (y los no tan jóvenes) españoles están en pie de paz y rebeldía. Fijemos nuestra atención en los resultados de las pruebas de resistencia de las centrales germanas a las que han sido sometidas por la Comisión de Seguridad Nuclear de Alemania. [1]:
-Siete de las 17 centrales atómicas (es decir, más del 40%) no han logrado superar las pruebas de resistencia a las que las han sometido las propias autoridades germanas, no el grupo alemán de “Ecologistas en Acción”.
-Las plantas atómicas más antiguas fueron las que peores calificaciones obtuvieron en las pruebas de resistencia. Santa María de Garoña tiene una antigüedad similar.
-Cuatro centrales obtuvieron un cero de nota: no lograron puntuación positiva en ninguno -¡en ninguno!- de los exámenes propuestos.
-Ninguna planta atómica germana ha logrado superar todas las pruebas de resistencia que han tenido que afrontar. De nada en demasía en ningún caso.
-El ministro de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, del CDU, el partido de Merkel, no ha querido adelantar el cierre inmediato de las centrales que peores notas han obtenido tras los tres meses de moratoria que se les impuso. Eso sí, incluso un ministro de un gobierno de derecha o de centro derecha, matizando que el apagón no puede realizarse de forma inmediata, ha sido claro en sus conclusiones finales: "Debemos encontrar una forma de abandonar la energía atómica tan rápido como sea razonable".
-Angela Merkel ha anunciado ya, como es sabido, que antes del verano tendrá una lista una hoja de ruta para abandonar definitivamente la era atómica en Alemania.
-Alemania ha contado con el factor de un “ataque terrorista” o un accidente aéreo en su test sobre las instalaciones. La prueba no la han logrado superar ninguna de las plantas nucleares.
-Alemania, la principal potencia económica de Europa, ha realizado por su cuenta las pruebas de resistencia a sus centrales, a pesar de que ha sido a partir del 18 de mayo cuando la Comisión Europea ha tenido encima de la mesa la propuesta, sugerida por el Grupo Europeo de Reguladores de Seguridad Nuclear, de cómo deben ser los test a los que se someterán o deberían someterse las plantas europeas. ¿No era Alemania el modelo?, ¿a qué esperamos entonces?, ¿cuándo sometemos a pruebas a nuestras centrales? ¡Vente a Alemania Pepe (Blanco por ejemplo), vente Miguel (Sebastián), y toma nota!
Asentado lo anterior cabe de nuevo preguntarse con algo de indignación: ¿eran tan irracionales los portavoces del movimiento antinuclear alemán cuando señalaban ese y otros vértices? ¿Quiénes eran los indocumentados, los alarmistas, los ignorantes, los que agitaban miedos atávicos de la ciudadanía responsable? ¿Son anticientíficos, cultivadores de pseudociencias, los ecologistas hispánicos que ponen su mirada en esos mismos puntos como afirman algunos portavoces de foros y destacados miembros de la comunidad científica nuclear española?
Limpia, barata… y segura. ¡Qué risa tía Felisa!, ¡qué cara dura doñas Tepcotura e Iberdura!
Nota:
[1] http://www.publico.es/
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