lunes, 16 de mayo de 2011

FALLECIO JUAN CARLOS CHEBEZ, uno de los que trabajo por nuestra pacha mama


Es una enorme pérdida para la conservación de la naturaleza. 
El legado de Juan Carlos permanecerá por mucho tiempo presente entre nosotros. Conoceremos a muchos naturalistas, científicos y conservacionistas, que en los próximos años nos revelarán un comienzo alentado por él. Porque si algo en especial era Juan Carlos fue un "viverista" prolífico, de vocaciones noveles dedicadas finalmente al rescate de lo naturaleza. Siempre, la naturaleza nativa, y amenazada. Juan Carlos no cejaba un minuto en emplear todas las herramientas de su dote para atajar, a como se pudiera, esa naturaleza que se nos escapa de las manos.
Muchos de mi generación reconocen un comienzo de sus carreras impulsado por su aliento. Se hablaba entre pasillos de una "escuela chebeziana", para rotular la formación de quienes a veces alejados de las universidades (de las que nunca renegó, aunque prefirió no cursar), adoptaban un camino autodidacta, archivista, bibliófilo, de inventario, embebido en atavismos y expresiones culturales nativistas, a las que Juan podía enlazar como nadie, amalgamando en un solo verso a la especie perdida con la anécdota costumbrista.
Y de allí, a la acción para la conservación. No le faltó nunca ese salto: una urgente proyección a la creación de un área protegida, importar poco tamaño y forma. Al despacho del concejal, el intendente, el gobernador, o el Presidente si fuera necesario, con un proyecto por escrito. O a calentarle la oreja a cualquier político que buscara proyección, para que se luzca en un terreno en el que pocos lo hacen: creando áreas protegidas.
Juan Carlos fue el mejor agente de persuasión que yo conocí. Capaz de convencer al más distraído sobre la importancia de la causa. Y llegó a crear fanatismo. Lo que pasó en Misiones –su Misiones–, y que yo hoy definiría como la Revolución de la Diagonal Verde, en una provincia que además de estar llena de problemas para la selva está hoy también llena de reservas para ella, debemos reconocer que en buena medida se debe a él, o es consecuencia de las olas agitadas con sus manos.
Juan Carlos nos manda a plantar un árbol. Yo les aseguro que él plantó uno gigante. De esos que brotan después, por abajo de la tierra, aquí y allá. Plantitas que se vienen como el espinillo después de maltratar la tierra. Y que ya no importa si el árbol viejo se cae, o no se ve más, porque estos brotes siguen y siguen.
Les aseguro que se fue un grande. Anibal Parera
Tambien recibimos :
La Fundación Reserva del Iberá lamenta la pérdida irreparable de su vicepresidente, el Señor Juan Carlos Chebez, quien en vida fue un hombre como pocos, entregado a su pasión y de una profunda honradez intelectual.
Naturalista de pura sepa, pionero en la conservación de la naturaleza en la Argentina, con una inmensa capacidad de trabajo por el cuidado, protección y valorización de los bienes naturales. Supo desplegar y transmitir en sus diversas actividades, como investigador, como integrante de ONGs, como funcionario público, como escritor, como poeta, una fuerza en sus convicciones, que lo hacían brillar con luz propia. Los que tuvimos la suerte de conocerlo y disfrutar de su saber, estaremos eternamente agradecidos.
La Fundación Reserva del Iberá se compromete a honrar su memoria, continuando con su legado en la lucha por la defensa de la naturaleza.
Enviado por Enrique Lacour

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