Al mundo se le acaba el tiempo para asegurarse de que habrán
suficientes alimentos, agua y energía para cumplir las necesidades de una
población que crece rápidamente y así evitar que unas 3.000 millones de
personas caigan en la pobreza, advirtió el lunes un reporte de Naciones Unidas.
Dado que la población mundial parece encaminada a crecer a
cerca de 9.000 millones de habitantes para el 2040 desde los 7.000 millones
actuales, y a que el número de consumidores de clase media aumente en 3.000
millones en los próximos 20 años, la demanda por recursos subirá de forma
exponencial.
Incluso para el 2030, el mundo necesitará al menos un 50 por
ciento más de alimentos, un 45 por ciento más de energía y un 30 por ciento más
de agua, según las estimaciones de la
ONU , en momentos en que los cambios en el medio ambiente
están poniendo nuevas trabas al suministro.
Y si el mundo no logra controlar estos problemas, arriesga
condenar a hasta 3.000 millones de personas a la pobreza, según el reporte.
Los esfuerzos hacia un desarrollo sustentable no son lo
suficientemente rápidos ni profundos y carecen de voluntad política, dijo el
alto panel de sustentabilidad global de la ONU.
"El actual modelo de desarrollo global es insostenible.
Para lograr la sustentabilidad, se requiere una transformación de la economía
global", agregó el reporte.
"Mejorar lo accesorio no será suficiente. La actual
crisis económica global (. ..) ofrece una oportunidad para reformas
importantes", afirmó.
Aunque el número de personas viviendo en la pobreza absoluta
se ha reducido a un 27 por ciento de la población mundial desde el 46 por
ciento en 1990, y la economía global ha crecido un 75 por ciento desde 1992,
las mejoras en el estilo de vida y los cambios en los hábitos de consumo han
puesto a los recursos naturales bajo una tensión cada vez mayor.
Hay 20 millones más de personas desnutridas que en el 2000;
5,2 millones de hectáreas de bosques se pierden anualmente -un área del tamaño
de Costa Rica-; el 85 por ciento de todas las reservas de peces están sobreexplotadas
o desaparecidas, y las emisiones de dióxido de carbono subieron un 38 por
ciento entre 1990 y el 2009, lo que eleva el riesgo de un aumento del nivel de
los mares y climas más extremos.
El panel, que hizo 56 recomendaciones de desarrollo sustentable
para que se incluyan en las políticas económicas lo antes posible, dijo que se
necesitaba de una "nueva economía política".
"Utilicemos la próxima cumbre Rio+20 para iniciar esta
transición global hacia un modelo de crecimiento sustentable para el siglo XXI
que el mundo necesita con tanta urgencia", dijo la comisaria climática de la Unión Europea ,
Connie Hedegaard, en respuesta al reporte, refiriéndose a una cumbre de
desarrollo sustentable de la ONU
que se realizará en junio en Brasil.
Entre las recomendaciones del panel, se exhorta a los
gobiernos a acordar una serie de metas de desarrollo sustentable que
complementen las ocho Metas de Desarrollo del Milenio para el 2015 y creen un
marco de acción después de esa fecha.
Los gobiernos deberían trabajar con organizaciones
internacionales para crear una "revolución perenne", que al menos
duplicaría la productividad reduciendo el uso de recursos y evitando más
pérdidas en biodiversidad, indicó el reporte.
Los ecosistemas marinos y acuáticos deberían ser manejados
más eficientemente y debería haber un acceso universal a la energía sustentable
para el 2030.
Para hacer a la economía más sustentable, los precios de los
recursos naturales y el carbono deberían ser establecidos mediante sistemas de
impuestos, regulaciones o comercio de emisiones para el 2020, y los subsidios a
los combustibles fósiles deberían ser retirados.
Los sistemas de créditos y fiscales deberían ser reformados
para proveer de incentivos de largo plazo para prácticas sustentables así como
desincentivar los poco sustentables.
Los fondos de riqueza soberana y de pensiones, así como los
bancos de desarrollo y las agencias de desarrollo exportador, deberían aplicar
criterios de desarrollo sustentable para sus decisiones de inversión, y los gobiernos
y reguladores de los mercados bursátiles debieran revisar las normativas para
alentar su uso.
Los gobiernos y la comunidad científica debe
fortalecer la relación entre la política y la ciencia y Naciones Unidas debería
considerar nombrar un asesor científico jefe o un consejo que asesore al
organismo, dijo el informe.
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