Cómo empezar a escribir sobre un escritor. Sobre "EL" escritor. Así, resaltado y con mayúsculas. Es la primera pregunta en la tarea de escribir luego de un encuentro en vivo y en directo con Eduardo Galeano.
El periodista y escritor uruguayo pisó tierras mendocinas y su presencia impone las más cálidas palabras, el más afectuoso elogio y la amable predisposición de todos los sentidos para disfrutar de su oratoria, para releer sus escritos o para recordar aquellas frases que nos marcaron y nos abrieron los ojos (y las venas) como latinoamericanos. Probablemente, su eco resonará durante mucho tiempo en nuestros lápices.
Invitado por la UNCuyo a Mendoza para entregarle el doctorado Honoris Causa, el escritor ofreció una breve charla en el Centro de Información y Comunicación (Cicunc) de esa casa de altos estudios que ayer festejaba el 72° aniversario de fundación.
Esta giró en torno a los problemas del medio ambiente de la actualidad como la minería y la defensa del agua pura. También se refirió al papel de los medios de comunicación, los jóvenes en relación a su obra y sentó posición respecto a la intervención de las grandes potencias en Libia.
Sus palabras, ofrecidas con humor y su característica tranquilidad, fueron evidencia de ese cúmulo de conocimientos y buena memoria que pinta de pies a cabeza a una de las personalidades más importantes de los Siglos XX y XXI del continente del sur del mundo.
Traición a la naturaleza
Gran parte de su pensamiento estuvo dedicado a explicar su postura respecto a los temas ambientales que aquejan al mundo actual. Sobre todo su dedo señaló a la minería y apoyó el cuidado del agua. "El problema es que la defensa de los recursos naturales en América Latina, no es un tema popular. En la mayoría de los casos hay gente que se cree el cuento de las inversiones mineras o de la industria forestal para arrancar los recursos naturales. Después, se van y si te he visto no me acuerdo. Se van y chau", opinó.
Según Galeano, tanto las mineras como las empresas forestales o las plantas de energía nuclear son vendedores de felicidad y prosperidad: "Un día desaparecen dejando tras de sí sólo agujeros y fantasmas. Palacios vacíos, llenos de telarañas y también ilusiones rotas y esperanzas perdidas. Esto es lo que tiene que enseñarnos a defender nuestros recursos naturales".
Por esto es que el uruguayo, en coincidencia con el Día Mundial del Agua ha pensado dedicarle el doctorado a los militantes del agua. "(Ellos) son capaces de enfrentar no sólo a las empresas mineras que envenenan el agua sino también a la industria forestal, que seca la tierra. A los que cometen un imperdonable traición a la naturaleza tremenda sobre el agua para convertirla en negocio de pocos siendo como es ella un derecho de todos", remarcó con evidente convicción.
El escritor sostuvo que es necesario volver al transporte público, cambiando el modelo, ya que todo esto se hace para cumplir con los deberes de la sociedad de consumo. "Se trata de dar de comer a los autos y se olvidan que hay mil millones de hambrientos humanos en el mundo que merecen algo de atención. Nos damos cuenta sobre todo cuando ocurren tragedias como la de Japón", comentó.
Inocentes de la destrucción
Galeano no dudó en alabar a Ecuador y a Bolivia por haber incorporado a sus constituciones los derechos de la naturaleza, algo inédito en la historia de la humanidad. "La naturaleza estaba al servicio del hombre y se la consideraba un obstáculo opuesto a la historia de la humanidad. Por ese camino hemos llegado adonde estamos", opinó.
Contundente, agregó: "En realidad yo hablo en plural pero a sabiendas que yo y ustedes somos inocentes de esa destrucción. Yo no creo las historias de que todos somos responsables. La reducción del mundo a una suerte de porquería que hay que tirar al tacho de basura ha sido sobre todo obra de las grandes empresas que están haciendo ese desastre. Pero yo no me siento culpable de eso para nada".
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