lunes, 13 de febrero de 2012

El MEK y el Estado patrocinador de grupos terroristas


Glenn Greenwald.-Una de las historias políticas de las que menos se ha informado en el último año es la devota propugnación por parte de numerosos destacados personajes políticos estadounidenses de un grupo que hace tiempo ha sido calificado formalmente de organización terrorista según la ley de EE.UU. Un amplio reparto bipartidista ha recibido sustanciales emolumentos de ese grupo, los Muyahidín-e Khalk (MEK), y se convirtió en su apasionado defensor. El grupo de socios de MEK incluye a antiguos altos funcionarios de Bush y otros republicanos (Michael Mukasey, Fran Townsend, Andy Card, Tom Ridge, Rudy Giuliani) así como destacados demócratas (Howard Dean, Ed Rendell, Bill Richardson, Wesley Clark). Como informó en agosto pasado The Christian Science Monitor esos individuos “han recibido pagos de decenas de miles de dólares para que se pronuncien en apoyo a los MEK”. No importa lo que uno piense de ese grupo –vea un resumen de sus actividades–, está clasificado formalmente como grupo terrorista y por lo tanto es un delito suministrar algún “apoyo material” según la ley de EE.UU.


Existen varios aspectos notables en esta historia. El primero es que hay numerosos musulmanes en EE.UU. que han sido procesados por suministrar “apoyo material al terrorismo” por mucho menos de lo que estos políticos estadounidenses han estado haciendo públicamente por cuenta de un grupo terrorista designado. Un vendedor de televisión satelital de Staten Island fue sentenciado en 2009 a cinco años en una prisión federal solo por incluir un canal de televisión de Hizbulá como parte de un paquete satelital que vendió a sus clientes; un residente de Massachusetts, Tarek Mehanna, está siendo proceso “por colocar material pro yihadista en Internet”; un residente legal paquistaní de 24 años que vive en Virginia, Jubair Ahmad, fue acusado en septiembre pasado de subir un vídeo de 5 minutos a YouTube que critica acerbamente las acciones de EE.UU. en el mundo musulmán, un supuesto acto criminal solo porque los fiscales afirman que discutió el vídeo anticipadamente con el hijo del dirigente de una organización designada como terrorista.
(Lashkar-e-Tayyiba); un estudiante de posgrado árabe saudí, Sami Omar al-Hussayen, fue procesado simplemente por mantener un sitio web con enlaces “a grupos que elogian atentados suicidas en Chechenia e Israel” y sitios “yihadistas” que solicitaban donaciones para grupos extremistas (finalmente fue absuelto); y en julio pasado, un ex estudiante de Penn State de 22 años, hijo de un instructor de la escuela, Emerson Winfield Begolly, fue acusado –en términos del FBI– de “utilizar repetidamente Internet para promover la yihad violenta contra los estadounidenses” al subir comentarios a un foro “yihadista”, incluido un comentario que elogió los tiroteos” en una base del Cuerpo de Marines, una acción que el antiguo abogado de Obama, Marty Lederman dijo “no parece diferente a primera vista del tipo de defensa de conducta ilegal que tiene derecho protección efectiva según la Primera Enmienda”.
A pesar de todo existen numerosas personalidades políticas estadounidenses que reciben honorarios importantes de un grupo designado legalmente, según el derecho estadounidense, como organización terrorista. Aparte de eso, se reúnen repetidamente con los dirigentes terroristas de ese grupo (Howard Dean dijo a NPR el año pasado sobre la líder del grupo, Maryam Rajavi: “Realmente he cenado con la Sra. Rajavi en numerosas ocasiones. No la considero muy parecida a un terrorista” y ha insistido en que se la debería reconocer como presidenta de Irán, mientras Rudy Giuliani le dijo públicamente en una conferencia en París: “Apoyáis las ansias más importantes del alma humana, y es simplemente una vergüenza que vuestra organización se califique de organización terrorista”). Y después de recibir honorarios del grupo terrorista y de reunirse con sus líderes terroristas, esos personajes políticos estadounidenses siguen y diseminan mensajes a favor de los MEK por su cuenta y trabajan para que los borren de la lista de terroristas.
En vista de todos los procesamientos de musulmanes sin poder político por muchas menos conexiones con grupos terroristas que las acciones de estos poderosos personajes políticos (pagados), ¿qué argumento existe para no procesar a Dean, Giuliani y al resto por suministrar “apoyo material al terrorismo”? Lo que están suministrando a los MEK es el “apoyo material” definitivo. Aunque esas actividades (junto con las de los musulmanes procesados mencionados anteriormente) deberían constituir libertad de expresión protegida, el gobierno de EE.UU. ha encarcelado repetidamente a gente por ellas. Por cierto, como señaló el profesor de derecho de Georgetown, David Cole, esas actividades por cuenta de MEK son claramente enjuiciables como “apoyo material al terrorismo bajo el estándar propugnado por el Departamento de Justicia de Obama y Bush y aceptado por la Corte Suprema en el caso de Holder contra Humanitarian Law de 2009, que sostuvo que incluso la defensa pacífica por cuenta de un grupo terrorista puede ser enjuiciada si se hace en coordinación con el grupo (irónicamente, muchos de estos partidarios pagados de MEK han sido desde hace tiempo propugnadores de una amplia aplicación de los estatutos de “apoyo material” (es decir, cuando se aplican a musulmanes) e incluso han elogiado el caso de Humanitarian Law. Si tuviéramos algo que se aproximara remotamente a una aplicación equitativa de la ley, Dean, Giuliani, Townsend y los demás serían procesados por ayudar a terroristas.
Además, existe desde hace tiempo la desconcertante pregunta de dónde consiguen los MEK todo el dinero para pagar a esos funcionarios estadounidenses. Por cierto, la campaña pro MEK se ha financiado generosamente. Como señaló Christian Science Monitor: “Aparte de la serie de eventos muy concurridos en prestigios hoteles y lugares estadounidenses, y en París, Bruselas y Berlín, la campaña ha incluido anuncios de página completa en The New York Times y Washington Post que pueden costar 175.000 dólares cada uno”. MEK, básicamente, no es más que un culto nómada: después de que se pusieron de parte de Sadam Hussein en su guerra contra Irán, los aborrecieron ampliamente en Irán y sus 3.400 miembros vivieron mucho tiempo en campos de Irak, pero el gobierno de Malaki ya no los quiere en su territorio. ¿Cómo puede ese culto terrorista variopinto de disidentes iraníes, ampliamente abominados en Irán, financiar campañas tan costosas y mantener a funcionarios estadounidenses en su nómina?
Todos estos misterios se aclararon ampliamente en un informe de ayer en NBC News de Richard Engel y Robert Windrem. Citando a dos “altos funcionarios estadounidenses” anónimos, ese informe presenta dos afirmaciones sorprendentes: (1) que fueron los MEK los que perpetraron la serie de asesinatos de científicos nucleares iraníes y (2) que el grupo terrorista está “financiado, entrenado y armado por el servicio secreto de Israel”. Esos altos funcionarios también admitieron que “el gobierno de Obama está informado de la campaña de asesinatos” pero afirma que “no está directamente involucrado”. Irán ha insistido desde hace tiempo en que Israel y EE.UU. están utilizando a los MEK para realizar ataques terroristas en su territorio, incluido el asesinato de sus científicos, y NBC señala que esas declaraciones “confirman las acusaciones de los dirigentes de Irán”. (Los MEK emitieron una declaración negando el informe).
Si estos altos funcionarios estadounidenses dicen la verdad, esto provoca una serie de preguntas y conclusiones vitales. Primero, significaría que las afirmaciones de los socios estadounidenses pagados, como Howard Dean, de que “están desarmados” son totalmente falsas: quienquiera que asesinase a esos científicos obviamente está bien armado. Esto aniquilaría completamente el esfuerzo para sacar a los MEK de la lista de grupos terroristas designados; después de todo el asesinato de los científicos iraníes mediante el uso de bombas y armas es un acto que define a un grupo terrorista, por lo menos del modo que la ley de EE.UU. trata de definir el término. Tercero, esto solucionaría para siempre el debate en el que estuve involucrado el pasado mes sobre si el ataque a esos científicos iraníes constituye terrorismo; como dijo ayer Daniel Larison: “Si es verdad, los asesinatos de los científicos nucleares iraníes fueron cometidos por un grupo terrorista reconocido. ¿Pueden todos reconocer ahora que esos ataques fueron actos de terrorismo?”
Cuarto, y lo más importante: si este informe es verídico, ¿no constituye una prueba definitiva de que Israel es, por definición, un Estado patrocinador del terrorismo? Dejando de lado todo lo demás, si Israel, como informa NBC, ha “financiado, entrenado y armado” a un grupo oficialmente designado por el gobierno de EE.UU. como organización terrorista, ¿no constituye el acto definitivo de cómo se convierte oficialmente en un “Estado patrocinador de terrorismo”? Sorprendentemente, como señala Daniel Larison, uno de los que me atacaron más ruidosamente por calificar de “terrorismo” el asesinato de científicos iraníes y por argumentar en general que terrorismo es un término sin sentido aplicado cínicamente -Jonathan Tobin deCommentary– publicó ayer una justificación de por qué Israel debería estar trabajando con grupos terroristas como los MEK. Larison dice sobre el artículo de Tobin:
En otras palabras, el patrocinio por parte del Estado de Israel de un grupo terrorista es aceptable porque es por una buena causa… Porque Israel reacciona con fuerza ante la amenaza que percibe de Irán, Tobin cree que es totalmente defendible que Israel se asocie con un grupo terrorista reconocido. En otras palabras, Tobin cree que el terrorismo es “totalmente defendible” mientras lo cometa la gente apropiada y esté dirigido contra los objetivos correctos. Es como si se esforzara por vindicar a Glenn Greenwald.
Desde luego, como documenté en mi último libro, los que están bien conectados política y financieramente son libres para cometer incluso los crímenes más escandalosos; por ese motivo, la idea misma de enjuiciar a Giuliani, Rendell, Ridge, Townsend, Dean y sus amigos por su trabajo remunerado por cuenta de un grupo terrorista es impensable, una sugerencia que no es adecuada en una compañía decente, a pesar de que los musulmanes sin poder han sido cruelmente perseguidos por conexiones mucho menos escandalosas con grupos semejantes. Pero este incidente solo subraya el punto específico de que el término terrorismo carece completamente de sentido, es manipulador y dañino: no es más que un término cínico para deslegitimar la violencia e incluso los actos políticos emprendidos por enemigos de EE.UU. mientras protegen de las críticas al verdadero terrorismo emprendido por ellos y sus aliados. El espectáculo en el que un grupo designado como terrorista puede pagar a importantes políticos estadounidenses para que lo defiendan incluso cuando emprenden violentos actos terroristas, mientras son entrenados, financiados y ayudados por el principal Estado cliente de EE.UU., debería terminar para siempre la controversia sobre un alegato que salta tan obviamente a la vista.
Glenn Greenwald (GGreenwald@salon.com) es un exabogado constitucional y de los derechos civiles y autor de dos éxitos de ventas en la lista del New York Times, sobre los abusos del poder ejecutivo y de la política exterior del gobierno de Bush. Su libro recién publicado With Liberty and Justice for Some, es una acusación al sistema categorizado de justicia de EE.UU.

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