"Año de la Agricultura ",Habana
Fidel:
Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más
en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no
haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de
revolucionario.
He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de
pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.
Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días,
me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con
tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos
esfuerzos.
Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad
al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.
Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí
dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis
seres queridos... y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una
parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me
inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir
con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera
que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier
responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora
definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y
especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo
al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he
estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo
sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser
revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer
nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos
pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo,
pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo
quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.
Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte!
Te abrazo con todo fervor revolucionario,
Che
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