Desafiando las fronteras nacionales, indígenas de países
latinoamericanos se están articulando de forma inédita en oposición a las obras
que afectan sus territorios y las políticas transnacionales de integración.
Con la ayuda de tecnologías modernas y de conexiones
históricas, indígenas de diferentes grupos tienen como meta unificar posiciones
en organizaciones internacionales como Naciones Unidas y la Organización de
Estados Americanos. También se comparten experiencias exitosas en toda América
Latina en disputas con gobiernos y empresas.
"Estamos estudiando todas las conquistas de nuestros
parientes (pueblos indígenas) en el continente para aprovechar sus experiencias
aquí en Brasil", afirma Marcos Apurinã, coordinador general de la Coiab (Coordinación de las
Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña ).
"Nuestros problemas son prácticamente idénticos a los
de los indígenas de otros países",
Esa aproximación está encabezada por las grandes
organizaciones indígenas nacionales y por movimientos regionales, como la Coordinación de las
Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), que agrega grupos de
Ecuador, Bolivia, Brasil, Colombia, Guyana, Guayana Francesa, Perú, Surinam y
Venezuela.
Además de mantener a las organizaciones afiliadas informadas
sobre disputas que involucran a indígenas de los países miembros, Coica tiene
programados encuentros entre sus integrantes.
En las reuniones se discuten, entre otros temas, formas de
presionar a los gobiernos a demarcar territorios, cómo recurrir a organismos
internacionales para hacer valer los derechos indígenas y el impacto de las
grandes obras en las comunidades tradicionales.
"Nos preocupa la nueva forma de desarrollo conocida
como economía verde. Entendemos eso como un esfuerzo para la exploración de los
recursos naturales en los territorios indígenas", señaló Rodrigo de la Cruz , coordinador técnico de
Coica.
Cruz cita algunas obras que considera dramáticas para los
indígenas en América Latina: en Brasil, la hidroeléctrica de Belo Monte; en
Bolivia, la construcción de la carretera que atravesaría el parque nacional
Tipnis; en Ecuador, la exploración petrolífera en la Reserva de la biosfera
Yasuní; en México, la carretera Bolaños-Huejuquilla; y en América Central, el
Proyecto Mesoamérica (integración de las redes eléctrica y de transporte de
México a Colombia).
Todas las obras anteriores son o fueron objeto de protestas
de indígenas. Y, como parte de ellas afecta a pueblos tradicionales en más de
un país, también entrarán en el programa de los encuentros entre indios de
regiones fronterizas.
Obras transnacionales
El reportaje de Brasil fue en la frontera con Perú,
donde indígenas de ambas partes se han reunido para tratar los efectos de una
serie de obras destinadas a ampliar la integración binacional en los próximos
años.
La primera de ellas -la carretera interoceánica, que une el
noroeste brasileño con puertos peruanos en el Pacífico- salió del papel en 2011
y trajo, según los indígenas, varios problemas a la región, como la
deforestación y la minería ilegal.
Jaime Corisepa, presidente de la Federación Nativa
del Río Madre de Dios y Afluentes, principal movimiento indígena del
Departamento peruano de Madre de Dios, dice temer un empeoramiento de las
condiciones en caso que los próximos proyectos de integración salgan del papel.
Uno de ellos es el acuerdo energético que dispone la construcción de seis
hidroeléctricas en Perú para abastecer al mercado brasileño.
Las protestas de los indígenas contra el acuerdo hicieron
que el gobierno peruano lo suspendiera y anunciara que sólo entrará en vigor
después de que las comunidades tradicionales sean consultadas, conforme
determina la Convención
169 de la
Organización Internacional del Trabajo.
Vínculos históricos
La articulación entre pueblos indígenas de los países
amazónicos también es facilitada por factores históricos. Marcela Vecchione,
consultora de la
Comisión Pro-Indio de Acre, afirma que las fronteras de la
región fueron definidas conforme criterios económicos y no tomaron en cuenta a
las comunidades presentes allí que, en muchos casos, fueron divididas por los
límites nacionales.
A lo largo de varias décadas, según ella, esos pueblos
mantuvieron una relación intensa con los dos países vecinos, cruzando las fronteras
libremente. Pero con la demarcación de las tierras indígenas por los gobiernos
nacionales en las últimas décadas, ese flujo migratorio se redujo, aunque
muchos pueblos binacionales (o incluso trinacionales, en algunos casos)
mantengan alianzas por medio de matrimonios y relaciones de parentesco con
indios de países vecinos.
Es el caso de los manchineri, que viven en la región
fronteriza entre Brasil y Perú. Son comunes los casos de indios de ese grupo
que pasan parte del año en un país y el resto en el otro.
Geraldo Manchineri, que vive en una aldea indígena en Perú,
siempre visita a sus familiares del lado brasileño: un reportaje lo encontró en una plaza
en Brasiléia (Acre).
Según Ricardo Verdum, doctor en Antropología de la Universidad de Brasilia,
los pueblos indígenas comenzaron a articularse en encuentros internacionales en
las décadas de 1960 y 1970, cuando los países africanos y asiáticos luchaban
para librarse del yugo europeo. La evolución del diálogo resultó en la Convención 169 de la OIT , de 1989, y en la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas, de 2007.
Pero agrega que el gran desafío de los movimientos es hacer
que los países que suscribieron los documentos los respeten.
Para eso, según Verdum, en los últimos anos, la articulación
entre indígenas (especialmente en América Latina) se ha intensificado y ha
ganado contornos más institucionales, con la creación de órganos para hacer
frente a las políticas de los estados nacionales.
"Hoy, ellos están más atentos, buscando organizarse de
forma políticamente autónoma", afirmó
Verdum dijo esperar que, en algunos países, ese proceso dé
lugar a la creación de parlamentos de los pueblos indígenas, órganos que serían
vinculados a los poderes legislativos nacionales y servirían para la
elaboración de políticas específicas para los indios.
Conferencias virtuales
Además de dialogar sobre desafíos comunes en reuniones
internacionales, los indígenas latinoamericanos están usando internet para
alinear posiciones sobre temas que no necesariamente involucran grandes obras o
conflictos con gobiernos.
Tashka Yawanawá, líder de la Asociación Sociocultural
Yawanawá, que actúa en Acre, mantiene un blog (awavena.blog.uol.com.br) y usa
internet para hacer videoconferencias con pueblos de países vecinos.
En los últimos días, dice haber conversado por Skype con
indios peruanos sobre modos para que las comunidades tradicionales se puedan
beneficiar de los "servicios ambientales" que prestan (como la plantación
de hierbas medicinales o la preservación ambiental en sus territorios). El tema
fue debatido en un encuentro reciente en Filipinas.
Según Tashka, la humanidad de hoy vive "en una aldea
global en la que todo está conectado".
"Hoy los pueblos indígenas no pueden más huir
del hombre blanco, de la tecnología. Tenemos que actualizarnos, prepararnos
para encarar ese nuevo mundo".
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