Jose Luis Huarca, uno de los integrantes del grupo Sot:zil |
POR CESAR CHUPINA. En un país como Guatemala, donde da
nausea ver el basurero de las mas bajas expresiones en que se ha convertido el
teatro, da gusto participar de un hecho escenico tan genuino como Oxlajuj
B’aqtun del grupo artístico Maya Kaqchikel Sotz’il, que se presenta en varias
partes de la Republica
y fuera de ella no solo para mostrarnos un hecho teatral sino darnos una
enseñanza en el mismo.
Las y los ancestros dejaron escrito en códices y estelas el
reinicio de la nueva era o un nuevo amanecer, donde los diferentes calendarios
se alinearán para comenzar un nuevo ciclo de 13 B’aqtun El último día de la
presente es el próximo Kaji’ Ajpu’, Waxaqi’ Kamuku, previsto para el solsticio
de invierno del año 2012, que en el calendario gregoriano es el 12 de
diciembre. Este ciclo de tiempo es el que se representa en esta obra artística
del grupo Soltz’ij, para que se comprenda en el fin de un gran ciclo de tiempo
y el inicio de otro.
Leemos en la pagina http://sotziljay.wordpress.com/ que
“este montaje es en nombre de nuestros abuelos y abuelas, a ellos les debemos
los conocimientos y la inspiración, estamos aquí para continuar su legado.
También es un homenaje a todos los abuelos y abuelas que han luchado por
mantener el equilibrio desde la
Resistencia del Pueblo Maya, especialmente dedicado a
Lisandro Guarcax compañero, guía y fundador de Sotz’il Jay asesinado el día
Oxlajuj B’atz’ (25 de agosto de 2010). Porque como él decía: “Nqarayij chi
ronojel qasamaj nk’atzin chi nkitamab’ej nk’aj chïk winaqi’” (Deseamos que
todos nuestros esfuerzos se traduzcan en conocimiento del otro)”.
Oxlajuj B’aqtun del grupo artístico Maya Kaqchikel Sotz’il |
En la misma fuente, encontramos la Sinopsis de la obra. “Los
elementos energéticos se atraen y contraen en el cosmos para crear el fuego,
esencia de Vida. Estos se desplazan a través de espirales buscando la armonía,
pero hay fuerzas que provocan fuertes desequilibrios entre la luz y la
oscuridad, creando conflictos. Los señores de Xib’alb’a’ (los dueños del
inframundo) se enfrentan a los gemelos Jun Ajpu’ e Yaxb’alamkej, representados
en ese instante como el ser humano y el espíritu, a través del juego de pelota
y diferentes artimañas. El paso del tiempo y el movimiento de las energías
esenciales acompañan el conflicto entre fuerzas duales, opuestas pero todas
ellas necesarias para la existencia: ¿Está la Humanidad preparada para
honrar a las energías y darles su lugar para encontrar la armonía? ”.
En el programa de mano, encontramos el elenco técnico y
artístico.
Dirección artística: Víctor Manuel Barillas Crispín. Apoyo
técnico y logístico: Joselino Guarcax Yaxón y Clara Alicia Sen Sipac. Autoría:
Creación colectiva del Centro Cultural Sotz’il Jay. Música: Creación colectiva
del Grupo Sotz’il, excepto la última melodía: recopilación tradicional
Los personajes músico-danzantes son interpretados por
jovenes actores. Kukumatz, autoridad, sabiduría, verdad, ciclo del
tiempo-espacio: Mercedes Francisca García Ordóñez. Rujqalem, cargador del
tiempo: Juan Carlos Chiyal Yaxón. Wuqu’ Qak’ix: Siete Guacamayos, personaje
orgulloso, ambicioso, envidioso, mentiroso, destructivo, egocéntrico e
ignorante. Jun Ajpu’ e Yaxbalamkej, sol y luna, unidad y espiritualidad, visión
y luz; cerbatanero, caminante, ser humano y jaguar: Gilberto Guarcax González
(Ajq’ij) y César Augusto Guarcax Chopén. Keme’, inframundo, oscuridad, muerte:
Luis Ricardo Cúmes González. Tukur, búho, mensajero del inframundo: Marcelino
Chiyal Yaxón.
En conjunto logran un extraordinario montaje en el que
sobresale primero que nada la coordinación artística de Víctor Barillas quien
dicho sea de paso es uno de los mejores prospectos egresados de la ENAD aunque nunca me imaginé
el viraje espiritual que tomaría su carrera. Cierta vez me lo encontré
deambulando por la calle, como es su costumbre y me comento el aspecto
ritualistico que manejan en la agrupación. No cabe duda, pensé y lo confirmo
con este trabajo, es un elegido por los abuelos para rescatar la ancestralidad.
Como enamorado de la Cosmovisión Maya
quede fascinado con este montaje. Pero mas allá, es indudable la magnifica
interpretación en la que la expresión corporal ocupa un primerísimo lugar. Nos
recuerda muchísimo expresiones ancestrales de la misma cultura Maya y que
también encontramos entre chinos, indos y tailandeses. No cabe duda que, en ese
sentido, la humanidad tiene un origen común y rescatar la Cosmovisión Maya
en estos aspectos es volver al origen mismo.
En ese orden de ideas es interesante como se rescata el
aspecto ritualistico del Teatro, el cual nace en cualquier cultura como una
mera forma de acercar el macro con el micro cosmos y en este sentido este
montaje lo logra al explicarnos a neófitos, ignorantes y detractores de la Cosmovisión Maya
que de fin del mundo el 2012 no tiene nada. Sencillamente es como cuando los
occidentales terminamos el 31 de diciembre para dar inicio a un nuevo ano con
el 1 de enero. Claro que no un 31 de diciembre y 1 de enero cualquiera. La
analogía debe extenderse al inicio del milenio como sucedió en el 31 de
diciembre de 1999 y 1 de enero del 2000. No olvidemos que entonces también se
decía que todo iba a acabarse.
En el aspecto ritualistico, los elementos a usarse
trascienden la simbología. El fuego ocupa un primerísimo lugar y me atrevería
en una segunda o tercera lectura del hecho escénico que es el verdadero
protagonista porque no solo es el lazo de unión entre lo micro y lo macro sino
donde se ve el tiempo… es decir, donde se visualizo el futuro que ahora es
nuestro presente. Y en este sentido el circulo nos da varios espacios internos
y externos dentro de los personajes así como varios niveles de tiempo
connotando también que este es ciclo, circular.
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