Julio C. Gambina.-El debate en la coyuntura se concentra en la inserción internacional de la Argentina.
De un lado es la discusión sobre qué hacer con YPF, la política hidrocarburífera y la presión del Estado español y las autoridades de la Unión Europea.
De otro, los debates en Cartagena sobre las cumbres presidenciales de los países de América que excluyen a Cuba, y donde la Argentina intenta un pronunciamiento solidario con la causa Malvinas en el sentido en que lo viene haciendo nuestramérica.
La cuestión petrolera tiene sus bemoles, pues existen muchas hipótesis puestas a rodar por informaciones de prensa y no fehacientes políticas comunicadas por el gobierno para su discusión al conjunto de la sociedad, o por lo menos al Parlamento. Desde esas hipótesis es que voceros del gobierno español anticiparon probables sanciones a la Argentina. Es el mismo camino asumido por EEUU y otros países sobre medidas proteccionistas aplicadas por Argentina.
El dato concreto es la quita de concesiones petroleras a Repsol y otras compañías, por parte de los gobiernos provinciales, los que ejercen la gestión de la propiedad provincial de los recursos naturales en la Argentina. ¿Esas quitas suponen un cambio de política en materia de hidrocarburos? Hasta donde sabemos, los pazos se ofertan en licitaciones para ser explotados por otras empresas transnacionales, en todo caso asociadas a nuevas empresas estatales provinciales sin recursos, tecnología o experiencia, algo similar a lo que nacionalmente se lleva adelante con Enarsa asociada a emprendimientos económicos con otras empresas extranjeras.
Tal como venimos sosteniendo, falta un debate sobre qué hacer con YPF, y la ecuación no se agota en re estatización o re privatización. El fracaso de la privatización es el resultado actual luego de 20 años de iniciativa privada (todo bajo periodos constitucionales); y esa política ganó consenso ante el deliberado debilitamiento de la experiencia estatal, sea por subordinación de la burocracia que gestionaba la empresa, vendiendo petróleo subsidiado a la ESSO o la SHELL, o endeudando la empresa pública en momentos de alza internacional de los precios del petróleo. El estatismo y el privatismo fracasaron, por lo que se abre paso la “socialización” lo que supone la intervención del Estado, los trabajadores y la sociedad en su conjunto, desde que la energía es un derecho y no una mercancía.
En paralelo, ello implica una discusión sobre la forma de ejecución del proyecto, donde lo que se discute es la expropiación o la indemnización, tema que no puede atenderse al margen de la recurrente remisión de utilidades al exterior, que para el caso Repsol supuso la transferencia del 97% de sus ganancias, cubriendo así la crisis en España con excedentes generados en la Argentina. Claro que a la hora de pagar o cobrar, los gobernadores reclaman lo propio, y eso nos lleva a sugerir que no puede abordarse la cuestión petrolera sin una reforma fiscal que asegure recursos para las Provincias, especialmente en gasto social, al tiempo que se revierta la propiedad de los recursos naturales al Estado Nacional.
Respecto de la Cumbre de las Américas, no solo se trata de dejar de excluir a Cuba de esas reuniones, y de la solidaridad para con Argentina y su reclamo sobre la soberanía en las Malvinas, sino de reconocer los cambios ocurridos en la región luego de 18 años de “cumbres”.
Cuando las cumbres se iniciaron el 1994, con Clinton en la administración estadounidense existía un auge de las políticas neoliberales que bregaban por la liberalización de la economía, y por ello el principal proyecto de las cumbres presidenciales era el ALCA.
La situación es hoy muy distinta. Por un lado, la realidad es la crisis mundial del capitalismo y la crítica a las políticas hegemónicas en nuestra región en los 80´ y en los 90´. Por el otro, hoy existen propuestas de integración regional que excluyen a Norteamérica en su configuración, tal el caso de la CELAC o Unasur, que teniendo en su seno disputas de rumbos estratégicos sobre el modelo de desarrollo, suponen una mirada centrada en respuestas desde la propia región.
Un tema específico en el cónclave en Colombia lo constituye la bilateral entre el Presidente de EEUU y la mandataria Argentina. En ese encuentro se supone que Obama reclamará por pagos a sentencias contra la Argentina en el CIADI y sobre los efectos de las restricciones a las importaciones.
Es un dato que la inserción subordinada de la Argentina con Europa y EEUU supone mayor dependencia y presión imperialista sobre el país, mientras que la creciente vinculación con la región nuestramericana y otros países del sur del mundo implica transitar el rumbo de la potencial independencia, claro que ello no es considerado sin beneficio de inventario por aquellos que hegemonizan el sistema mundial del capitalismo.
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