Robert Fisk.-Este mes, Oriente Próximo ha visto a un presidente de Estados Unidos degradado. Más que eso, ha corroborado el prestigio más bajo de EEUU en la región desde que, en 1945, Roosevelt se reuniera con el rey Abdul Aziz en el barco USS Quincy en el Lago “Great Bitter”
Mientras Barack Obama y Benjamin Neranyahu representaban su farsa en Washington con Obama tan servil como siempre – los árabes seguían adelante con la seria tarea de cambiar su mundo, manifestándose, luchando y muriendo por las libertades que nunca tuvieron. Obama divagó sobre el cambio en Oriente Próximo y el papel de EEUU en la región. Estuvo patético. “¿Que es esta cosa de ‘papel’?”, me preguntó un amigo egipcio el fin de semana: “¿Todavía se creen que nos importa lo que piensan?”
Y esto es verdad. El fracaso de Obama en apoyar las revoluciones árabes hasta que estuvieron casi terminadas, hizo que EEUU perdiera la mayor parte de su crédito restante en la región. Obama estuvo callado en el derrocamiento de Ben Alí, solo se unió al coro de críticas contra Mubarak dos días antes de su salida, condenó al régimen sirio, que ha matado más personas que cualquier otra dinastía en esta “primavera” árabe a excepción del espantoso Gadafi, dejando claro que desearía la continuidad de Assad, moviendo su débil puño ante la crueldad del pequeño Bahrein y manteniendo un absoluto, asombroso silencio sobre Arabia Saudí. Anda de rodillas ante Israel. Por tanto, ¿Resulta extraño, que los árabes den la espalda a EEUU, no desde la furia o la ira, ni con amenazas o violencia, sino con desprecio? Son los árabes y sus congéneres musulmanes de Oriente Próximo quienes están tomando las decisiones por sí mismos.
Turquía está furiosa con Assad porque éste prometió en dos ocasiones hablar de reformas y elecciones democráticas, faltando por lo tanto a su palabra. El gobierno turco ha enviado por dos veces delegaciones a Damasco y en la segunda visita, de acuerdo a los turcos, Assad mintió a su ministro de exteriores, al que le insistió sin rodeos que haría retornar de las calles de las ciudades sirias a las legiones de su hermano Maher. Fracaso en hacerlo. Los torturadores continúan su trabajo.
Observando los cientos de refugiados que salen de Siria a través de la frontera norte de Líbano, el gobierno turco está temiendo una repetición de la gran masa de refugiados kurdos iraquíes que inundaron su frontera como consecuencia de los desastres de la guerra del golfo en 1991, y por ello elabora sus propios planes secretos para impedir a los miles de kurdos de Siria desplazarse a las áreas kurdas del sudeste de Turquía. Así, los generales turcos han preparado una operación que enviaría varios batallones de tropas turcas dentro de Siria con el objetivo de configurar un “área segura” para los refugiados sirios dentro del califato de Assad. Los turcos están planeando avanzar más allá de la ciudad fronteriza siria de Al Qamishli, a medio camino de Deir el-Zour (aunque no se hable de ello, las otrora desérticas planicies de la muerte en el holocausto armenio de 1915), para proporcionar un “techo seguro” para aquellos que huyen de la masacre en las ciudades sirias.
Entre tanto los cataríes están tratando de impedir que Argelia reabastezca a Gadafi con tanques y vehículos blindados – esta fue una de las razones por las que el emir de Qatar, el más sagaz del Golfo arábigo, visito al presidente argelino Abdelaziz Bouteflika la semana pasada. Qatar está comprometido con los rebeldes libios de Benghazi; sus aviones están volando sobre Libia desde Creta y, no revelado hasta ahora, tiene oficiales cataríes asesorando a los rebeldes dentro de la ciudad de Misrata, en el occidente de Libia; pero si realmente los vehículos blindados argelinos estuvieran siendo entregados a Gadafi para reponer el material que ha sido destruido por los ataques aéreos, esto explicaría el ridículo y lento progreso que está teniendo la campaña de la OTAN contra Gadafi.
Desde luego todo depende de si Bouteflika realmente controla su ejército o si el “poder” argelino, que está repleto de generales conspiradores y corruptos, es por donde se hacen las entregas. El equipamiento argelino es superior al de Gadafi y de esta forma, por cada tanque que pierda, Gadafi puede obtener un modelo mejorado para reemplazarlo. Por debajo de Túnez, Argelia y Libia comparten unas 750 millas de frontera desértica, una ruta de acceso fácil para pasar armas a través de la frontera.
Pero los cataríes están también afectados por la malicia de Assad. La concentración de recursos por Al Jazeera en el levantamiento sirio, (sus imágenes gráficas de los muertos y heridos, resultan más abrumadoras que cualquiera de nuestros dóciles informativos de televisión occidentales se atreverían a difundir) tiene a la televisión estatal siria todas las noches despreciando al emir y al estado de Qatar. El gobierno sirio ha suspendido hasta cuatro mil millones de libras en proyectos de inversión catarí, incluyendo las pertenecientes a las empresas Qatar Electricity y Water Company.
Entre todos estos grandes y épicos acontecimientos; Yemen puede todavía convertirse en el mayor baño de sangre de todos, mientras que el número de “mártires” en Siria ha sobrepasado las víctimas de los escuadrones de la muerte de Mubarak hace cinco meses, ¿Es alguna sorpresa que las travesuras de los señores Netanyahu y Obama parezcan tan irrelevantes?, en realidad, la política de Obama hacia Oriente Próximo, cualquiera que sea, parece a veces tan chapucera que es apenas merecedora de estudio. Apoya, desde luego, la democracia, pero a continuación admite que esto puede entrar en conflicto con los intereses de EEUU. En esa maravillosa democracia llamada Arabia Saudí, EEUU está actualmente pujando por un acuerdo de venta de armamento por 40.000 millones de libras y asistiendo a los saudíes para desarrollar una nueva fuerza de “élite” con el objetivo de proteger el reino del petróleo y futuros emplazamientos nucleares. De aquí el temor de Obama a enfadar a Árabia Saudí, (donde dos de los tres hermanos líderes están ahora tan incapacitados que no podrán tomar en adelante decisiones con juicio, desafortunadamente uno de estos dos parece ser el rey Abdullah), y su escasa voluntad para permitir que perviva el régimen de la familia Assad tan propensa a cometer atrocidades. Desde luego, los israelíes preferirían con mucho que continuara la “estabilidad” de la dictadura siria; mejor el oscuro califato conocido que los odiados islamistas que pudieran surgir de las ruinas. Pero ¿Es este argumento lo suficientemente valido para que Obama lo apoye cuando los ciudadanos de Siria están muriendo en las calles por lograr la clase de democracia que el presidente de EEUU dice que quiere ver en la región?
Uno de los más frívolos elementos de la política exterior de EEUU hacia Oriente Próximo se funda en la idea de que los árabes son de alguna forma más estúpidos que el resto de nosotros, desde luego que los israelíes, más alejados de la realidad que los occidentales, que no entienden su propia historia. Así ellos tenían que estar rezando, disertando y halagando a Clinton y su estirpe, tanto como sus dictadores hicieron y hacen, figuras paternas guiando a sus hijos por la vida. Pero los árabes son mucho más ilustrados que lo fueron ellos hace una generación; millones hablan un perfecto inglés y pueden entender muy bien todo, la debilidad de la política y la irrelevancia de las palabras del presidente. Escuchando el discurso de 45 minutos de Obama este mes, (el “comienzo” de cuatro días enteros de declaraciones ambiguas y autobombo por el hombre que trató de llegar al mundo musulmán hace dos años en El Cairo y a continuación no hizo nada), uno pudiera haber pensado que el presidente de EEUU había iniciado las revueltas árabes en vez de quedarse al margen por temor.
Hubo una interesante desintegración lingüística en las palabras del presidente durante aquellos críticos cuatro días. El jueves 19 de mayo, se refirió a la continuación de las “colonias” israelíes. Un día después, Netanyahu lo interpretó como “ciertos cambios que habían tenido lugar sobre el terreno”. A continuación cuando Obama dirigiendose el domingo al AIPAC, lobby judío de EEUU (American Israel Public Affairs Committee), había adoptado pusilánimamente esa expresión absurda propia de Netanyahu, hablando también de “nuevas realidades demográficas sobre el terreno”. ¿Quién hubiera creído que estuviera hablando sobre las internacionalmente ilegales colonias judías construidas sobre una tierra robada a los árabes, en uno de los mayores atracos a mano armada de propiedades ocurrido en la historia de “Palestina”? Retraso en la paz, que va a afectar a la seguridad israelí, anunció Obama, al parecer no sabe que el proyecto de Netanyahu es seguir retrasando, retrasar y retrasar hasta que no quede tierra para el estado palestino “viable” que los Estados Unidos y la Unión Europea supuestamente desean ver.
A continuación llegamos al interminable meollo sobre las fronteras de 1967. Netanyahu las denominó “indefendibles” (aunque parecen haber sido bastante defendibles durante los 18 años anteriores a la guerra de los Seis Días) y Obama, al parecer no consciente del hecho de que Israel debe ser el único país en el mundo que tiene una frontera este que no sabe dónde está, dijo entonces que hubo un malentendido cuando habló sobre el 67. No importa lo que dice. George W Bush se doblegó hace años cuando le dio a Ariel Sharon una carta en la que se establecía la aceptación por Estados Unidos de “los principales centros de población israelíes ya existentes” más allá de las líneas de 1967. Para aquellos árabes que estuvieron dispuestos a escuchar el discurso de un Obama descolocado, esto fue demasiado rastrero. No podían entender la reacción a la presencia de Netanyahu dirigiéndose al Congreso. ¿Cómo pueden los políticos estadounidenses levantarse y aplaudir a Netanyahu 55 veces ¡55 veces! con más entusiasmo que los chaqueteros parlamentarios de Assad, Saleh y demás?
¿Qué quiso decir al mundo el Gran Retórico cuando dijo que “cada país tiene derecho a defenderse”, pero que Palestina sería “desmilitarizada”? Lo que quiso decir es que Israel podría atacar a los palestinos (como por ejemplo ocurrió en 2009, cuando Obama traicioneramente guardo silencio), mientras los palestinos tomarían nota de lo que les esperaba si ellos no se comportaban de acuerdo a las reglas, porque no tenían armas para defenderse por ellos mismos. En cuanto a la propuesta de Netanyahu, los palestinos deben elegir entre la unidad con Hamás o la paz con Israel, lo cual resulta totalmente extraño. Cuando no había esa unidad, Netanyahu nos dijo a todos nosotros que no había interlocutor palestino porque los palestinos estaban desunidos y ahora, cuando se unen, los descalifica para mantener conversaciones de paz.
Desde luego el cinismo crece cuanto más vives en Oriente Próximo. Recuerdo por ejemplo, viajar a Gaza en los primeros años 80, cuando Yasser Arafat estaba dirigiendo su OLP como un pequeño estado en Beirut. Ansioso por destruir el prestigio de Arafat en los Territorios Ocupados, el gobierno israelí decidió dar su apoyo a un grupo islamista de Gaza llamado Hamás. De hecho, yo vi con mis propios ojos al jefe del ejército del comando sur israelí, negociando con barbudos oficiales de Hamás dándoles permiso para construir más mezquitas. Es justo decirlo desde luego, que al mismo tiempo nosotros estábamos también alentando a un tal Osama bin Laden para que combatiera al ejército soviético en Afganistán. Pero los israelíes no renunciaron a Hamás. Posteriormente mantuvieron otra reunión con la organización en Cisjordania; el tema fue portada del Jerusalem Post al día siguiente. Sin embargo no se escuchó ni un gemido desde Estados Unidos.
Continuando con otro momento que puedo recordar en el curso de esos años. En los primeros años 90, Hamás y miembros de la Yihad, todos palestinos, fueron arrojados al sur de la frontera de Líbano, donde pasaron más de un año acampados sobre las heladas montañas. Les estuve visitando de vez en cuando y en una ocasión mencioné que viajaría a Israel al día siguiente; inmediatamente un hombre de Hamás corrió a su tienda y volvió con un ordenador portátil; a continuación me facilitó el número de teléfono de tres políticos israelíes, (dos de los cuales todavía hoy siguen siendo destacados), cuando llegué a Jerusalén y llamé a los números, todos ellos resultaron ser correctos. En otras palabras, el gobierno israelí había mantenido un contacto personal y directo con Hamás. Pero ahora esa historia ha sido desprovista de cualquier reconocimiento. Hamás son los super-terroristas, los representantes de “Al Qaeda” en el liderazgo de la Palestina unificada, los hombres del diablo que aseguran que nunca llegará la paz entre palestinos e israelíes. Si esto sólo fuera verdad, la Al Qaeda real estaría más que feliz de llevar tal responsabilidad. Pero esto no es verdad; en el mismo contexto, Obama afirmó que los palestinos tendrían que responder a cuestiones sobre Hamás: Pero, ¿Por qué lo deberían hacer? Lo que Obama y Netanyahu piensen sobre Hamás es ahora irrelevante para ellos. Obama advierte a los palestinos que no pedirá la estatalidad a Naciones Unidas en septiembre. Pero ¿Por qué rayos no? Si la población de Egipto y Túnez y Yemen y Libia y Siria (todos nosotros estamos esperando las siguientes revoluciones ¿Jordania, Bahréin otra vez, Marruecos?), pueden luchar por su libertad y dignidad, ¿Por qué no deberían hacerlo los palestinos? Sermoneados durante décadas en la necesidad de una protesta no violenta, los palestinos eligen ir a Naciones Unidas llevando su grito de legitimidad, sólo para ser privados de sus derechos por Obama.
Habiendo leído todo sobre los “Palestine Papers” revelados por Al-Jazeera, no hay duda que los negociadores oficiales “palestinos” irán por todos los medios a conseguir algún tipo de pequeño estado. Mahmoud Abbas, que dirigió el contenido escrito de un libro de 600 páginas sobre el “proceso de paz” sin una sola mención a la palabra “ocupación”, que podría incluso doblegarse sobre el proyecto de Naciones Unidas, lo hizo temeroso de las advertencias de Obama en lo que sería un intento de “aislar” Israel y así deslegitimar el estado israelí, o “el estado judío” como ahora lo denomina el presidente de EEUU. Pero Netanyahu está haciendo más que ninguno para deslegitimar su propio estado; de hecho, se está pareciendo más y más a los bufones árabes que hasta ahora han ensuciado el Oriente Próximo. Mubarak vio una “mano extranjera” en la revolución egipcia (Iran, por supuesto). Así lo hizo el príncipe de la corona de Bahrein (Iran de nuevo). Así lo hizo Gadafi (Al-Qaeda, imperialismo occidental, lo que se quiera). Así lo hizo Saleh de Yemen (Al-Qaeda, Mossad y Estados Unidos). Así lo hizo Assad de Siria (islamismo, probablemente Mossad, etc). Y así lo hace Netanyahu (Iran, naturalmente suficiente, Siria, Líbano, casi cualquiera que se pueda pensar excepto Israel mismo).
Pero como este disparate sigue, las placas tectónicas temblaran. Dudo mucho si los palestinos permanecerán en silencio. Si hay una “intifada” en Siria, ¿Por qué no una tercera intifada en “Palestina”? No una lucha de bombas humanas suicidas, sino de masas, protestas enormes de millones. Si los israelíes disparan a unos pocos cientos de manifestantes que trataban (y en algunos casos lo consiguen) de cruzar la frontera israelí hace casi dos semanas, que harán si se enfrentan a miles o millones. Obama dice que el estado palestino no debe ser declarado por Naciones Unidas. ¿Pero, por qué no? ¿A quién importa en Oriente Próximo lo que dice Obama? Parece que ni siquiera a los israelíes. La primavera árabe pronto llegará a ser un verano cálido y también habrá un otoño árabe. Para entonces, el Oriente Próximo puede haber cambiado para siempre. Lo que Estados Unidos diga no importará nada.
Original en inglés: http://www.independent.co.uk/opinion/commentators/fisk/who-cares-in-the-middle-east-what-obama-says-2290761.html
Traducido para el CSCA por Juan Pablo Crespo
Fuente: http://www.nodo50.org/csca/agenda11/misc/arti99.html
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