Por Carlos “Chacho” Alvarez *.-El actual momento de América
latina debe aprovecharse en todas sus dimensiones. La principal: explorar los
acuerdos regionales y parciales que permitan la vertebración de un espacio
común integrado, es decir, la potenciación de un gran mercado interno ampliado
que, junto a los recursos naturales, es, sin duda, uno de los principales
atributos de nuestra región.
Frente a la declinación de Estados Unidos y la crisis de
Europa, dos situaciones que pueden llegar a ser de carácter más estructural que
coyuntural, América latina tiene la oportunidad de pasar a ser un actor
gravitante en la nueva geometría del poder mundial. Esto implica dedicarle
muchas energías y paciencia a explorar las complementariedades comerciales y
productivas a proyectos de desarrollo y modelos de inserción externos muy
diversificados. He aquí el gran reto para que la tan mencionada unidad
latinoamericana no sea sólo una foto de una familia con unidad de pasado pero
sin poder proyectarse como comunidad de destino. La capacidad que se tenga para
encontrar caminos de convergencia en el terreno de las opciones económicas,
comerciales y productivas (las culturales son casi naturales y más visibles y
viables) será la medida de cuánto la región podrá ser visualizada como un
espacio singular en proceso de construcción.
Para esto hay que poner en marcha debates, decisiones y
estudios que precisamente detecten las oportunidades de complementación y
convergencia, la formación de cadenas de valor subregional que puedan ir
integrándose a opciones globales, las estrategias compartidas de sustitución de
importaciones para enfrentar las asimetrías y armonizar los procesos
productivos. La potenciación de ventajas comparativas comunes para influir con
más fuerza en el mercado mundial, y el aprovechamiento asociado de ciertos usos
de la ciencia, la tecnología y la economía del conocimiento que, en general,
son una de las mayores asignaturas pendientes de casi todos los países de la
región.
En este camino, nos parece fundamental que los países puedan
comenzar a dar estos debates sin intentar imponer visiones hegemónicas, sino al
contrario, respetando cada una de las realidades nacionales y subregionales. Ir
encontrando coincidencias y puntos de acuerdo que permitan dar pasos
importantes de avance, mostrar que, pese a la diversidad, es posible seguir
construyendo.
En el mismo sentido, la actual presidencia de México en el
Grupo de los 20 es otra oportunidad invalorable para que tracemos algunas
líneas de acción compartidas frente a la crisis de legitimidad que atraviesa el
sistema capitalista a escala global.
América latina puede tomar un mayor protagonismo en la
definición de un nuevo sistema que coloque la política democrática sobre los
mercados y los poderes fácticos, la producción sobre la especulación y la
acumulación financiera, y las demandas de mayor igualdad sobre la concentración
del ingreso y la distribución cada vez más injusta de la riqueza. Sobre todo
este punto, ya que, pese al crecimiento sostenido de la economía en estos
últimos años, nuestra región continúa siendo la más desigual del planeta.
Algunas propuestas en común sobre la agenda global y los
cambios que se necesitan pueden ser muy significativos a la hora de mostrar una
tendencia acumulativa de coincidencias y una voluntad política diferente hacia
la síntesis y la búsqueda de la unidad en la diversidad.
Intercambios de experiencias, más cooperación,
fortalecimiento de las alianzas sur-sur, búsqueda de complementariedades y
mayor convergencia de los acuerdos hacia un espacio común, pueden expresar
grandes avances en un mundo caótico que necesariamente debe ir a nuevas formas
de gobernabilidad, contemplando la emergencia y el protagonismo de nuevos
sectores.
Desde la
Aladi (asociación que reúne a trece países y, entre ellos, a
las más importantes economías de la región) podemos contribuir a esta tarea
avanzando en los principales debates y tratando de ampliar y buscar
coincidencias mayores en los acuerdos que hoy ya tenemos, y que pueden
significar un aporte transcendente en la tarea de ir consolidando a la Celac como proyecto
estratégico y punto de llegada a la tan anhelada unidad latinoamericana.
* Secretario general de la Aladi.
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