La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, defendió hoy los
objetivos de la
Conferencia de la
ONU sobre Desarrollo Sustentable Río+20 ante un Foro Social
Mundial que anunció protestas globales contra la "economía verde".
"La crisis (financiera) le da un significado especial a
Río+20", declaró Rousseff ante unas 4.000 personas en el gimnasio
Gigantinho de Porto Alegre, donde dijo que en esa conferencia, que se celebrará
en Río de Janeiro en junio próximo, "los gobernantes y la sociedad civil
deberán debatir un nuevo modelo de desarrollo sustentable".
Según Rousseff, ese modelo deberá basarse en la premisa de
que "es posible incluir, proteger, producir y conservar", y además
ser "sustentable" en los aspectos "económico, social y
ambiental".
La presidenta defendió las "opciones" de Brasil en
términos de generación de energía, apoyadas en buena medida en hidroeléctricas
de gran tamaño que la mayoría de los movimientos del Foro Social han condenado,
y, pese a la resistencia de los activistas, aseguró que son "sustentables"
y ayudan a la superación de la pobreza.
Crítica a los países más desarrollados
También deslizó alguna crítica a los países más
desarrollados, al recordar que Brasil asumió compromisos para reducir sus
emisiones de gases contaminantes hace ya dos años, en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático
celebrada en Copenhague, y que "otros, mucho más ricos, lamentablemente
todavía no han anunciado nada".
En ese marco, apuntó además que la crisis financiera en
Europa y Estados Unidos esconde nuevos riesgos, entre los que citó la falta de
empleo y un aumento de la desigualdad en los países más ricos, lo cual alertó
de que puede atentar contra "la propia democracia".
Contra la "economía verde"
La voz de los movimientos del Foro Social Mundial la asumió
en el acto el diplomático boliviano Pablo Solón, reconocido defensor del medio
ambiente y activista del movimiento contra la globalización, quien condenó que
en los borradores de Río+20 se contemple impulsar la llamada economía verde.
"Eso convertirá a la naturaleza en una mercancía y
llevará a la privatización del medio ambiente" a través del comercio de
las tecnologías, las licencias y los servicios ambientales, sin atacar el
actual modelo de producción y consumo, declaró Solón.
Aclamado por los ecologistas, el diplomático boliviano
propuso al Foro Social iniciar "una gran campaña mundial contra la
economía verde" y llevar esas protestas a Río de Janeiro en junio próximo,
cuando el movimiento contra la globalización pretende celebrar una "Cumbre
de los Pueblos" en paralelo a Río+20.
"Vencer esa resistencia será un desafío mucho
mayor" que la lucha contra el Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA), aseguró Solón en referencia a esa iniciativa promovida por Estados
Unidos que finalmente naufragó por la oposición de los movimientos sociales y
los gobiernos de centroizquierda de Latinoamérica.
Invertir el gasto militar en defender la naturaleza
También criticó a los países que pretenden dejar la economía
verde en manos del sector privado por una supuesta falta de recursos
financieros en tiempos de crisis.
"Dicen que no hay dinero pero es mentira. Basta con
invertir el gasto militar en la defensa de la naturaleza", afirmó Solón,
quien subrayó que "el capitalismo actual y el capitalismo futuro pintado
de verde están poniendo en riesgo a todo el planeta".
En una reunión con miembros del Comité Internacional del
Foro Social, sostenida antes del acto en el Gigantinho, Rousseff había puesto
en tela de juicio buena parte del discurso del movimiento contra la globalización.
Según confiaron a periodistas algunos de los
participantes, entre quienes estuvieron el sociólogo portugués Boaventura de
Sousa Santos y el periodista español Ignacio Ramonet, la presidenta brasileña
les afirmó que el mundo actual precisa "alternativas" y que "el
discurso anticapitalista no dura ni cinco segundos".
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