Apenas quedan cuatro meses para que presidentes y ministros
de todo el mundo vuelvan plantearse la salud del planeta en una Cumbre de la Tierra. Simbólicamente ,
el encuentro retorna, 20 años después, a su ciudad de origen: Río de Janeiro
(Brasil) y de él es posible que nazca una Organización Mundial del Medio
Ambiente.
Remi Parmentier director de la consultora internacional de
sostenibilidad The Varda Group, ex director de Greenpeace y agente de la
primera línea de la negociación internacional en cuestiones medioambientales
desde hace más de tres décadas, explica las claves de Río+20 en una entrevista
con EFEverde.
El histórico activista francés ampliará esas claves este
lunes, 20 de febrero, en la conferencia "Incidencia Ambiental: Como
Manejarla" que se celebrará en la madrileña sala HUB de 19.00 a 21.30 horas.
Respuesta (R): La cumbre tendrá dos ejes: la economía verde
en el contexto de la erradicación de la pobreza y el marco institucional para
desarrollar esas nuevas políticas de sostenibilidad y esa economía verde.
Incluye temas transversales como definir unos objetivos del desarrollo
sostenible del milenio; o reforzar el Programa de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA) o transformarlo en una agencia especializada de Naciones
Unidas.
P: ¿Qué supondría que el PNUMA se transforme en una agencia?
R: Hasta ahora el PNUMA es el niño pobre de Naciones Unidas,
siendo sólo un programa y no una agencia depende de las aportaciones
voluntarias de los Estados lo que le hace estar en situación de vulnerabilidad.
Al depender de esas aportaciones voluntarias puede haber condicionantes.
Corremos el riesgo de que un país diga: 'Os voy a dar tantos millones pero ¡ojo
sobre este tema!', o 'Os doy el dinero para que tratéis este tema y no otro. De
hecho me consta que esto ha ocurrido y probablemente sigue ocurriendo.
Siendo agencia estaría al mismo nivel que la FAO , la UNESCO o la OMS , tendría un presupuesto
sólido y una estructura menos débil. Por eso, Río+20 avanza hacia la
transformación del PNUMA en la Organización Mundial del Medio Ambiente.
P: ¿En qué momento está el proceso de negociación entre los
países de cara a la Cumbre ?
R: El proceso comenzó hace año y medio. Hay reuniones cada
mes y medio en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York. En este momento se
están acelerando porque está en fase de negociación el texto de conclusiones de
la Cumbre , que
es un documento de unas 30 páginas, en el que se han tomado en consideración
los aportes de 677 informes con propuestas presentados por gobiernos,
organismos de la ONU
y organizaciones de la sociedad civil.
P: ¿Cuáles son los principales puntos que trata ese
documento de conclusiones?
R: Hay cinco prioridades acordadas con el desarrollo sostenible
como eje: la energía, las ciudades, la agricultura sostenible, los océanos, y
la respuesta ante los desastres, entendiendo como tal la capacidad de anticipar
y prevenir catástrofes.
P: ¿Qué tensiones está habiendo en la negociación?
R: Hay tensiones sobre los temas ligados al papel del
comercio internacional en las pautas de consumo. Debemos entender que deben
respetarse los imperativos ambientales sin comprometer ni distorsionar las
oportunidades de los países en vías de desarrollo.
Evidentemente, la
Cumbre estará condicionada por las tensiones en el marco del
Convenio sobre Cambio Climático y el Protocolo de Kioto. Hay gente que respira
más tranquila porque en Río+20 se hablará de otros temas a parte del cambio
climático, pero no es así porque el cambio climático condiciona el resto de
temas: los océanos, la agricultura, y la energía por supuesto... Esperamos que
se adopten metas concretas con calendarios de ejecución, por ejemplo para
empujar a las energías renovables.
Economía verde frente a economía gris
P: Cuando en Río+20 se hable de energías limpias, ¿Ese
planteamiento incluirá a la energía nuclear?
R: En ningún caso, aunque lo quisiese Francia u otros no es
concebible, es un tema divisorio. Además las alegaciones sobre seguridad y el
coste de las plantas nucleares están en entredicho aun más desde el accidente
de Fukushima. En cuanto a costes, si eliminamos los subsidios directos e
indirectos las renovables son mucho más económicas que la nuclear.
Y respecto a la seguridad, si la energía nuclear es tan
segura ¿por qué se limita la responsabilidad de los operadores por el daños
nucleares? Eso indica que la fe ciega en la energía nuclear no es tal, y esa
limitación de la responsabilidad por el daño es una forma de subsidio
encubierto. Las operadoras de las nucleares recogen los beneficios pero
comparten el daño con el resto de la sociedad.
P: ¿Cuál es el principal acuerdo que debería adoptarse en
Río+20?
R: Esa es la pregunta del millón. Estamos preocupados porque
hay mucho ruido de fondo pero no hay respuesta a esa pregunta, y el documento
de conclusiones está descafeinado. No obstante, lo más importante sería adoptar
un acuerdo real con un calendario sobre la eliminación de los subsidios dañinos
al medio ambiente, entendiendo por tales las subvenciones a las energías
fósiles, la pesca industrial o a determinado tipo de agricultura. No podemos
apostar por la economía verde y seguir subvencionando por detrás la economía
gris.
P: ¿Qué es para usted la economía verde?
R: Es la economía sostenible con el medio ambiente; y es
importante subrayar que es parte de la solución al déficit público que sufren
actualmente tantos países: en lugar de eliminar servicios sociales esenciales.
¿Por qué no eliminan los billones de subvenciones que están dañando el medio
ambiente? Me refiero a suprimir los 409 mil millones de dólares que reciben al
año las energías fósiles en el mundo, los 1.000 millones de euros que los
países de la Unión
Europea destinan a la pesca destructiva o a los 384 mil
millones que van a parar a la agricultura, dañando el medio ambiente y
distorsionado los mercados...
Cambio de rumbo
P: ¿Por qué es importante la Cumbre de la Tierra Río +20?
R: Esta cumbre es la última oportunidad para el planeta. Yo
deseo de verdad que cambiemos el chip, y que, para variar, la sociedad civil y
los medios puedan decir al final que ha supuesto un cambio de rumbo real.
P: ¿Cree que esta nueva generación de la que habla está más
o menos concienciada que la suya?
R: Está concienciada de manera distinta, pero está muy
condicionada por la crisis financiera y la crisis de valores; tienen
instrumentos de comunicación para movilizarse que no teníamos en los años 70
evidentemente, pero creo que discernir prioridades entre tanto ruido de fondo
es un desafío. En cualquier caso, cuando decimos que el futuro está en sus
manos, no es una expresión vacía, es que realmente lo está.
P: ¿Qué le llevó a hacerse ecologista?
R: Tenía 18 años cuando allá por 1974 cuando Valéry Giscard
d'Estaing y François Mitterrand se disputaban la presidencia francesa. Sus
discursos me aburrían y acudí a escuchar al primer candidato verde en Francia,
un agrónomo visionario llamado René Dumont. Me acerqué a su sede de campaña que
era un barco en el Sena, su discurso me interesó y allí conocí a gente con los
que me hice militante ecologista. Después vinieron las campaña de protección de
las ballenas con Amigos de la
Tierra , y en el 77 decidimos crear las dos primeras oficinas
de Greenpeace en Europa, en Londres y en París; buscamos un barco, el Raimbow
Warrior, y así empezó todo.
Arriesgarse e innovar
P: ¿Qué receptividad encontró en la sociedad española de comienzos
de los ochenta cuando llegó a Madrid para crear Greenpeace España?
R: Mucho optimismo en algunos ambientes y recelo en otros.
Montar la sede de una ONG internacional es algo muy común hoy pero no entonces.
Hoy la influencia de los actores no estatales en la política internacional es
tremenda. Aún así, Greenpeace arrancó en España con grandes logros, como
conseguir que la Fosa
Atlántica dejara de ser un basurero nuclear o prohibir la
caza de ballenas.
P: ¿Cuál ha sido el gran logro de las organizaciones
ecologistas en las últimas décadas?
R: Instaurar el principio de precaución, e incidir en que
tenemos la obligación de actuar antes de que se cause el daño ambiental. Eso no
significa que ese principio se aplique correctamente, pero también en esta parte,
la sociedad civil debe ser más perro guardián.
P: ¿Y el mayor fracaso?
R: Hay que vertebrar más los movimientos para que no se
diluyan. Por ejemplo, la juventud fue estupenda movilizándose la primavera
pasada, pero tiene el desafío de cómo mantener los ejes de esa movilización. La
sociedad necesita una metamorfosis y eso lleva su tiempo, pero el daño,
especialmente a la biodiversidad, es irreversible, con lo cual hay que acelerar
esa metamorfosis.
P: ¿Qué consejo le daría a un joven activista y qué lectura
le recomendaría?
R: Que hay que arriesgarse y ser innovador. Yo no
me arrepiento de haber estado siempre en la brecha; así es que marqué una
diferencia. El riesgo de ser no convencional es mucho menor que el riesgo de
quedarse con los brazos cruzados, en un mundo tan inseguro. Recomendaría leer a
Edgar Morin, un hombre que combina la reflexión y acción desde su época de
resistente contra la ocupación nazi cuando era estudiante, hasta ahora a sus 90
y pico años. Un intelectual que ha estado en la brecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario