Depositado en la sede general de las Naciones Unidas pero
muy poco conocido, existe un archivo formado por los documentos sobre 10.000
casos de criminales de guerra durante la Segunda Guerra
Mundial, desde las acusaciones belgas contra Adolfo Hitler hasta el juicio de
un comandante japonés por incitación a las violaciones.
Investigadores británicos y estadounidenses quieren que se
abra al público ese archivo -formado por centenares de miles de páginas
depositadas en 400 cajas- por primera vez en 60 años, por considerar que no
solamente son históricamente valiosas, sino que podrían ilustrar precedentes
legales que harían comparecer ante la justicia a algunos de los criminales de
guerra de hoy día.
El archivo pertenece a la Comisión de Crímenes de
Guerra de las Naciones Unidas, creada en octubre de 1943 por 17 naciones
aliadas para emitir listas de presuntos criminales de guerra -integradas por
unas 37.000 personas- y examinar las acusaciones en su contra, lograr su
detención y juicio.
El presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt usó por
primera vez la expresión “Naciones Unidas” en 1942 en referencia a los países
que se comprometieron a combatir el nazismo alemán y sus aliados. La ONU , con 193 miembros, nació
en octubre de 1945.
La comisión de crímenes de guerra fue derogada en 1948, y
al año siguiente, la secretaría de la
ONU dispuso que los archivos estuvieran disponibles solamente
a los gobiernos de forma confidencial. En 1987, un acceso limitado fue
concedido solamente a investigadores e historiadores.
Entre los documentos obtenidos por Plesch, y vistos por The
Associated Press, figura una carta enviada por Bélgica a la comisión el 15 de
marzo de 1945, alegando acusaciones no específicas contra Hitler, dos meses
antes de concluir la guerra.
Las minutas de las reuniones del comité en 1947 documentan
casos en Grecia y Polonia sobre violaciones y asesinatos en masa. Otro
documento, firmado por el general Douglas MacArthur, Comandante Aliado Supremo
del Pacífico, detalla la condena de un comandante japonés por permitir o
incitar a sus soldados a la violación de una mujer.
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